Lima ha quedado chica para muchos. Para otros, que no son pocos, la ciudad ya les es ajena. Entre el tráfico que solo parece empeorar, un crecimiento que suele darse sin planificación, la contaminación ambiental o auditiva, y el gran problema de la inseguridad, la búsqueda de nuevos destinos para vivir se ha vuelto cada vez más necesario. Por eso, hay quienes encontraron en los balnearios del sur el oasis anhelado para calmar los nervios y comenzar una nueva vida.
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