Cuando la gente me pregunta por qué soy tan crítico con el presidente estadounidense Donald Trump, les digo que no es solo porque, como descubrí cuando lo entrevisté en el 2013, es un ser humano horrible y un pésimo ejemplo para nuestros hijos, sino también por razones que van mucho más allá de su espantosa personalidad.
No puedo apoyar a Trump porque su pésimo manejo del COVID-19 ha resultado en un récord de más de 219.000 muertes en su país. Con solo el 4% de la población mundial, Estados Unidos tiene el 20% de las muertes por COVID-19 en el mundo. Sufrió muchas más muertes por COVID-19 como porcentaje de su población que Canadá, Alemania, Corea del Sur y otros países ricos.
Trump sabía sobre la letalidad del coronavirus desde el principio –lo admitió en una entrevista grabada en febrero–, pero decidió mentirle al pueblo estadounidense por temor a que la pandemia arruinara sus posibilidades electorales.
En lugar de predicar con el ejemplo, usando una mascarilla y practicando la distancia social, Trump se burló de todo eso. Así, violó su principal deber como presidente: cuidar la vida de los estadounidenses.
No puedo apoyar a Trump porque ha construido su carrera política alentando el racismo y la xenofobia. Comenzó su campaña en el 2016 afirmando falsamente que la mayoría de los inmigrantes indocumentados mexicanos eran criminales y violadores. Luego separó a los niños inmigrantes de sus padres y afirmó que hay “buena gente en ambos lados” cuando matones neonazis se enfrentaron contra manifestantes en Charlottesville (Virginia), en agosto del 2017.
Envalentonados por Trump, los grupos neonazis y supremacistas blancos están floreciendo en Estados Unidos.
No puedo apoyar a Trump porque sus amenazas de que no reconocerá los resultados de las elecciones si pierde, sus constantes ataques contra servidores públicos y sus afirmaciones de que la prensa independiente es “la enemiga del pueblo” están socavando más de 200 años de democracia en Estados Unidos.
No puedo apoyarlo porque sus esfuerzos para desmantelar el plan de salud Obamacare amenazan con dejar a millones de estadounidenses con enfermedades preexistentes sin servicios de salud.
No puedo apoyar a Trump porque está en el lado equivocado en la lucha para detener el calentamiento global, proteger los derechos de las mujeres y reducir la venta de armas semiautomáticas.
No puedo apoyarlo porque su manejo de la economía ha sido mediocre.
No puedo apoyar a Trump porque su política exterior, a excepción del acuerdo de paz entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, ha sido una serie de fracasos. Su plan de paz israelí-palestino nunca se materializó, su luna de miel con Corea del Norte fue un fiasco y sus ataques verbales contra Europa han dejado al país norteamericano mas aislado que nunca.
Lo que es peor: los abrazos de Trump con los dictadores de Corea del Norte, Rusia y otros países le han quitado a Estados Unidos la autoridad moral para exigir respeto a los derechos humanos en todo el mundo, incluyendo Venezuela y Cuba. Si Trump realmente quisiera restaurar la democracia en Venezuela, y no solo ganar votos en la Florida, habría presionado a Rusia para que deje de apoyar a Nicolás Maduro.
No puedo apoyar a Trump porque no pasa un día sin que insulte nuestra inteligencia, alegando que la pandemia casi ha terminado cuando los casos están nuevamente al alza.
Trump no solo es un ser humano horrible, un peligro para la salud pública y un mentiroso compulsivo, sino también una amenaza para la democracia en su país. Otros cuatro años de Trump convertirían a Estados Unidos en una república bananera, cuando lo que necesita es un regreso a la normalidad.
–Glosado y editado–
© El Nuevo Herald. Distribuido por Tribune Content Agency, LLC
Contenido sugerido
Contenido GEC