Si queremos una transformación del sistema de salud y una mejora en la calidad de vida de los pacientes, la innovación es fundamental en medicamentos, dispositivos y tecnología. Pero es justamente allí donde el Perú enfrenta retos significativos que requieren atención y una acción concertada.
La inversión en dispositivos médicos en nuestro es considerablemente inferior a la de otros países de la región, lo que genera una brecha en atención médica de calidad. Un ejemplo de ello es que, mientras Chile destina aproximadamente US$76 per cápita en dispositivos médicos, el Perú solo invierte la tercera parte de esto.
El problema se agrava en las regiones, puesto que en ellas se evidencia la desigualdad en el acceso a la atención médica y se destaca la necesidad de una distribución más equitativa de recursos. En Lima, el gasto público per cápita es de S/75,77, mientras que en la macrorregión selva es de S/21,36 soles y, en la macrorregión sierra, de apenas S/21,14.
Dentro de las recomendaciones para contribuir con una salud de calidad se encuentra la necesidad de incorporar innovación que venga acompañada de nuevas tecnologías, con capacitación al personal de salud y un acompañamiento en la calidad del servicio, mejorando así nuestros estándares y, claro está, desarrollando también espacios de inversión local. Además, fomentar alianzas con organizaciones internacionales y empresas globales con altos estándares de cumplimiento puede impulsar la implementación de mejores prácticas en la gestión de dispositivos médicos. Estas alianzas pueden ayudar a reducir costos a través de compras conjuntas y acuerdos de suministro.
Para revertir el desabastecimiento y los retrasos en las compras inteligentes en dispositivos médicos será necesario priorizar las adquisiciones según las necesidades de la población, garantizando las tecnologías más adecuadas implementando algunas estrategias.
Es necesario, por ejemplo, que el Gobierno aumente la inversión en dispositivos médicos, especialmente en las regiones más desfavorecidas. Una inversión adecuada no solo mejorará la salud de la población, sino que también puede reducir la pobreza al evitar que los hogares se endeuden por falta de acceso a dispositivos médicos esenciales.
Otra tarea pendiente es la unificación del lenguaje de dispositivos médicos en todo el sector salud para mejorar la eficiencia y la transparencia en las adquisiciones. Esto facilitará la investigación y el análisis comparativo, permitiendo decisiones más informadas.
Por último, se debe priorizar la compra de dispositivos regionales. Estas deben alinearse con las necesidades específicas de cada región, asegurando que se adquieran dispositivos médicos cruciales para las enfermedades más prevalentes en cada una de ellas. Esto no solo optimizará el uso de los recursos, sino que también garantizará que los dispositivos necesarios lleguen a quienes más los necesitan.
Con el cierre de estas brechas y el aprovechamiento de las oportunidades de colaboración, podremos avanzar hacia un sistema de salud más equitativo y eficiente que garantice el bienestar de todos los peruanos.