
La tensión entre Estados Unidos y China ha dejado de ser solo un tema diplomático. Ahora, comienza a sentirse en los estantes de las tiendas y en los carritos de compras de los consumidores estadounidenses. Con la imposición de nuevos aranceles por parte del gobierno de Donald Trump —que alcanzan hasta un 145% en ciertos productos importados—, se encienden las alarmas sobre una posible escasez de bienes fabricados en el país asiático.
Durante los últimos meses, muchos minoristas estadounidenses se adelantaron al golpe fiscal y aceleraron sus pedidos antes de la entrada en vigor de los nuevos aranceles. Este movimiento provocó un repunte temporal en las importaciones. Pero lo que fue una medida de contingencia ya empieza a mostrar sus límites: las reservas se agotan y la reposición, debido a los altos costos, se ha vuelto incierta.

LOS PRODUCTOS CHINOS QUE PODRÍAN DESAPARECER DE LAS TIENDAS DE EE. UU.
Los productos más vulnerables a esta crisis son aquellos que dominan la vida cotidiana del consumidor promedio. Desde ropa, calzado y juguetes, hasta artículos del hogar como cristalería, utensilios de cocina, muebles y textiles, la dependencia de China se hace evidente. Y el panorama se torna especialmente complejo de cara a las temporadas clave del consumo: regreso a clases y Navidad.
El caso de los juguetes es particularmente preocupante. Más del 70% de ellos provienen de China, y su ausencia podría alterar no solo la economía de muchas tiendas, sino también las expectativas de millones de niños en diciembre. Otros productos como edredones, sábanas, cortinas o decoraciones para el hogar también podrían volverse más escasos o más costosos, afectando a familias de todos los estratos.
Los datos hablan por sí solos: según la empresa de logística Flexport, los envíos de contenedores desde China hacia EE.UU. han caído hasta un 60%. Además, el número de “viajes en blanco” —buques que cancelan sus llegadas al Puerto de Los Ángeles— se triplicó en apenas un mes, pasando de seis en abril a 17 en mayo. La cadena de suministro, tan compleja como invisible para muchos, está claramente bajo presión.

LA ESCASEZ NO SOLO AFECTARÁ AL CONSUMIDOR
Sectores industriales que dependen de insumos chinos —como maquinaria, herramientas de acero, plásticos y componentes eléctricos— también están en riesgo. Esto podría ralentizar la producción nacional, generar desempleo en ciertas industrias y presionar aún más los precios.
Por ahora, algunas empresas intentan contener el alza de precios para no perder competitividad. Sin embargo, marcas como Adidas ya han advertido que será difícil mantener los costos sin trasladar parte de esa carga al consumidor. La guerra comercial, que parecía un asunto de macroeconomía, empieza a sentirse en cosas tan simples como una camiseta, un peluche o una sartén.
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