“Aun sin la presión del COVID-19, América Latina y el Caribe tenían un déficit de talento digital que el BID estima en 600.000 profesionales”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
“Aun sin la presión del COVID-19, América Latina y el Caribe tenían un déficit de talento digital que el BID estima en 600.000 profesionales”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
/ Giovanni Tazza

Globalmente, una de las consecuencias de la crisis generada por el COVID-19 ha sido la acelerada adopción de tecnologías digitales y de espacios virtuales. Con menos preparación de la deseable –en términos de conectividad, talento y seguridad digital–, personas, empresas y gobiernos de toda América Latina y el Caribe (ALC) se han volcado hacia soluciones y plataformas digitales (teletrabajo, tele-educación, telemedicina, ventas, compras, trámites en línea, audiencias judiciales vía ‘Zoom’, logística, reclutamiento y un largo etcétera). Ya es un lugar común decir que esta pandemia hizo por la digitalización lo que muchos estiman que podría haber ocurrido en un horizonte de entre tres y diez años.

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