Desempolvando el uniforme, por Diana Seminario
Desempolvando el uniforme, por Diana Seminario
Redacción EC

es . Los hechos no hacen más que confirmarlo. Urresti, además, nos recuerda al candidato nacionalista del 2006 y al del 2011.
El jueves, Urresti y, como no podía ser de otra manera, el histrionismo no fue espontáneo. Una bien armada puesta en escena marcó la jornada. Él, disfrazado de policía; y la presidenta del partido, Nadine Heredia, con blusa roja, añorando quizá sus inicios en el 2006.

El tufillo militar –también estudiado– no desentonó. Ella declaró convencida: “Estamos unidos para decirle al presidente que somos sus soldados”, lo que calzaba con el mensaje de Urresti cuando se lanzó a la política: “Voy a ser un soldado raso”. Lo que se pretendería es volver a la figura del militar que pone orden, que tan bien le funcionó a Humala en el 2011, cuando le favoreció que los sondeos lo identificaran que por ser militar enfrentaría con éxito la inseguridad ciudadana. Paradójicamente, durante la gestión de Urresti , y también las acciones de sicarios.

Y fue en el 2011 cuando Humala, en plena campaña de la segunda vuelta, juró en San Marcos –con un mensaje de Mario Vargas Llosa como preludio– nombrar civiles como ministros del Interior y Defensa. Cuatro años después, su carta para el 2016 es un militar que hará todo lo posible por recordarnos que fue un aplicado general de brigada, pero no querrá recordar que fue especialista en comunicaciones, en pleno régimen de Fujimori y Montesinos. ¿Y qué significaba ser de comunicaciones entonces? No se necesita ser muy suspicaz para adivinar. Y un detalle más: en ese mismo régimen trabajó en la Casa Militar de Palacio de Gobierno.

Urresti –al igual que Humala– deberá enfrentar a la justicia. Humala fue procesado por la desaparición de los esposos Natividad Ávila y Benigno Sullca en Madre Mía, donde el mandatario estuvo destacado durante los años del terrorismo. Humala fue absuelto por el juez César San Martín. En cuanto al proceso del ‘andahuaylazo’, presentó un hábeas corpus y se mantuvo como testigo, no como procesado. El ex ministro del Interior deberá afrontar un juicio por en 1988. A Urresti lo acusan de autoría mediata y piden 25 años de prisión. Para el fiscal Luis Landa, existen elementos suficientes para considerar que hay responsabilidad penal en el nacionalista.

Este es el panorama: un ministro que dejó el régimen con 41% de aceptación, que se ubica cuarto en intención de voto y que es la apuesta del nacionalismo del 2016 para tener una bancada en el Congreso que los defienda de las acusaciones que no faltarán y, por qué no, colocar a Nadine Heredia en el Parlamento, con la respectiva inmunidad.
No la tienen fácil, pero quizá la suerte los acompañe, pues los que denostaron a Humala en el 2006 al considerarlo un peligro para la democracia, por su autoritarismo y supuestas violaciones de los derechos humanos, no tuvieron problema en promoverlo y apoyarlo en la segunda vuelta del 2011. Que  no nos extrañe que quienes hoy celebran que Urresti haya dejado el Gabinete y que lo procesen por el crimen de Bustíos no duden en apapacharlo en el 2016 si se trata de cerrar el paso a la candidata de sus pesadillas. Basta con quitarle la boina y los borceguíes.

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