
Para la mayoría de personas, una moneda de 10 centavos no representa más que una fracción de dólar que suele pasar desapercibida entre el cambio diario. Pero en el fascinante mundo del coleccionismo numismático, estos pequeños objetos pueden esconder un valor impensado. Bajo ciertas condiciones y con características específicas, algunos “dimes” han sido vendidos por decenas o incluso cientos de miles de dólares. Y lo más asombroso: podrían estar más cerca de lo que imaginas.
LAS MONEDAS DE 10 CENTAVOS QUE PUEDEN VALER MUCHO DINERO
1. Dime de 1919-S con bandas completas
Una de las joyas más codiciadas es esta pieza de la serie Mercury Dime que deslumbra tanto por su diseño como por su rareza. Esta moneda, acuñada en la Casa de Moneda de San Francisco, presenta la icónica imagen de la Libertad con un gorro frigio alado.
Lo que la hizo destacar fue la claridad con la que se aprecian las “full bands” en el reverso, una señal inequívoca de una acuñación de calidad excepcional. En 2023, un ejemplar calificado como MS66 fue vendido por la asombrosa suma de US$132,000.
Las “full bands” son un detalle sutil pero crucial: se refieren a las bandas que envuelven el ‘fasces’ romano en el reverso de la moneda. Cuando estas se presentan nítidas y perfectamente separadas, indican un golpe de troquel excepcionalmente preciso. Aunque técnicamente aún es posible encontrar estas monedas en circulación, su valor se dispara únicamente si conservan este detalle intacto. De lo contrario, no valen más que su denominación original.

2. Dime 1942/1
Otra estrella del mundo numismático es el dime de 1942/1, cuya rareza nace de un error de acuñación. En esta moneda, es visible una sombra del número “1” detrás del “2” del año 1942, evidencia de que el troquel de 1941 fue reutilizado accidentalmente. Este pequeño pero evidente error ha convertido a esta moneda en una verdadera pieza de culto entre coleccionistas. En 2016, un ejemplar en estado MS66 se vendió por US$76,375, a pesar de no tener las codiciadas bandas completas.
Los errores de acuñación no solo generan confusión en su momento, sino que años después pueden transformarse en una verdadera mina de oro para quienes los conservan. Si tienes un dime de 1942, conviene mirarlo con atención: si ese pequeño “1” sobresale tímidamente antes del “2”, podrías tener en tus manos un auténtico boleto premiado.

3. Dime de 1975 sin marca de ceca
Esta pieza es la más misteriosa y valiosa de todas. Esta moneda no solo desafía las probabilidades, sino también las reglas de la propia Casa de Moneda. En 1975, todas las monedas proof debían llevar la marca “S” de San Francisco, sin embargo, un error permitió que al menos dos ejemplares escaparan sin esta identificación. Uno de ellos fue subastado en 2019 por nada menos que US$456,000.
El hecho de que solo existan dos unidades conocidas eleva su estatus casi al nivel de leyenda. Estas piezas fueron creadas como monedas “proof”, es decir, con un acabado especialmente fino y pulido para coleccionistas, lo que hace aún más extraño que no tengan la marca de ceca. Si alguna vez ves un dime de 1975 sin esa diminuta “S”, no lo dejes pasar: podrías estar sosteniendo una de las monedas más raras —y caras— de la historia reciente.
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