
Donald Trump aún no inicia su segundo mandato pero sus declaraciones ya han despertado preocupación sobre la política exterior que podría aplicar en este nuevo periodo al frente de la Casa Blanca. En los últimos dos meses, el polémico republicano no solo ha lanzado la insólita sugerencia de convertir a Canadá en el estado número 51 de su país sino también ha fijado su mirada en el Canal de Panamá con una propuesta que más parece una amenaza.
La semana pasada, durante una conferencia desde su residencia en Mar-a-Lago, dijo que los panameños “violaron todos los aspectos del tratado”, sin especificar a cuáles se refería. Un mes antes, había asegurado que exigirá “que el Canal de Panamá sea devuelto a Estados Unidos en su totalidad, rápidamente y sin hacer preguntas”.
El republicano asegura que el Canal ha caído en control de China, que está en mal estado -por lo que el gobierno panameño le habría pedido 3 mil millones de dólares a Washington para las reparaciones- y que Panamá está imponiendo tarifas muy altas para los navíos estadounidenses que buscan cruzarlo, lo que según su interpretación es un intento por “estafar” a sus compatriotas.
En diciembre, el presidente panameño José Raúl Mulino rechazó cualquier tipo de injerencia extranjera en la administración del Canal. “No hay chinos en el canal. Tan sencillo como eso. Ni chinos, ni de ninguna otra potencia están en el canal”, afirmó.
En cuanto a la supuesta discriminación tributaria, el exembajador de Panamá en Estados Unidos, Juan B. Sosa, detalló en una carta enviada a la cadena Fox News que los aranceles del Canal son revisados periódicamente mediante un proceso abierto y transparente, además, no se imponen individualmente sino de forma igualitaria.

“Como parte de los Tratados del Canal de Panamá, se introdujo un Tratado de Neutralidad por parte de Estados Unidos que obliga al Canal de Panamá a tratar a todos los países de manera justa y con las mismas tarifas, para evitar proporcionar una ventaja a una nación sobre otra. Panamá nunca ha violado estas directrices”, agregó el diplomático.
El Tratado de Neutralidad obliga al Canal de Panamá a tratar a todos los países de manera justa y con las mismas tarifas".
Juan B. Sosa, exembajador de Panamá en EE.UU.
- PREOCUPACIÓN POPULAR -
El aspecto más preocupante dentro de esta nueva obsesión de Trump ha sido su negativa a descartar la opción de utilizar la fuerza militar para lograr su cometido. “No puedo asegurarles”, respondió hace una semana al ser consultado sobre si descartaría aplicar algún tipo de coerción económica o militar para hacerse con el Canal o con Groenlandia. “Los necesitamos para la seguridad económica”, agregó.
Se trata de una postura que, inevitablemente, despierta fantasmas del pasado para los panameños. Si bien en 1977 los gobiernos de Jimmy Carter y Omar Torrijos habían firmado un acuerdo para concretar finalmente la transferencia total del control y la soberanía del Canal a Panamá, Estados Unidos invadió al país centroamericano en plena transición.
La Causa Justa, como se bautizó a la operación del 20 de diciembre de 1989 tuvo como objetivo derrocar al dictador Manuel Noriega, pero en el camino dejó a entre cientos y miles de muertos -el balance final es una larga controversia en el país- y un profundo temor entre los panameños a todo tipo de injerencia extranjera.
Sería recién el 30 de diciembre de 1999 que se concretaría el traspaso del Canal a Panamá y desde entonces las relaciones entre ambos países recién comenzaron a mejorar. Ahora, la reconocida periodista panameña Mary Triny Zea, teme que lo conseguido en estos años se pierda por la radical postura de Trump.
“Obviamente es un tema importante y ha dominado la agenda noticiosa de las últimas semanas. No es una noticia cualquiera viniendo de Estados Unidos. En estos años la relación bilateral ha sido cordial, ellos han sido un socio primordial para Panamá pero ahora da un giro de 180 grados y el país vuelve a recordar los tiempos en los que se cantaba Colonia Americana No”, comenta a El Comercio refiriéndose al tema de Lucho Bejarano que se convirtió en un himno contra el control de los estadounidenses sobre el Canal.
Además de los argumentos que esboza Trump se especula que estas amenazas también podrían ser una suerte de represalia hacia el país donde perdió uno de sus hoteles por un fallo judicial emitido en el 2018 o por su reciente negativa a acoger a los migrantes que pensaría expulsar la nueva Administración.
“El megáfono más poderoso del mundo se esta usando para difundir un mensaje equivocado y falso, eso es peligroso y trae consecuencias en una época de desinformación. Además, es una actitud matonesca y da la casualidad que se origina días después de que Panamá dijera que no admitirá a los migrantes que Trump pensaría retornar a Centroamérica. Aunque no ha habido una comunicación directa por este tema, a partir de esa declaración que dieron el presidente y el canciller, comenzó este comportamiento desafortunado que ha frustrado la relación cordial entre los dos países”, comenta Zea.
El megáfono más poderoso del mundo se esta usando para difundir un mensaje equivocado y falso“.
Mary Triny Zea, periodista panameña.
El rechazo a las declaraciones de Trump, según la periodista, ha trascendido a todos los espectros sociales y colores políticos. Tanto el oficialismo como la oposición o la ciudadanía rechazan cualquier escenario que conlleve a perder soberanía sobre su territorio. Incluso se han registrado protestas frente a la embajada de Estados Unidos en rechazo a las declaraciones, como la que protagonizaron el 24 de diciembre los integrantes del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares.
La comunidad internacional tampoco ha sido ajena a la situación. El viernes, la Mesa de Reflexión Latinoamericana, una asociación que agrupa a cientos de políticos, académicos y diplomáticos, lanzó una declaración conjunta rechazando las amenazas de Trump y advirtiendo sobre las consecuencias que podría conllevar su ejecución.
“El Canal representa años de lucha en Panamá”

¿Qué representa el Canal para los panameños?
Representa años de luchas, momentos de sangre, décadas en las que Panamá fue avanzando lentamente en su relación con Estados Unidos. Desde 1903 nosotros nacimos con un derecho a la intervención de Estados Unidos en nuestros asuntos internos. Eso no se quitó hasta un tratado de 1936 firmado por los presidentes Harmodio Arias y Franklin D. Roosevelt. Pero el Congreso de Estados Unidos no lo aprobó sino hasta tres años después. Entonces, recibíamos 250 mil dólares al año durante mucho tiempo, que era la cifra que se pagaba por el uso del ferrocarril. Los tratados previos le habían dado mucho, y ahí incluyo el término perpetuidad, a Estados Unidos y muy poco a Panamá. Ellos tomaron mil y pico kilómetros cuadrados de nuestro territorio y ejercían como si hubiesen sido soberanos; es decir, no le pertenecía en jurisdicción a la República de Panamá.
¿Se imaginaba vivir un escenario como el actual?
Lo curioso es que si el Canal nos lo hubieran entregado antes de ayer, diríamos que todavía quedan resquicios de la posición colonialista de Estados Unidos. Pero el Canal acaba de cumplir 25 años muy bien administrado por los panameños. No es un tema que tiene dos años sino que lleva 48 años entre espera y ejecución.
¿Qué opina del argumento de que China controla el Canal?
Es un absurdo sostener eso. Parte de un silogismo equivocado, cuya primera premisa es que Panamá somete a licitación la administración de los puertos, la segunda premisa es que Estados Unidos no gana la licitación sino una empresa inglesa con domicilio en Hong Kong, y la tercera premisa es que Hong Kong pasa a administración china. Y ahí viene la conclusión equivocada de que al pasar el territorio a ser controlado por China, el gobierno de China manda en los puertos. Esa es una conclusión falsa. Es como si me dicen que China instala una fábrica de automóviles en Panamá y por eso administración el tránsito panameño. El Canal se maneja como una empresa, en ningún momento se ha producido nada que evidencie que los chinos deciden sobre la administración de los puertos.
¿Cómo calificaría la administración del Canal en estos 25 años?
Me gustaría resaltar el acierto más importante. A solo seis años de entrar en posesión de la República de Panamá, se dispuso la ampliación del Canal. Es decir, la construcción de dos exclusas nuevas, una hacia el Pacífico y otra hacia el Atlántico. En el 2016 se inauguró la obra y permite el cruce de barcos más grandes.
La postura de Trump implica apropiarse de territorio ajeno, ¿qué diferencia hay entre eso y lo que hace Vladimir Putin en Ucrania?
Sería un absurdo que el gobierno de un país democrático venga a invadir a un país con el que posee tratados, incluido el Tratado de Neutralidad que está apoyado por 48 países y está en la OEA.
Usted también ha sido presidente, ¿qué puede decirnos de una declaración como la de Trump tomando en cuenta su investidura?
Sí, fui presidente, pero también miembro del equipo negociador del Tratado Torrijos - Carter y presidí la Junta Directiva del Canal durante cinco años. Conseguir el tratado fue una gran satisfacción para los panameños, quienes lo aprobaron en plebiscito. Costó mucho aprobarlo en el Senado de Estados Unidos. El Canal de Panamá está bajo soberanía del pueblo panameño, es una reconquista consentida y firmada por Estados Unidos que sería completamente violada si de repente deciden tomar los puertos por mano militar.
¿Ante qué instancias podría recurrir Panamá en ese escenario?
Panamá actuaría con toda la dignidad del caso, amparados por el derecho nacional e internacional. Estoy seguro de que acudiría a la búsqueda del apoyo internacional, así como lo hicimos en 1973 buscando apoyo de todos los países latinoamericanos, incluyendo honrosamente al Perú, ahora buscaríamos apoyo internacional y de las Naciones Unidas para decirle a Trump que un país no puede tomar estas determinaciones frente a un país soberano.