Julian Assange en una imagen del 19 de mayo del 2017 en un balcón de la Embajada de Ecuador en Londres. (AFP / Justin TALLIS).
Julian Assange en una imagen del 19 de mayo del 2017 en un balcón de la Embajada de Ecuador en Londres. (AFP / Justin TALLIS).
/ JUSTIN TALLIS
Virginia Rosas

El 17 de setiembre del año pasado, David Morales, un ex militar español fue detenido en Jerez de la Frontera, sur de España. A los pocos días quedó en libertad condicional mientras se investigan las acusaciones en su contra. Mientras tanto se le retiró el pasaporte, se le embargaron sus cuentas y está obligado a presentarse dos veces por semana ante la Audiencia Nacional en Madrid (Poder Judicial).

¿Quién es David Morales? Nada menos que el propietario y director de la empresa española de defensa y seguridad Undercover Global S.L, cuya sede se encuentra en la ciudad andaluza donde fue detenido y que fue encargada de ‘proteger’ la embajada de Ecuador en Londres, mientras el ciberactivista estuvo asilado en ella.

En realidad el español, está acusado de ser un espía doble para Ecuador y la CIA, tras las revelaciones que hiciera el diario español “El País” de videos, audios e informes confidenciales en los que se demuestra que Morales espiaba al fundador de Wikileaks, cuando este y sus abogados preparaban su defensa a fin de impedir su extradición a Estados Unidos, donde podría ser condenado a 175 años de cárcel por difundir acciones militares secretas en Afganistán e Iraq, que podrían ser consideradas como crímenes de guerra.

Actualmente, el director de Undercover Global está acusado por presuntos delitos contra la intimidad y contra el secreto de las comunicaciones abogado-cliente, apropiación indebida, cohecho y blanqueo de capitales. Además de posesión ilegal de armas: dos pistolas a las que se les había borrado el número de matrícula.

Morales estaba encargado también de grabar todo lo que hacía Assange en la embajada entre los años 2012 y 2018 y lo obsesionaba sobre manera demostrar que el niño que ingresaba en el porta bebé del actor y amigo del australiano, Stephen Hoo, cada vez que lo visitaba, era en realidad hijo de Assange, concebido con su abogada Stella Morris. El actor se registraba en la embajada minutos después de la llegada de Morris, de 37 años, sudafricana de origen, pero de nacionalidad sueca.

A Hoo, quien hacía pasar al pequeño Gabriel como su hijo, se le grabaron todas las visitas. La obsesión de Morales por desacreditar a Assange y a su equipo de defensa lo llevó a sustraer los pañales de los tachos de basura para realizar exámenes de ADN que demostraran la paternidad.

Asombro debe haber causado en los tres laboratorios de Madrid a los que Morales acudió con los pañales sucios, pues el ADN se rastrea en los tejidos celulares, cabellos, saliva o sangre, pero no en las heces. Conocimientos básicos que hasta un aficionado al espionaje maneja.

La rocambolesca vida de Julian Assange no termina de librar sorpresas. Stella Morris reveló esta semana que no tiene un hijo con el fundador de Wikileaks, sino dos niños, Gabriel, de dos años y Max de un año, cuyos nacimientos fueron contemplados desde el cautiverio en la embajada a través de transmisiones en video. La abogada confesó estar profundamente enamorada de su defendido, a quien conoció en el 2011 en un club de Londres y con quien piensa casarse en cuanto salga en libertad. Hasta anillo de compromiso tiene.

Y si ha revelado el secreto, que ni el acucioso Morales pudo probar robándose los pañales, es porque teme por la vida de Assange en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, pues este padece una enfermedad pulmonar que podría agravarse si fuera contagiado con el coronavirus. El tener dos hijos británicos sirve para demostrar que tiene arraigo en el país y que no se fugará mientras la justicia británica decide su extradición.

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