Las calles del centro de Los Ángeles se transformaron en un campo de batalla improvisado el fin de semana, cuando las protestas contra las redadas migratorias desembocaron en enfrentamientos con las fuerzas de la Guardia Nacional. Lo que comenzó como manifestaciones de descontento por el operativo de ICE en la ciudad, pronto se convirtió en un torbellino de gas lacrimógeno, municiones no letales y barricadas improvisadas.
¿CÓMO INICIÓ EL CAOS EN LOS ÁNGELES?
Todo empezó frente al Centro de Detención Metropolitano, custodiado por la Guardia Nacional. Manifestantes y activistas, indignados por las detenciones arbitrarias y el endurecimiento de las políticas migratorias, se congregaron al mediodía y no tardaron en chocar con las fuerzas federales. El despliegue de la Guardia Nacional, criticado como una “perturbación” por la representante Maxine Waters, exacerbó el enojo de la multitud.
Muchos autos acabaron incendiados en Los Ángeles (Foto: AFP)
/ De acuerdo con reportes de prensa, la tensión se disparó alrededor de las 3:00 p.m., cuando la muchedumbre se trasladó desde el Ayuntamiento hasta las inmediaciones del Centro de Detención. Allí, la Guardia Nacional respondió con gas lacrimógeno y disparos de municiones no letales, mientras los manifestantes lanzaban proyectiles y fragmentos de concreto. La policía declaró una asamblea ilegal en la zona de Alameda y ordenó la dispersión.
En medio del caos, la rabia de los manifestantes se volcó contra al menos cinco vehículos autónomos Waymo, que terminaron incendiados cerca de la histórica Placita Olvera. Aunque no se reportaron personas heridas, las imágenes de los autos en llamas avivaron la tensión en las redes sociales y en las calles.
Miles de personas extendieron su manifestación hasta el Freeway 101 (Foto: AFP)
/ LA AUTOPISTA FREEWAY 101 SE CONVIRTIÓ EN OTRO FRENTE DE BATALLA
Miles de personas bloquearon el tráfico y cerraron la salida hacia Aliso Street, mientras la Patrulla de Caminos de California (CHP) luchaba por recuperar el control de la autopista. Desde los puentes peatonales, curiosos y simpatizantes miraban el pulso entre manifestantes y agentes, que terminaron recuperando los carriles sur tras intensos forcejeos.
Horas antes, la orden de Trump de desplegar a 2,000 efectivos de la Guardia Nacional se había convertido en un punto de quiebre entre el gobierno federal y el gobernador de California, Gavin Newsom. Newsom exigió la revocación de la orden presidencial, argumentando que las fuerzas federales respondían a intereses políticos y no a la seguridad de los californianos.
Mientras tanto, ICE defendía sus operativos, alegando que habían arrestado a un abusador doméstico y a un violador infantil. En un comunicado, la agencia culpó a “políticos irresponsables” por incitar la violencia y criticó al LAPD por calificar de “pacíficas” las protestas que, según ICE, se habían tornado peligrosas.
Al caer la noche, un pequeño grupo de manifestantes persistía en el Ayuntamiento. Con bancas arrancadas y señalizaciones de tránsito, levantaron barricadas improvisadas que parecían más simbólicas que efectivas. La policía se mantuvo en guardia, aunque sin nuevos choques.
La jornada dejó claro que las tensiones en Los Ángeles no se calmarán fácilmente. Las políticas migratorias, las redadas y el uso de la fuerza seguirán alimentando la indignación popular. Por ahora, la ciudad se debate entre el gas lacrimógeno y las barricadas, en un escenario donde la furia y la resistencia caminan de la mano.
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