(Foto: Captura de pantalla).
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Editorial El Comercio

Ayer, a través de su cuenta de Facebook, la lideresa y ex candidata presidencial de , , lanzó un mensaje a la ciudadanía en el que evalúa la situación que vive el país y parece plantearle algunas recomendaciones al presidente para enfrentarla. Y decimos que solo ‘parece’ planteárselas porque, si se revisa en detalle las partes del discurso que ella dedica a ese fin, queda claro que se trata solo de generalidades y lugares comunes que no incluyen receta específica alguna.

Fórmulas como “señor presidente, no ponga en riesgo la salud y la vida de los peruanos”, “se necesitan ministros de acción” o “escuche directamente las demandas de la población” son, aparentemente, todo lo que la principal figura del principal partido de oposición, y casi segura aspirante a la presidencia en el 2021, tiene para decirle al actual mandatario sobre cómo salir del apremiado trance en el que se encuentra.

En lo que concierne a la identificación de las áreas problemáticas, sin embargo, sí es minuciosa. Se detiene, en concreto, en lo que viene ocurriendo en los sectores Educación, Salud, Justicia e Interior –huelgas no solucionadas, despidos de funcionarias que, a su juicio, eran sinónimo de pertinencia y eficacia en la labor que desempeñaban, morosidad en el cumplimiento de las metas que la población esperaba– para sugerir la renuncia o el licenciamiento de sus titulares. Y, por último, agrega también a esa lista de ministros cuyo cambio sería deseable a “una persona que ha sido denunciada por la contraloría por firmar la cuestionada adenda del aeropuerto de Chinchero”. Es decir, a Fiorella Molinelli, que actualmente ostenta la cartera de Desarrollo e Inclusión Social.

Como nota paradójica, cabe poner de relieve que algunas de las actitudes que objeta de parte de estos representantes del Ejecutivo tienen un paralelo en la conducta de la bancada de FP que ella ignora sin recato. Así, le increpa a la que “no sepa quiénes son los representantes del magisterio en las regiones” y –se entiende– que en esa medida se haya sentado a dialogar con quienes no debía.

Pero nada dice de miembros del equipo congresal naranja como Héctor Becerril o Yesenia Ponce –“Fuerza Popular está identificado con ellos [los maestros], al margen [de] quien sea o no sea terrorista o del Movadef”, ha llegado a sentenciar esta última– que han sido aun menos selectivos al elegir a quiénes apoyan y llevan al local del Legislativo en medio de los gestos políticos supuestamente enderezados hacia la solución de la huelga docente.

Por lo demás, es evidente que el solo cambio de ministros y la impracticable reposición de tal o cual funcionaria en la procuraduría no alcanzarían para enmendar el rumbo de un gobierno que –en palabras de la señora Fujimori– “ha perdido el norte y la capacidad de emprender las reformas que el Perú espera”.

Del aspecto específico que deberían tener esas reformas y de la ubicación del norte perdido, de hecho, la líder de FP no menciona palabra. La pregunta que surge, entonces, es: ¿por qué se limita ella a la pura crítica en su mensaje? ¿Cuál podría ser la razón para que, a pesar de no tener nada realmente novedoso que aconsejar al Gobierno para mejorar el estado de cosas, se haya sentido compelida a lanzar esta andanada de observaciones negativas y exigencias sin receta alternativa en un momento en el que se suponía estaba viviendo una mínima tregua con el Ejecutivo?

Pues la respuesta más verosímil es que pudiera estar temiendo que, si no lo hace ella, alguien más podría ganarle desde la grita en las calles las banderas y el liderazgo de la oposición, lo que constituiría un razonamiento realmente alarmante.

Esperamos, en consecuencia, un nuevo pronunciamiento de la señora Fujimori que, al tiempo de darle luces a una administración que efectivamente se muestra desorientada, pruebe que ella es una candidata potable para asumir en el futuro las riendas del país con algún norte y un plan de reformas bien diseñado.