Claudia Chiroque

“Entiendo que también la tiene sus lados oscuros, sus lados perversos en el aprovechamiento de una tragedia que pudo ser mayor; pero cada quien es libre de hacer lo que crea conveniente”, ha dicho, suelto de huesos, el alcalde de , , en una entrevista en RPP, luego de que todo el país viera las imágenes de una operación que tuvo como objetivo rescatarlo y sacarlo de un siniestro que era la radiografía de la irresponsabilidad al volante.

Preso de sus palabras, el alcalde Espinoza ha olvidado que reivindicar el principio de autoridad es su obligación y, lejos de ello, ha dado una clase magistral del uso perverso del poder de turno. Hay dos momentos claves en esta operación de la que hablo. El primero es cuando la ambulancia en la que el alcalde era trasladado luego de que el vehículo en el que viajaba se estrellara contra una caseta de es interceptada por el serenazgo de Puente Piedra. El segundo ocurre cuando un agente del serenazgo golpea al que custodiaba al burgomaestre. En ambos casos estamos frente a un delito. Por eso, ya se ha pronunciado la que ha solicitado que se inicien diligencias preliminares contra el señor Rennán Espinoza, nada menos que por peculado de uso, que no es más que haberse beneficiado de los bienes de la administración pública.

¿Le quitará esta decisión la serenidad sinvergüenza con la que el alcalde ha aparecido en los últimos días? ¿Por qué tras la difusión del video de su huida no se ha hecho nada más al respecto? Son varias las preguntas alrededor de este golpe a la administración pública y, frente a la gravedad de los hechos y al evidente intento por ensayar las versiones de los que participaron en estos, lo que debió hacer la de Puente Piedra hace rato es trasladar el caso a la Fiscalía Anticorrupción de Lima con el fin evidente de evitar intromisiones.

Por trillado que suene, no hay crimen perfecto y, en esa línea, el propio alcalde terminó por identificar a las mujeres que participaron activamente en el operativo para rescatarlo, y que son, increíblemente, funcionarias de la municipalidad. ¿Por qué siguen en sus cargos? Volviendo a la radiografía de la irresponsabilidad, Espinoza también ha confesado que no era la primera vez que Roy Denny Huallpa, su jefe de comunicaciones y eventual chofer, manejaba su vehículo. Lo ha hecho sin tener licencia de conducir y, según el dosaje etílico practicado tras el accidente en el peaje, también en estado de ebriedad. Entendemos entonces que el alcalde está acostumbrado a subirse a ciegas a su auto, que le importa nada su vida y la de los demás y, lo que es peor, que desconoce las reglas de tránsito.

Si bien hay una investigación en curso, con lo que hemos ido conociendo en los últimos días no deberíamos descartar que él no haya estado al volante. Lo que, por supuesto, complicaría su situación, porque si el conductor era el alcalde podría aplicarse la especificación de negarse a pasar el dosaje, lo que equivaldría a que sea positivo, como refiere la norma. Y no, no estoy especulando, escribo a la luz de las imágenes de un raqueteo municipal…

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Claudia Chiroque es Periodista y abogada

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