Con la piel Kurtida de Cobain
HELLO, HELLO, HELLO… HOW LOW? (QUINCE AÑOS SIN NIRVANA)
Cuando te conocí estabas desatado. Tu vida urgente se había convertido en una alegoría de cuatro minutos y 56 segundos. Eras tú quien aparecía en el video. Eras tú porque solo en ese clip creo que fue posible reconocerte. Ni siquiera en la presentación desenchufada de MTV siento que fuiste tan auténtico como en “Smells like teen spirit”. Esos saltos, esos versos perdidos, la guitarra destrozada y la voz suficiente. Me mirabas, me pedías ayuda y yo inútil. Tenía 12 años pero algo entendí en ese primer encuentro. El hombre rubio y flaco estaba sufriendo. Nadie te iba a salvar, Kurt. Ni siquiera la mejor de tus canciones. En tus primeros días de videos y discos (que también fueron los últimos), la televisión por cable no aterrizaba en Lima. Los días aun podían transmitirse en UHF. En ese viejo televisor Samsung la señal abierta era un mal innecesario de lunes a viernes por la tarde. Mis padres no estaban en casa y mi hermano Rafael dominaba después que llegaba de la universidad. Su debilidad era sintonizar el canal 33 de la señal alternativa, sobre todo por la música. Allí aparecías con Nirvana, cantabas “Smells like teen spirit” y le pusiste estilo y ritmo al dolor. Con tu canción emblema sentí por primera vez las ganas de saltar en un concierto, me sentí inconforme. Quería ser tu amigo, buscar una guitarra y que me enseñaras a tocarla (o mejor dicho, a romperla toda).
Rafael compró tu Nevermind en caset y lo reproducía a todo volumen los sábados al mediodía en un desgastado minicomponente marca Sanyo. Yo se lo agradecía y mi madre le reclamaba “qué tontería le haces escuchar al chico”. Él sabía que era mi Obi Wan musical, siempre lo fue en los 20 años que compartimos habitación. Lo que grabaste con Nirvana y todo ese rock alternativo noventero (sobre todo el subgénero del grunge) fue lo último que me inculcó hasta que me independicé con mi melomanía en los últimos años del colegio. Después de Nirvana fue Soundgarden, pasando por Radiohead y aterrizando en Pearl Jam y Stone Temple Pilots.
Nirvana me hace acordar a mi hermano y eso es un valor agregado sobre todo ahora que no vivimos juntos. Rafo nació en 1967 como tú y fue el primero en decirme que los grandes maestros estaban destinados a irse después de los 27 (Morrison, Hendrix y tú). Cuando alguien en el colegio comentó que habías decidido irte llegué corriendo a la casa para contarle. No me creyó y al día siguiente nos fuimos juntos a comprarnos polos con tu rostro impregnado como manto sagrado.
No recuerdo cuántas veces leí la noticia ni cuánto tiempo lloré. Con 14 años sentí que se me acababa la música y que no habría más. Escuché en la radio que te encontró un jardinero y que habías escrito una carta. “Soy el peor haciendo lo que mejor hago”, dijiste poco antes de morir. Lo tenías todo listo, joven siniestro, lunático y genial. Cuando te preguntaron, meses antes, cómo decorar el escenario para el Unplugged MTV pediste muchas flores y cirios encendidos. Esa noche, le cantaste al mundo que estabas listo para ser velado con el cuerpo vivo y roto. Muchos te recuerdan así, pero yo sé que no fue tu mejor noche. Lo dijiste alguna vez, fue por un poco dinero nada más. Y eso te ardía, te desgastaba. Por eso pediste descanso en medio de la más exitosa de tus giras. Llegaste con gritos desgarrados pero despareciste en el más cómplice de los silencios.
Te fuiste un 5 de abril de 1994, el primer reporte policial informó que te disparaste en la cabeza con una Remington M-11 Calibre 20. Meses y años más tarde las versiones cambian y asustan, pero siguen navegando sin encontrar puerto. Han pasado 15 años y el impacto de esa bala maldita acompaña a todos esos corazones deteriorados que laten con el vértigo de una repetida nota musical. Cuánta incomprensión, cuántas miradas, cuántas leyes, cuántos culpables disfrazados de jueces. ¿Dónde estarás ahora, Kurt? Ya tendrías 42 años como Rafo y no tengo dudas que ya habría hecho lo imposible para irte a ver a alguna parte del mundo. Un amigo me contó que en Argentina te molestaste mucho y no tocaste “Smells” porque le tiraron de todo a tu joven grupo telonero. Así eras, rabioso y justo. Feroz con los prepotentes y generoso con los débiles.
Me gusta el rock por sobre todas las cosas. Tengo tus discos, también los de tu amigo Michael Stipe de R.E.M (¿Sabes que estuvo por aquí no? ¿Y también sabes que cuando cantó “Let me in” lo hizo de espaldas como hablándote a ti?), los de Smashing Pumpkins, los de Alice in Chains y Blind Melon. Te pido perdón por ser ingrato, por dejar que el querido britpop aparte de mí ese cáliz venenoso llamado grunge. Por mi hermano conocí el rock setentero y el ochentero, pero fue en los noventas que comencé a caminar solo. Muchas veces he traicionado esas raíces, maestro Cobain. Pero la honestidad de los sentidos nunca muere, solo descansa. Aquí estamos de vuelta.
Te cuento que mi hermano se casó y hoy tiene dos niños intratables como el tío. Hoy trabaja con saco y corbata, hoy es un hombre correcto que usa lentes para la miopía y que ha abandonado la noche. Al escuchar tus canciones siento la severa tentación de buscarlo y tocarle la frente con alguna de tus obras. No tengo duda, él se unirá a mí y saltaremos juntos otra vez. Mi cuñada dirá que no es el momento y pedirá que bajemos el volumen para no despertar a los niños. No importa, yo vivo solo y en mi espacio podremos regresar a ese estado de Nirvana del que tanto nos cuesta salir.
No sé si fuiste consciente de que tu voz es la voz de la Generación X, no sé si asumes tu condición de líder cultural de una sociedad con muchas preguntas y resignaciones. Tu grito desaforado no fue un alarido barato para impresionar, fue una alarma para despertar. Justo hoy que pueden condenar a Fujimori te recuerdo con más intensidad. Esas canciones sin sentido para algunos, me acompañaron esos años de marchas y manifestaciones. Es justo el homenaje y el saludo. Porque nunca te escribí estas cosas y porque mereces saber que de alguna manera nos cambiaste la perspectiva a muchos. Cambiaste tu mundo, mi Cobain. Desde aquí te saludamos nosotros, los que no pudimos hacerlo.
¿Cuánto sentiste la muerte de Kurt Cobain? ¿Crees que Nirvana es lo mejor del rock noventero o también de todos los tiempos? ¿Qué otros grupos recuerdos de aquella recordada explosión del rock alternativo? ¿Qué canciones recuerdas de esta época?
La palabra es de ustedes
[Canción emblema del rock de los años noventa: “Smells like teen spirit”. El nombre de esta canción es una anécdota. Una amiga le dijo a Cobain que “olía a espíritu adolescente” referiéndose a un desodorante. El músico lo tomó como una arenga de revolución y la usó para el mayor de sus éxitos. Escucharla y verla es olvidarte de lo avanzado de los tiempos y regresar a las aulas. Vamos, todavía]
[Esto no es el video final pero es una verdadera joya. El ensayo final del MTV Unplugged con una de las mejores canciones de esa noche (y de todos los tiempos). “The man who sold the world” de David Bowie en una versión virtuosa e inmejorable de Mr. Cobain. Al inicio de este hallazgo es posible apreciar al Kurt perfeccionista que todos siempre quisimos ver]
[Esta es la favorita de mi hermano y una de las mías también: “All apologies”. Una buena versión con un Kurt casi con camisa de fuerza y enamorado (presten atención al dedicado a Courtney Love antes de comenzar la canción). En fin, él la quería, ella no estoy seguro]
EL NOSTÁLGICO DE LA SEMANA
[Ya que estamos en liberada confesión rockera, un video de Guns N’ Roses, grupo influencia o eslabón notorio entre el ‘hair metal’ de Poison y Bon Jovi y el rock noventero que tuvo a Nirvana como símbolo. La canción es “Paradise City”, año 1992 en Wembley. El mejor momento de Axl y Slash]
LO MÁS CURSI
[No encaja con la melcocha mostrada en semanas anteriores pero como no tengo ganas de romper el molde rock de este post, la balada más ‘soft’ que recuerdo de esa época es esta: “Under the bridge” de Red Hot Chili Peppers]
[AVISO PARROQUIAL: Como les conté la semana pasada, desde este martes y todos los martes aparecerá El Memorex en el suplemento Deporte Total de este diario. Un poco de nostalgia deportiva que arranca oficialmente hoy con una nota sobre el Toto Schillaci. Ojalá puedan checarlo. Abrazo. PC]