Nueva York. [EFE]. “¿Quiere acabar en la cárcel el resto de su vida así, por enviar un mensaje de texto y violar una orden?”. Una pregunta retórica del juez James Burke al productor Harvey Weinstein bastó para que su defensa demostrara esta semana que “lo intentará todo” ante cada escollo en su juicio por abusos sexuales en Nueva York.
Weinstein, de 67 años y acusado de cinco delitos que lo enfrentan a cadena perpetua, llegó al juzgado de lunes a viernes apoyándose en un andador, una frágil apariencia contrarrestada por su equipo de feroces abogados, que en solo cinco días han intentado retrasar el juicio, apartar al juez del caso y descartar potenciales jurados preseleccionados.
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Imputación sorpresa
El primer día que el productor de Hollywood se sentó en el banquillo, su equipo pidió sin éxito tener un jurado “aislado” de nuevas informaciones, lo que dejó intuir su temor hacia la noticia que estaba por llegar: Weinstein fue imputado esa misma tarde en Los Ángeles por supuestas agresiones sexuales a dos mujeres.
“Para un fiscal, esto es la mañana de Navidad: que el día de la selección del jurado, el acusado aparezca calumniado en todas partes”, dijo el martes su abogado Arthur Aidala, que aludió a los “prejuicios” supuestamente causados por la cobertura mediática de su cliente.
Alegando que Weinstein estaba “en boca de todos”, Aidala solicitó tiempo al juez para que se “calmara” el interés de una prensa que, no obstante, ha pasado de esperar desde las 5 de la mañana a vaciar la mitad de la sala y que, como apuntó la Fiscalía, la defensa ha aprovechado para dar entrevistas “humillantes” sobre las testigos.
Una inflamatoria reprimenda
El juez Burke rechazó dar más tiempo a la defensa y, malhumorado, reprendió al productor por utilizar su teléfono móvil en la sala, haciéndole una pregunta retórica que tuvo gran repercusión y para los abogados fue lo suficientemente “inflamatoria” para sacar de nuevo la carta de los “prejuicios” y solicitar que se inhibiese.
Contundente, Burke rechazó recusarse del caso, aseguró que está haciendo un esfuerzo para que Weinstein “tenga el juicio justo que merece”, y dijo que solo pretendía “asustarlo lo suficiente” para que no enviara más mensajes, ya que sus repetidas infracciones podrían verse como un “trato de favor”.
Se busca: Jurado imparcial
El magistrado ha previsto que el 22 de enero comiencen los argumentos orales de apertura, por lo que hasta entonces resta la complicada tarea de conformar un jurado de doce personas que tanto la Fiscalía como la defensa de Weinstein consideren imparciales, teniendo en cuenta lo mediático del caso.
Cada día están entrando grupos de unos 120 potenciales candidatos para una revisión inicial, pero cuando se anuncia que han sido llamados al juicio de Weinstein se perciben suspiros ahogados, ojos en blanco y comentarios que no han gustado al juez ni a los abogados del productor.
“¡Oh, mierda!”, exclamó una mujer al escuchar el nombre del acusado. “¿Es cierto que usted dijo algo hoy en el ascensor sobre no querer trabajar en este caso?”, le inquirió el juez, revelando un comentario que había llegado a sus oídos y con el que se mostró implacable: “No diga ese tipo de cosas en este edificio”.
Burke ha tomado la medida “extraordinaria”, según la Fiscalía, de hacer una primera criba preguntando si alguien “ya ha concluido que (Weinstein) es culpable”, a lo que parte de los potenciales jurados levantan la mano y piden excusarse, normalmente justificándose con un “no puedo ser imparcial”.
Una candidata fue más allá y reveló que “una amiga cercana tuvo un encuentro con el acusado en su habitación de hotel”, lo que el viernes dio alas a la defensa de Weinstein para pedir que se descartara a los 32 preseleccionados de esa jornada porque fueron “expuestos injustamente a evidencias inadmisibles”.
Las mujeres en el foco
En torno a un centenar de mujeres han acusado públicamente a Weinstein de conductas sexuales inapropiadas, pero el considerado “primer caso criminal del movimiento #MeToo” en Nueva York se basa en las denuncias de solo dos de ellas, que han dado lugar a cinco cargos sexuales con pena máxima de cadena perpetua si es culpable.
Solo se conoce la identidad de una denunciante, la ayudante de producción Mimi Haleyi, y de una de las cuatro testigos, la intérprete Annabella Sciorra, pero en los primeros días del juicio se ha arrojado algo de luz sobre esas incógnitas.
A los potenciales jurados se les ha leído una lista de personas que serán mencionadas durante el proceso o que podrían testificar, entre las que aparecen las actrices Salma Hayek, Charlize Theron y Rosie Perez; dos mujeres que han acusado a Weinstein, Lauren Sivan y Juls Bindi, y la abogada Gloria Allred.
Un juicio bajo la lupa
Cada movimiento de Weinstein es observado con lupa, desde las pelotas de tenis incrustadas en su andador y sus traspiés a la entrada de la corte, hasta su mirada clavada en el suelo o el libro que lleva bajo el brazo: una historia sobre el triunfo en Hollywood y los demonios de los hermanos Mankiewicz.
Conscientes de lo trascendental del juicio, los movimientos feministas han llevado las reivindicaciones a sus puertas: el lunes, actrices del grupo “Time’s Up” aplaudieron que “rinda cuentas por sus acciones”, y este viernes un centenar de mujeres señalaron al edificio cantando “el violador eres tú”, el himno del colectivo chileno LasTesis.