
El final de la temporada 2 de "The Apothecary Diaries" nos dejó con una escena tan inesperada como desconcertante: Loulan, la joven que todos creían muerta, aparece viva y vende sin dudar la horquilla que le regaló Maomao. Para muchos fanáticos, este acto fue un golpe emocional, ya que el adorno representaba no solo un gesto de afecto, sino también un vínculo entre ambas mujeres. ¿Por qué Loulan se desprendió de algo tan significativo?
PARA ENTENDERLO, HAY QUE MIRAR MÁS ALLÁ DEL OBJETO
La horquilla no solo era un regalo, era un símbolo. Un fragmento del pasado que Loulan, al sobrevivir y reaparecer, parecía querer dejar atrás. Aunque la horquilla fue clave para salvarle la vida, mantenerla podría haber sido una forma de anclarse a una historia que ya no deseaba revivir. A veces, dejar ir algo físico es el primer paso para sanar emocionalmente.

Desde su perspectiva, Loulan ya no podía volver a lo que fue. Sabía que Maomao no era una persona apegada a las cosas materiales, y que incluso le había dado la horquilla con libertad, sin esperar que fuera atesorada eternamente. Por eso, al venderla, no cometía una traición: hacía uso del regalo en función de sus nuevas necesidades. Era un acto de autonomía, aunque para los espectadores pareciera frialdad.
Además, el desprendimiento tiene una lectura simbólica aún más profunda. Loulan, ahora libre y decidida a explorar el mundo, no quería llevar consigo recordatorios de un pasado lleno de traumas, pérdidas y encierro. La horquilla representaba su vida anterior: una historia marcada por la tragedia, el silencio y la falsa muerte. Liberarse de ese peso era también un modo de abrir la puerta a un nuevo comienzo.

LOS FANS PENSABAN QUE LOULAN MINIMIZABA EL LAZO CON MAOMAO
Sin embargo, esa decisión puede interpretarse como un gesto de respeto silencioso. Sabiendo que probablemente nunca volvería a verla, Loulan no destruyó la horquilla ni la olvidó: la dejó ir. Lo hizo con la esperanza de que algún día regresara a manos de su dueña original y le llegara un mensaje claro y poderoso: “Estoy viva”.
Este giro narrativo cierra el arco de Loulan con una nota agridulce. Su historia no necesita un reencuentro para tener sentido. Su libertad, su decisión de viajar y su forma de desprenderse de los recuerdos construyen un retrato de una mujer que, pese a todo lo vivido, sigue eligiendo seguir adelante, aunque eso implique soltar lo que alguna vez la sostuvo.
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