La semana pasada, la congresista fujimorista Martha Chávez declaró que el periodista Gustavo Gorriti nunca fue secuestrado y llevado al Pentagonito durante el autogolpe fujimorista. “A Gorriti nadie lo secuestró, por favor. Gorriti ha ido a tomar café y en sus declaraciones está que se encontró hasta con un amigo. Fue a tomar café”, señaló la siempre ponderada madre de la patria.
Ante esta revelación, la justicia estaría pensando reabrir ese y otros casos vinculados al fujimorismo, para llegar a la verdad de lo ocurrido. Por ejemplo, ¿la compra de congresistas para que el fujimorismo tenga mayoría parlamentaria fue un soborno o los congresistas solo estaban en el SIN cambiando dólares? ¿La fábrica de firmas de Perú 2000 fue realmente una fábrica de firmas o era una academia de caligrafía Palmer? ¿La compra de canales de televisión con dinero de las Fuerzas Armadas no habrá sido una inversión estatal en programas culturales para nuestra decaída propuesta televisiva nacional? En la venta de armas a las FARC, ¿no eran en realidad armas de juguete para incentivar lo que ahora se conoce como proceso de paz en el hermano país?
Son muchos los temas que deberán ser revisados. Distintos sectores especializados coincidieron en destacar que, afortunadamente, la justicia peruana podrá contar con la desinteresada y objetiva colaboración de Martha Chávez para ello. Estaremos atentos a los resultados.