En un momento trascendental para nuestro país, la presidenta Dina Boluarte se dirigió a todos los peruanos a través de su esperado mensaje a la nación por Fiestas Patrias. La mandataria no dejó pasar la oportunidad de expresar su preocupación ante la crisis política, recordando uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente del país: el fallido golpe de Estado del expresidente Pedro Castillo. Boluarte sugirió así que gran parte de la responsabilidad por la incertidumbre política en la que vivimos recae en el gobierno pasado. Sin embargo, hubo una omisión significativa en su discurso: su propio rol como vicepresidenta durante ese período controversial.
La falta de autocrítica y la ausencia de propuestas enfocadas en la resolución de las crisis sociales dejan al aire diversas interrogantes relacionadas con el futuro del país. No abordar de manera específica los problemas subyacentes puede generar aún más incertidumbre sobre el rumbo y la eficacia de las políticas y las reformas públicas. Durante su mensaje, se hizo evidente también la falta de respuesta ante la indignación ciudadana que ha sido la fuerza motriz de las manifestaciones de la última semana, en donde la población, de forma descentralizada, ha expresado con vehemencia sus inquietudes y demandas.
Aunque la presidenta habló de la construcción de puentes entre el Gobierno y la ciudadanía, no especificó los mecanismos o las acciones concretas que se llevarían a cabo para establecer una comunicación más sólida y un entendimiento mutuo. En un contexto de protesta persistente, resulta fundamental que el Gobierno brinde una respuesta efectiva, para así generar confianza y mantener un diálogo constructivo que busque dar una solución a los problemas sociales respetando el Estado de derecho.
Boluarte debe tener en cuenta que la construcción de una gobernabilidad sólida y efectiva no es un proceso instantáneo, sobre todo si existen precedentes y desafíos que limitan su desarrollo. Es imperativo que tanto la presidenta como su Gabinete, el Congreso y las instituciones públicas establezcan una visión a largo plazo para encaminar la legitimidad del Estado por medio de un trabajo conjunto.
En ese sentido, si bien el mensaje a la nación de Boluarte estuvo marcado por unas disculpas a nombre del Estado y un llamado a la unidad, la ausencia de autocrítica y la idealización de los consensos pueden representar un factor preocupante para abordar las complejas problemáticas que enfrenta la nación de manera efectiva y alcanzar soluciones sostenibles en un entorno político cada vez más dinámico y cambiante.