Vivo x el Rock 2019 contó con la participación de más de 100 bandas. Foto: Renzo Salazar.
Vivo x el Rock 2019 contó con la participación de más de 100 bandas. Foto: Renzo Salazar.
Vanessa Cruzado Alvarez

No es errado afirmar que la undécima edición del fue la más esperada. Lo musical, claro, fue lo más importante. Ver a bandas como The Strokes, Interpol o Slipknot, por mencionar algunos, fue todo un lujo. Pero además, fue placentero disfrutar de, por ejemplo, rock alternativo en inglés y, en minutos, bailar al compás de Armonía 10.

Hace tiempo que dejó de ser un festival netamente rockero y eso está bien. Los tiempos cambian. Los line-ups, también. Ha pasado en Rock in Rio, Lollapalooza, Coachella y Glastonbury. Es evidente que la tendencia llegaría aquí en algún momento. Si bien hubo controversia con el cartel del festival, el sábado quedó demostrado que sus apuestas musicales fueron más que acertadas.

Para albergar un evento que apunta a distintos públicos musicales, el recinto era clave. Luego de esta edición, se puede asegurar que el Estadio de San Marcos es capaz de albergar este tipo de propuestas. La forma en que la organización distribuyó los escenarios, permitió que los asistentes disfruten de los conciertos. Por su ubicación, la salida siempre es pesada. Sobre todo porque hay que caminar, cual procesión, para llegar a una avenida.

: ¿Por qué esta edición marca un hito para los futuros festivales en el país?

Hay cosas que mejorar, sí. La señalización, por ejemplo. Había mapas de los escenarios y las rutas de acceso, pero si uno no está familiarizado con el lugar, era bastante tedioso llegar al túnel (para bajar al campo, donde se presentaban los artistas internacionales). Lo mismo con las salidas de emergencia. A las finales todo era a base de instinto: seguir a la multitud y ver hacia dónde llegábamos.

Vivo x el Rock 2019. Foto: Renzo Salazar.
Vivo x el Rock 2019. Foto: Renzo Salazar.

Otro punto flojo ha sido la espera por alimentos y bebidas. Por momentos parecía Mistura con música en vivo de fondo. El malestar aumentó cuando, a cierta hora de la noche, un vaso con cerveza podía costar hasta 15 soles (cuando en el chaleco de los vendedores decía S/11). “Eso o hacer la cola”, decían en su defensa. El agua, elemental para sobrevivir a estos eventos, costaba ocho soles. Saquen sus conclusiones…

He querido dejar esta escena al final porque –pienso- tiene que ver más con nosotros como público. Durante el concierto de Interpol (y en adelante), hubo personas que se treparon a las dos torres de audio. Es cierto que no había personal de seguridad resguardándolas y que tardaron horas en que bajarlos. Pero por qué necesitamos de alguien que nos diga que no podemos estar ahí cuando es evidente que nos exponemos.

Algunas personas del público se subieron a la torre de audio. (Foto: Ivan Vincent)
Algunas personas del público se subieron a la torre de audio. (Foto: Ivan Vincent)

El Vivo x el Rock del sábado superó las expectativas. Esta edición, en particular, se ha convertido en un hito de los festivales en el país. Ha quedado claro qué lugar funciona, qué mejoras implementar en adelante y, sobre todo, hacia dónde apuntar en lo musical. Un festival es una experiencia y ya es hora de que vivamos una como corresponde. //

Contenido Sugerido

Contenido GEC