No siempre la duda favorecer al reo, in memoria
“La duda favorece al reo” es el principio universal de justicia que fue aplicado recientemente en Cleveland, Ohio, EE.UU., para liberar a Ricky Jackson después de 37 años de prisión. Este principio internacional que reza para todas las sociedades del ‘homo sapiens’ no fue tomado en cuenta por la justicia peruana durante el juicio que se le siguió a Jorge Villanueva Torres por la muerte del menor Julio Hidalgo Zavala, acaecida hace exactamente sesenta años.
Hoy nadie con un mínimo de razonamiento duda de la inocencia del mal llamado “Monstruo de Armendáriz”. Sin embargo, el Estado peruano no ha reconocido el error del fusilamiento, el 12 de diciembre de 1957, del soldado que prestó servicio como avionero en la Fuerza Aérea del Perú, egresó con el grado de cabo y fue incorporado a la FAP por ser un destacado músico.
El devenir de la vida llevaría a Jorge Villanueva a trabajar en orquestas y otros oficios en el ramo de la construcción civil y a deambular por la playa y la quebrada de Armendáriz en sus tiempos de ocio. Sus familiares afirman que era un hombre bueno y sano pero que vivía solitariamente ensimismado en su musicalidad interior.
Sería redundante repetir la historia de Uldarico Salazar Bermúdez, el turronero acusador, quien murió arrepentido de sus acusaciones en el Hospital Larco Herrera. También sería ocioso repetir los gritos de inocencia que profirió el inculpado hasta el último instante de su vida. Pero sí podemos dar crédito a las afirmaciones del Dr. Carlos Enrique Melgar, abogado defensor, quien alegó que el protocolo de la autopsia no señala ningún desgarramiento. Por lo tanto, nunca se probó que el niño sufriera violación alguna. Asimismo, el médico legista, Dr. Víctor Maúrtua, afirmó: “No solo se ejecutó a un hombre inocente, sino que el hombre ‘correcto’, el asesino, el monstruo, nunca existió”. El periodista Manuel Jesús Orbegoso, que siguió el caso, concluiría: “Se le juzgó más por ser negro, vago y ladrón que por asesinar a un niño”.
La Constitución Política de 1933 rezaba ‘Dura lex sed est lex’ (Dura es la ley pero es la ley) y estamos totalmente de acuerdo con este precepto. Sin embargo, si la ley es dura, la verdad es más dura aun y aunque duela socialmente hay que reconocerla. El politólogo y filósofo Francisco Miró Quesada Rada afirmaría: “La verdad requiere de la justicia. Una es inseparable de la otra”.
Por el bien de la democracia, la justicia y la salud social, nosotros los afrodescendientes demandamos a los poderes del Estado, personificados en la Presidencia de la República, el Ministerio de Justicia y el Ministerio Público, que se reconozca el error socio-judicial, se acepte el derecho de la duda histórica y se levante el velo de la verdad y se desagravie al ciudadano Alejandro Villanueva Torres, a su familia, a la comunidad y al pueblo afrodescendiente que espera por más de cincuenta años que se nos respete como ciudadanos del Perú con plenos derechos, incluyendo el de ‘Induvio pro reo’.
¿Y los congresistas afrodescendientes?