
Si a alguien le faltase evidencia de la enorme debilidad de los partidos políticos en el Perú, debería bastar con observar lo que sucede con los cambios de camiseta en vísperas de las elecciones del 2026.
De acuerdo con un informe de este Diario, de los 1.682 alcaldes distritales elegidos en el 2022, casi 1.000 renunciaron a la agrupación política por la cual fueron elegidos. Pensando en los siguientes comicios –y en un contexto en que el Congreso parecía inclinado a eliminar los movimientos regionales y permitir la reelección de alcaldes–, más de la mitad de las autoridades ediles y gobernadores buscaron reacomodarse en el tablero político. Finalmente, el Congreso no aprobó los cambios discutidos, pero las transferencias están vigentes.
Por supuesto, hay agrupaciones que se beneficiaron considerablemente con las movidas motivadas por cambios que no se concretaron. Alianza para el Progreso (APP) fue la que más autoridades sumó, con 19 alcaldes provinciales y 124 distritales. El segundo partido nacional con la mejor cosecha fue Somos Perú, que logró incorporar a 16 alcaldes provinciales y 87 distritales. La mayoría de las transferencias a estos partidos vino de movimientos regionales, categoría entonces en riesgo de desaparecer.
No deja de llamar la atención que organizaciones nacionales nuevas, como Perú Primero (de Martín Vizcarra), Batalla Perú (de Zósimo Cárdenas) y Ahora Nación (de Alfonso López Chau) han sido las siguientes en la lista de beneficiados, en una apuesta por el voto de rechazo que tendrían los partidos representados en el actual Congreso. De hecho, estos flujos de salida habrían más bien incomodado a los partidos incumbentes, y explicaría parte de la razón por la cual no se llegó a ejecutar la reforma prometida.
Sea como fuere, el resultado a la fecha es que cerca de 1.000 alcaldes actuales –es decir, la mayoría– han demostrado que lo del partido político es apenas un medio para el fin personal de poder ser elegidos. No debería este hecho, por supuesto, caer como gran sorpresa en el actual contexto nacional, pero la contundencia de las cifras es difícil de ignorar. La mayoría de los burgomaestres demostró también, de paso, que lo importante ahora para ellos es acomodarse con el grupo correcto; de administrar bien su circunscripción, quizá, luego se encargue otro.