Cierra los ojos por un momento e imagina a Miguel Grau. Haz lo mismo con José Olaya. Ahora hazlo con Teresa González de Fanning. La razón por la que en los dos primeros casos has relacionado los nombres a rostros y en el tercero lo has hecho a un colegio, es una prueba clara de la ausencia de nuestras precursoras en el imaginario peruano. Pocas láminas escolares de figuritas las consideraron cuando estábamos en el colegio y solo algunos pudimos conocerlas en clases especializadas en la universidad. Sin embargo, ellas existieron, tuvieron rostros, dieron la vida por el país y lograron abrir una pequeña grieta en la historia para las mujeres de ahora.
A poco de cumplir doscientos años de nuestra independencia, cabe la necesidad de preguntarnos cuánto conocemos de estas mujeres y somos conscientes del camino recorrido por ellas. El Proyecto Especial Bicentenario ha iniciado esta tarea desde una serie de eventos que ha denominado Históricas y que buscan repensar y colocar en un sitio especial el papel de la mujer en nuestra historia republicana. “Nuestro imaginario de nación se forja a partir de la producción cultural masiva”, comenta Karen Bernedo, la curadora de la muestra fotográfica de Históricas.
Bernedo comenta que ante la ausencia de fechas conmemorativas, láminas escolares o una imagen clara que se vuelva un referente, no sentimos a estas mujeres como parte de nuestra historia. “No somos conscientes de nuestras antecesoras porque la historia ha sido ingrata con las mujeres, porque no nos han enseñado sobre ellas”, agrega. De cara al bicentenario, es nuestra misión reconocerlas.
LAS IMPRESCINDIBLES
La mujer ha sido un personaje esencial en la historia del Perú, aunque muchas veces desde el anonimato, señala la historiadora Carmen Mc Evoy. “Pienso en las Toledo, una madre y dos hijas, quienes acaudillaron durante la emancipación a un grupo de pobladores de Concepción y cerraron el paso de las fuerzas realistas”, anota la también presidenta del Consejo Consultivo del Bicentenario. La catedrática añade que, en general, durante la Independencia, mujeres como María Parado de Bellido sufrieron la violencia extrema del ejército realista. “El siglo XIX se caracterizó por una guerra civil e internacional intermitente y fueron las mujeres quienes padecieron la destrucción de las tierras y las muertes de padres, esposos e hijos en los campos de batalla”, dice Mc Evoy.
Pero la mujer también pudo alzar su voz de protesta en momentos de paz, como lo hizo Clorinda Matto de Turner. “Ella planteó que los curas se tenían que casar para que no violaran a más campesinas y fue en el siglo antepasado”, indica Bernedo. A Mercedes Cabello, quien también expresaba abiertamente sus opiniones políticas, le costó que escritores como Pedro Paz Soldán, conocido como Juan de Arona, o Ricardo Palma la juzgaran e insultaran.
A fines del siglo XIX, luego de que la Guerra del Pacífico dejara un país en ruinas, Mc Evoy hace recordar que fue el esfuerzo de mujeres, muchas de ellas viudas, quien sacó adelante a sus familias. “También guardo especial aprecio por maestras como Teresa González de Fanning, que vieron en la educación femenina una vía de liberación”, agrega.
LAS CONQUISTADORAS
El siglo XX es importante para la mujer peruana porque se concentran numerosas primeras veces que nos abren oportunidades para siempre: la primera abogada litigante, la yurimagüina Miguelina Acosta, en 1920; la primera aviadora, Carmela Combe, en 1921; la primera atleta peruana que consiguió una medalla de oro en los Juegos Panamericanos, Julia Sánchez Deza, en 1951. Poco antes, en 1945, el Perú tuvo a su primera alcaldesa en el puneño Huancané y fue Dora Madueño. En 1969, María Luisa Aguilar se convirtió en la primera astrónoma profesional.
Esas conquistas, no obstante, también fueron cuestionadas por la estructura machista que era aún más dura en ese entonces. “Una de las primeras parlamentarias, en 1956, tenía dinero suficiente para comprarse un carro, pero su esposo no lo permitió. Hubo otra cuya región quería que se vuelva a postular a un nuevo periodo congresal, pero su esposo no quiso”, añade Bernedo.
Para la antropóloga visual, solo basta ver que luego de 400 años de funcionamiento de la Universidad San Marcos, en 1908, la mujer pudo estudiar en ella. “Tenemos cuatro siglos de atraso en una vida intelectual que nos permita escribir nuestras propias historias”, dice.
La escritora Teresina Muñoz Nájar, coordinadora de la unidad cultural y académica del Proyecto Especial Bicentenario, agrega que luego de repasar el pasado y el presente de las peruanas se puede entender las múltiples luchas que han librado. “Nunca la hemos tenido fácil. Son mujeres que se han casado, han tenido hijos, han peleado por derechos fundamentales, han sido transgresoras. Encima tienen que seguir peleando contra el acoso”, afirma.
“Si vemos la historia en perspectiva, aún falta mucho por hacer”, cuenta Bernedo. Aunque en 1908 una mujer pudo ir a la universidad, recién en el 2019 una de nosotras pudo sustentar una tesis en quechua y en aimara. “En 1957 se autorizó la presencia de la mujer en la policía, pero recién en 1979 apareció la primera promoción y por primera vez una pudo ser comisaria el año pasado”, detalla.
Mc Evoy comenta que, históricamente, la mujer ha vivido en manos de los hombres y que incluso figuras femeninas como Francisca Zubiaga, la ‘Mariscala’, tuvo que masculinizarse y repetir las prácticas de la guerra para avanzar con su propia agenda. “Repensar nuestra ciudadanía es reclamar nuestra independencia, nuestros derechos y dignidad para ser dueñas de nuestras propias historias. El ‘somos libres, seámoslo siempre’ debe ser el soundtrack de todas las mujeres peruanas”, indica la historiadora.
Hay otros personajes que no figuran aquí y que te invitamos a reconocer: las pioneras en tu familia. La primera que fue a la universidad, la que pudo decidir no casarse o tener hijos, la que votó por primera vez. Gracias a nuestras precursoras personales vivimos mejor nuestra propia historia.
LA OPINIÓN
NUESTRA DEUDA CON LAS MUJERES
Gabriela Perona Zevallos, directora ejecutiva del Proyecto Especial Bicentenario
Hace poco vi un cuadro de las celebraciones del centenario de la república. Aparecían reconocidos personajes de nuestra historia, pero ninguna mujer. Hoy tenemos la responsabilidad de escribir la historia de y desde las mujeres.
¿Qué hemos conseguido en los últimos 100 años? En el centenario, las mujeres no podíamos votar, no teníamos independencia económica, menos representación política. Ni hablar de la realidad de las mujeres indígenas y afroperuanas del siglo XX.
Mucho ha cambiado para bien, pero hay luchas que permanecen. En el 2019, más de 160 mujeres fueron víctimas de feminicidio. Seguimos luchando por la paridad en la representación política, por la equidad salarial; por poder decidir sobre nuestros cuerpos. Emprendemos estas causas con valentía y optimismo para dejar como legado una sociedad de iguales.
Para ello, es imprescindible reconocer las luchas de nuestras madres, abuelas y bisabuelas. El bicentenario es una oportunidad para afirmar nuestro camino hacia una república de derechos para las mujeres. Por ese motivo, gran parte de nuestra agenda bicentenaria cuenta las historias de aquellas que tuvieron un rol protagónico y que fue ocultado en el rótulo “hijas de” o “esposas de”. Así, queremos empezar a visibilizarlas.
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Conoce la historia de 25 peruanas ejemplares como referentes para las niñas del país que queremos:
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