La filosofía del “año nuevo, ropa nueva”, quedó en el pasado. En un mundo donde el consumismo galopante va de la mano con un fuerte (y quizá irreversible) impacto en el planeta, rehusar, reciclar y rediseñar nuestra vieja ropa, no solo puede ser divertido -y de paso nos ahorra unas cuantas monedas en los bolsillos-, sino también convertirse en esa pequeña pero a la vez gran acción personal que genere un gran cambio.
La importancia de vivir a la moda de manera sostenible ha sido recogida no solo por grandes organizaciones internacionales interesadas en mantener una armonía en el planeta y en luchar contra la pobreza, sino también por los llamados influencers de todas partes del mundo. Muchos constantemente publican fotos y videos sobre formas rápidas y divertidas de transformar la ropa usada -o que, según tú, ya está pasada de moda- en nuevas prendas que tendrán una vida más larga.
Como nos recuerda Oxfam, casi toda la ropa que llevamos puesta está elaborada a base de cuatro materiales: algodón, lana, seda o fibras sintéticas. Los tres primeros se obtienen de forma natural y el cuarto es un derivado del petróleo. Independientemente del origen del material, la fabricación de ropa es un proceso que implica prácticas que pueden dañar el medio ambiente. Por ejemplo, la fabricación de tintes, los recubrimientos, el blanqueo y la mercerización. En el caso de las fibras sintéticas como el nailon, el perlé o la lycra, su fabricación tiene un efecto en la atmósfera, pues son el resultado de procesos químicos complejos derivados del petróleo. De ahí la importancia de reutilizar la ropa que ya no usemos o que haya dejado de ser útil en nuestro armario. A continuación te contamos tres ideas facilísimas para convertir tus prendas usadas en nuevas piezas (casi) como de estreno.
Quizá una de las formas más fáciles de tener ese vestido camisero que siempre soñaste sea agarrar la vieja camisa que ya no le queda a tu novio, tu hermano o tu papá y ceñirlo a tu cintura con un lazo o un cinturón. Ahora que estamos en verano, puedes tomar unas tijeras y cortarle sin pena alguna esas largas mangas que nos dan calor. Después de eso, ¡voila! A disfrutar tu práctico camisero.
Los polos manga larga que te quedaron del invierno pasado y no son muy gruesos puedes convertirlos también en frescos bividis simplemente cortando las mangas por dentro de la costura del hombro. De igual modo, los viejos jeans pueden pasar a ser lindos shorts vintage si le cortas la parte de las piernas y luego les haces un doblés.
Otra posibilidad es rediseñar las prendas. Marcas como Faber Castell tienen líneas de plumones hechos especialmente para que personalices la ropa a tu antojo.
Recuerda que polos, camisas y chompas viejas pueden convertirse también en las nuevas fundas de tus cojines. //