¿Una mascota en Navidad?
Quiero compartir con ustedes el caso de mi amiga Elvira, una señora mayor cuyos hijos viven en el extranjero, pero todos los años vienen a pasar fiestas con ella. Elvira hacía una vida social activa y normal hasta que ellos le regalaron un perrito para que la acompañe en la casa.Al poco tiempo, mi amiga se dio cuenta de que no salía de su casa porque no tenía con quién dejar a su travieso Boby, el perro. Si lo dejaba solo, el cachorrito se ponía como loco y lloraba. Ella quería retomar su vida social y no estar atada al animal, así que nos pidió que mejor nosotros le encontráramos un lugar a Bobby donde lo pudieran y quisieran cuidar.
Y es que en primer lugar sus hijos debieron pensar si ella quería tener una mascota o si podía cuidarla, si le gustaban los animales, si su vida iba a ser como antes o iba a cambiar. En este caso la mascota no se convirtió en una buena compañía sino en un gran problema.
Y ponemos este caso de ejemplo en estas fechas porque mucha gente se entusiasma cuando ve un cachorrito y piensa que este sería el mejor regalo para dar a la pareja, hijo, amigo u otro ser querido. Pero, el hecho que a ti te gusten las mascotas, ¿quiere decir que a tu ser querido también?, ¿somos conscientes de la responsabilidad que involucra adoptar un animalito?
Hay otros casos en los que sucede todo lo contrario. La persona solitaria que no tiene una vida social activa y no quiere saber nada de salidas, hasta que recibe una mascota. En ese momento comienza a salir a pasear con su animalito, e incluso a relacionarse con personas que tienen mascotas, y así mejoran su vida social.
Si preguntas a tu ser querido ¿quieres que te obsequie un perrito o gatito, y la respuesta es sí, adelante. Siempre recomendamos no comprar sino adoptar.
Hay que ser cautos con lo que vamos a regalar. No podemos regalar un ser vivo como si fuera un juguete. El perro sufre, llora, necesita atención, y no puede ser descuidado. Requiere todas las atenciones de cualquier ser vivo. ¡Feliz Navidad!