Naysha Montes (24) tiene una memoria elefantiásica. Ella, por ejemplo, recuerda con claridad cómo ocurrió su primer contacto con la música: a los tres años, en su casa de Cañete. A esa edad oía cómo se filtraba en su habitación los sonidos tropicales de Rossy War y Ruth Karina que sonaban en la radio. Eran los años noventa y ambas cantantes estaban de moda.
Luego, por influencia de su padre, descubrió a ‘Los Kjarkas’ y ‘Alborada’, grupos emblemáticos del folclore latinoamericano. En esa época, siendo aún pequeña, aprendió a tocar zampoña y quena de forma autodidacta. Pero también sabía lo que quería hacer cuando creciera: dedicar su vida a los escenarios.
Como suele pasar con muchos jóvenes que quieren dedicarse al arte, no la tuvo nada fácil. Junto a su papá, formó el dúo ‘Inti & Killa’ y empezó a tocar en los restaurantes de la ciudad donde nació. “Al principio no cantaba porque no me gustaba mi voz”, confiesa Naysha.
Por cuestiones familiares se mudó a Mazamari, en la selva central del Perú, donde grabó ‘Contra Viento y Marea’, disco en el que confluyen ritmos como la saya, el huayno y la cumbia. Cuando terminó el colegio, vino a Lima a continuar con su carrera e ingresó a la facultad de música de la UPC.
Sus gustos musicales evolucionaron, pero sin perder su esencia. A ‘Los Kjarkas’ y ‘Alborada’ le sumó Damaris, William Luna y Eva Ayllón. A nivel internacional admira a cantantes como Lady Gaga, Adele, o Miley Cyrus. De hecho, la música pop es uno de sus géneros favoritos.
Todo ello se evidencia en ‘Naysha’, su segundo disco, donde fusiona ritmos tradicionales con sonidos electrónicos. Está compuesto de nueve canciones inéditas y un cover. “Lleva mi nombre porque ese disco soy yo. En cada tema están reflejados mis sentimientos, emociones y afectos”, cuenta.
Así, con mucho esfuerzo, comenzó a construir su propia identidad musical.
El gran salto
Ella no lo sabía, pero Lucho Quequezana venía siguiendo su trabajo. Fue él quien la propuso para que sea parte de la ceremonia de clausura de Juegos Panamericanos. La organización del evento la contactó días antes de la inauguración. Naysha no lo podía creer. “Fue una locura. Estaba en la calle cuando me llamaron y me tomó unos minutos asimilar la noticia”, recuerda, emocionada.
Dice que no estaba nerviosa al momento que le tocó salir a escena. Al contrario: se sentía acompañada, cómoda y protegida por el equipo de producción, los danzantes y demás personas involucradas en la realización del show. “Me repetía una y otra vez, ‘yo puedo, tengo que hacerlo’”.
Su presentación no pasó desapercibida. En redes sociales, los usuarios cayeron rendidos ante ella y se preguntaban quién era la joven que al ritmo de su charango los había conquistado. Al día siguiente la empezaron a llamar de la televisión, la radio y periódicos para conocerla. Su vida, de un momento a otro, cambió por completo.
“Es bonito todo lo que me está pasando. Pero soy consciente de que este es un primer paso para todo lo que quiero lograr más adelante. Mi sueño es que la música peruana suene en el mundo y yo pueda aportar en algo para que eso suceda”, comenta.
Por lo pronto, está trabajando en la producción de nuevos sencillos que espera lanzar a través de sus redes en los próximo meses. Además, dará un concierto en el auditorio del Icpna del centro de Lima, a propósito del aniversario de su segundo disco. Naysha está dispuesta a volar a donde su música la lleve. Y recién está despegando. //
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