La demócrata Nancy Pelosi, influyente figura de la escena política de Washington y presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, dijo el jueves que dejará de liderar a su partido cuando los republicanos tomen el control del cuerpo en enero.
“No buscaré la reelección al liderazgo demócrata en la próxima legislatura”, dijo la dirigente política de 82 años en un discurso en el hemiciclo, pues quiere dar paso a “una nueva generación”.
Mira: Elecciones Estados Unidos 2022: Nancy Pelosi confía en una victoria demócrata en la Cámara de Representantes
El presidente Joe Biden inmediatamente la elogió, calificándola de “feroz defensora de la democracia” y señalando que los estadounidenses tienen con ella una “profunda deuda de gratitud”.
El ex presidente Barack Obama también saludó a Pelosi, a la que calificó de “una de las legisladoras más consumadas de la historia de Estados Unidos”.
Entre aplausos, Pelosi repasó recuerdos de sus 35 años en la Cámara baja.
Pelosi, la primera mujer en ocupar el puesto de presidente de la Cámara de Representantes, denominado “speaker”, también habló sobre tiempos más oscuros, como el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 por parte de partidarios del expresidente republicano Donald Trump.
“La democracia estadounidense es majestuosa, pero frágil”, advirtió.
Desde enero seguirá ocupando su escaño en la Cámara baja, pero como simple representante de California.
“Amado compañero”
La veterana política detenta desde enero de 2019 el cargo de “speaker” de la Cámara baja, tercer puesto en la jerarquía política de Estados Unidos después de los de presidente y vicepresidente. Antes lo ocupó de 2007 a 2011.
Buena estratega política, es conocida por ser la primera opositora de Trump, a quien combatió con dureza cuando éste estuvo en la Casa Blanca (2017-2021).
En los últimos meses, ha sido su compromiso con Taiwán lo que ha dado mucho que hablar: su visita a la isla reivindicada por las autoridades chinas, en agosto, provocó la ira de Pekín.
A fines de octubre, su esposo, Paul Pelosi, fue atacado en su casa en California por un hombre armado con un martillo. En realidad, su objetivo era Nancy Pelosi, a quien acusó de mentir y a quien pretendía “romperle las rótulas”.
Justo antes de las elecciones del 8 de noviembre, Pelosi declaró a CNN que el ataque influiría en su decisión de retirarse o no si los demócratas perdían la mayoría en la Cámara de Representantes.
Y eso fue lo que sucedió el miércoles por la noche, al final de una semana de mucha expectativa sobre el resultado de los comicios.
Según las proyecciones, los republicanos ganaron al menos 218 de los 435 escaños de la Cámara de Representantes, una mayoría muy justa, pero suficiente para tener poder de bloqueo sobre la política de Biden hasta 2024.
Congreso dividido
Los demócratas lograron, en cambio, retener el control del Senado.
Incluso con la pequeña mayoría de la que dispondrán a partir de enero en la Cámara baja, los republicanos tendrán un poder sustancial para supervisar a la administración Biden. Han prometido utilizar ese poder para una investigaciones sobre el manejo de la pandemia por parte del gobierno o la retirada de Afganistán.
No perdieron ni un segundo en implementarlo.
El jueves de mañana, los conservadores en la Cámara de Representantes anunciaron que ejercerían su nuevo poder para dificultar la vida del presidente con agresivas investigaciones de las comisiones.
“Estaremos preparados para hacer que la administración Biden rinda cuentas desde el primer día”, dijo Kevin McCarthy, legislador republicano de 57 años de California, que está presionando para tomar el martillo de la presidencia de Pelosi.
“Nuestras investigaciones apenas están comenzando”.
Esto no es una sorpresa: ya habían prometido investigar a Hunter Biden, el hijo del presidente acusado de usar su apellido para hacer negocios en Ucrania y China.
Con esta nueva configuración del Congreso, el partido de gobierno ya no podrá hacer aprobar proyectos importantes. Pero tampoco podrá hacerlo el campo adversario.
Los republicanos habían amenazado con anular algunas medidas adoptadas por la administración Biden si recuperaban el control de las dos cámaras. En particular, querían reconsiderar los fondos destinados a los servicios de impuestos para contratar nuevos agentes, o sobre ciertas reformas en el ámbito de la educación.
La derecha también podría ser más quisquillosa con la ayuda de Washington a Ucrania. También había planeado atacar el derecho al aborto o legislar sobre armas de fuego, lo que empujaría a Biden a usar su derecho de veto.
En última instancia, Biden deberá utilizar sus habilidades negociadoras, heredadas de su larga carrera como senador, para evitar una parálisis de la administración federal (el “shutdown”).
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