
Las políticas antimigratorias de Donald Trump vuelven a cargar contra inmigrantes de todo tipo, bajo su intención de tolerancia cero. La actual administración busca no distinguir entre personas recién llegadas a Estados Unidos y otras que tienen tiempo viviendo en el país. Con ello, están en riesgo muchas familias latinas y demás bajo la mirada de los agentes migratorios.
EL NUEVO GRUPO DE INMIGRANTES QUE TIENE EN LA MIRA ICE
Esta vez, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) puso en la mira a dos grandes grupos de migrantes latinos.
A.- El primer grupo está formado por migrantes que llegaron recientemente a Estados Unidos, entre ellos 530 mil venezolanos, cubanos, haitianos y nicaragüenses que ingresaron entre octubre de 2022 y enero de 2023, así como 930 mil personas procesadas a través de la aplicación CBP One. Su situación migratoria sigue en el aire, a la espera de decisiones judiciales tras la eliminación de protecciones como el parole humanitario.
B.- El segundo grupo lo integran migrantes que llevan décadas viviendo en el país. A pesar de tener hijos nacidos en Estados Unidos, trabajos estables y fuertes lazos con sus comunidades, enfrentan procesos de deportación. El Departamento de Seguridad Nacional los clasifica en tres categorías:
- Aquellos con órdenes de deportación vigentes
- Quienes tienen antecedentes criminales
- Quienes han cometido violaciones a las leyes de inmigración, como la permanencia sin permiso legal, una falta civil que fue tratada como delito durante la administración Trump.

UN NUEVO PERFIL DE DEPORTADOS
Un informe reciente del Migration Policy Institute, titulado “El lado olvidado de la deportación” y publicado en abril de 2025, alertó sobre un cambio significativo en el perfil de las personas deportadas desde Estados Unidos.
De acuerdo con el estudio, la mayoría de los expulsados ya no son migrantes recién llegados ni aquellos detenidos en la frontera, sino individuos que han vivido durante años en el país. Muchos de ellos cuentan con hijos nacidos en suelo estadounidense, empleos estables y lazos comunitarios firmes.
Esta transformación en el patrón migratorio, explicaron los investigadores María Jesús Mora y Ariel G. Ruiz Soto, evidencia las deficiencias en las políticas de retorno. Advirtieron que expulsar personas sin un plan de reintegración alimenta la migración irregular, y señalaron que estos procesos impulsan ciclos migratorios forzados que afectan tanto a los países de origen como a los de destino.












