Cuando la derrotada candidata presidencial por el Partido Demócrata, Hillary Clinton, votó en el 2002 en el Congreso de Estados Unidos a favor de la resolución que permitió al gobierno de George W. Bush invadir Iraq, el cineasta estadounidense Michael Moore prometió que nunca votaría por ella.
Sin embargo Moore -director de películas como Farenheit 9/11 o Bowling for Columbine- deseaba tanto que Clinton se imponga en las elecciones presidenciales de noviembre que rompió promesa.
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Lo hizo sin creer que la aspirante demócrata a la Casa Blanca fuera a ganar los comicios.
De hecho, en setiembre pasado fue de los pocos que no creyó que Clinton ganara el primer debate presidencial con Trump.
"Se acabó. Trump, el egoísta, el racista, el narcisista, el mentiroso 'ganó'. Todos nosotros perdimos. Sus números (de apoyo) subirán. Ella dijo la verdad. ¿Y qué?", escribió Moore en su cuenta de Twitter al concluir ese debate, que se convirtió en el más visto de la historia entre dos candidatos presidenciales en EE.UU.
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En la red social el cineasta mostró su preocupación por la aparente euforia de los partidarios de Clinton tras el cara a cara.
Utilizando un símil del fútbol americano, escribió: "Los que alardean de Hillary ya están celebrando la victoria cuando todavía están en la línea de las 50 yardas. Se tienen que meter en la cabeza que Trump va a ganar y actuar en consecuencia".
"Si estás viendo esto en tu burbuja azul (en referencia al color que identifica al Partido Demócrata) probablemente no tienes ni idea de cómo lo están viviendo en las salas de estar y las cocinas de los estadounidenses medios", señaló.
Pero, ¿por qué estaba tan seguro Moore de que Trump ganaría las elecciones?
En julio del año pasado, poco después de que Trump anunciara su candidatura, el cineasta había publicado un análisis en su página web en el que hacía sus predicciones electorales y presentaba los argumentos que, en su opinión, demostraban que el magnate saldría victorioso.
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--- Las matemáticas del medio oeste ---
Moore creía que Trump concentraría sus esfuerzos en cuatro estados: Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin (y la postre Florida), que forman parte del antiguo cinturón industrial de Estados Unidos y que en las últimas décadas se han venido a menos.
Se trata de cuatro estados que tradicionalmente han votado a los demócratas, pero que desde el 2010 han electo a gobernadores republicanos y que juntos suman 64 votos electorales: justo el número de votos por los que perdió las elecciones del 2012 el candidato republicano Mitt Romney ante Barack Obama.
"Todo lo que Trump debe hacer para ganar es, como se espera, llevarse el grupo de estados que tradicionalmente votan a los republicanos desde Idaho a Georgia (estados que nunca votarían por Hillary Clinton) y solo debe añadir estos cuatro estados", escribió Moore en su análisis.
El cineasta recordó cómo, durante las primarias, Trump acudió a una fábrica de vehículos Ford en Michigan y amenazó a la compañía con imponerle grandes impuestos si mantenían sus planes de cerrar la fábrica y mudarla a México. "Eso fue música dulce para los oídos de la clase trabajadora de Michigan", agregó.
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--- El malestar de los hombres blancos ---
Moore creía que había un sector de votantes -los hombres blancos molestos- que sentían que el poder se les ha ido escapando de las manos y que ya las cosas no se hacen como ellos las hacían.
Se trata de hombres que han percibido el avance en la sociedad de las mujeres y de las minorías como una pérdida y una amenaza, y que ahora probablemente se movilizarán a favor de Trump.
"¿Después de haber tenido que aguantar durante ocho años a un hombre negro diciéndonos qué hacer, se supone que ahora debemos quedarnos tranquilos y asumir ocho años de una mujer mandándonos?", escribió Moore intentando reflejar la forma de pensar de este tipo de elector.
--- Hillary Clinton ---
"Enfrentémoslo: nuestro mayor problema aquí no es Trump, es Hillary. Es inmensamente impopular, casi 70% de los votantes cree que no es confiable y es deshonesta", advertía Moore en julio.
Al cineasta le preocupa la poca emoción que muestran los electores demócratas y afirma que no es comparable a lo que ocurría cuando Obama era candidato o, incluso, cuando Bernie Sanders competía en las primarias.
"No hay entusiasmo aquí y como las elecciones se van a reducir a una única cosa -quien es capaz de sacar a mayor cantidad de gente de sus casas para llevarlas a votar- en este momento Trump está en la posición ganadora", lamentó Moore en su análisis.
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--- Los deprimidos votantes de Bernie Sanders ---
Moore consideraba que quienes apoyaban en las primarias demócratas a Bernie Sanders votarían por Clinton, pero lo harían con desgana.
"Será un votante deprimido, lo que quiere decir que no traerá consigo a otras cinco personas para que voten por ella y que no se ofrecerá para trabajar como voluntario durante el mes previo a la elección", apuntó.
--- El efecto Jesse Ventura ---
Moore también creía que otro elemento que favorecía a Trump es el hastío y la rabia de los ciudadanos con el sistema político.
"Millones van a votar por Trump no porque estén de acuerdo con él, ni porque les guste su fanatismo o su ego, sino simplemente porque pueden", escribió.
El cineasta se refiere a esa posibilidad como el "efecto Jesse Ventura", en referencia al luchador profesional James George Janos (quien usaba el sobrenombre de Jesse Ventura como luchador) quien fue electo gobernador de Minnesota a fines de la década de 1990.
"Ellos no lo eligieron porque sean estúpidos o porque pensaran que Jesse Ventura era un hombre de Estado o un intelectual político. Lo hicieron porque podían. Minnesota está lleno de gente que tiene un oscuro sentido del humor. Votar por Ventura fue su forma de burlarse de un sistema político enfermo. Esto va a ocurrir de nuevo con Trump", afirmó Moore.
Y tal parece que dio en el clavo.
Fuente: BBC
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