No te vayas, mamá
POST SORPRESA DEDICADO A QUIENES CRUZARÁN OCÉANOS PARA VOLVERLA A VER
Yo también la hubiera ido a buscar. Quisimos tanto a Marco porque era lo que muchos aún no alcanzamos a ser: un buen hijo. Hace 22 años sentí que también la perdía. Era un paseo escolar por el Parque de las Leyendas y mi extraña debilidad por distraerme, me dejó plantado frente a la jaula de la pantera cuando el grupo ya había salido a encontrarse con el oso de anteojos. Me quedé atrás, me quedé solo, sin planes de rescate a la vista. Durante dos horas, y con menos de siete años, sentí que para recuperar a mi querida madre tenía que recorrer de los Apeninos a los Andes.
Pero el viaje fue más corto.Sentí que era Marco en el más triste de sus capítulos, como estaba en un zoológico quería encontrarme con un mono para que se convierta en mi versión improvisada de Amenís. Caminé mucho, me desesperé y cuando me senté a llorar una mujer de unos cuarenta años me preguntó qué diablos hacía al frente de los papagayos. La señora me secó las lágrimas, me hizo un peinado lamentable y mientras me llevaba a la caseta de informaciones apareció ella. Después de eso, nos hemos separado muchas veces. Casi siempre fui yo el que decidió irse. Si Marco fuera mi hermano no me hubiera perdonado jamás.
¿Por qué nos conmovió tanto Marco? Pienso que todos quisimos darle una mano a ese chiquillo de un pueblo italiano porque de alguna manera aprendimos que alejarte de ese mujer es uno de los dolores más grandes. Marco, y esa tragedia que ningún niño quisiera tener, fue un persistente y mantuvo intacta su fuerza del cariño. A diferencia de los excesivos lamentos de la siempre inquieta Candy, este pequeño sufría porque le faltaba el amor verdadero. También transmitido desde finales de los años setenta, ese anime japonés basado en el cuento “De los Apeninos a los Andes” de Edmundo de Amicis duró solo un año pero su intensa clave dramática lo instaló en nuestros pensamientos para siempre.
Menos mal que existió un tal Marco para aprender muy temprano que es bonito tenerla cerca todos los días. Hace tres meses que solo la veo una o dos veces por semana. Este domingo será el primer Día de la Madre desde que decidí mudarme a un departamento de soltero. Cuando la visito siempre me quedo más horas de lo previsto y, cuando ella me busca, algo de mí quiere cantarle que “no se vaya”.
(Verano de 1982: Mi querida madre, el Tío Johnny y un pequeño moticuco)
¿Cuántos Marcos encontrarán a su madre este domingo? ¿Cuántas cruzarán el océano o simplemente comenzarán la búsqueda? Yo este domingo despertaré y quizá me sienta raro cuando no encuentre ese otro dormitorio donde hoy me gustaría decirle tantas cosas. Que estoy aprendiendo, que estoy tratando, que ya sé preparar algunos platos o que ya sé cuáles son los mejores limones. Aún no le he dicho que la extraño, sobre todo cuando hacía renegar a mi viejo por esperarme en la sala con las ganas de una buena charla antes de dormir. El tiempo ahora es cruel y no alcanza. Porque es muy poco de amor, solo una vez por semana.
Marco será recordado porque representa al mejor de los amores. Millones de personas morían por guiarlo y propiciar el reencuentro más esperado. Marco lo logró. Tú también puedes hacerlo. Por eso es viernes y aparece este post sorpresa. Porque, a pesar que tuvo muchas veces motivos para hacerlo, mi madre nunca se fue. Con ella aprendí el mejor cine, las letras y la música. Si mi buen padre es un anti para cualquier manifestación creativa, mi mamá siempre hizo de lo sensible un sano exceso.
Hace unos diez años, me invitaron a un concierto de música católica. Fui el peor de los faltosos al ir con la resaca de una maratón cervecera. Era mi licenciosa protesta en contra del ascenso de Juan Luis Cipriani. Mi estado era lamentable pero igual pude escuchar una canción que acabo de recordar mientras termino el post. Uno de sus estribillos dice “madre, tú eres mucho más de lo que yo merezco”. Eso resumiría todo, sin más párrafos. Marco encontró a su madre y hoy, tal cual lo prometió, debe ser un médico genial que vive para cuidarla. Yo este domingo quizá cuando despierte y no esté cerca, me sienta un poco como él: con las ganas de gastarme la vida en buscarla todos los días como si fuera la última vez.
¿También te animas a buscarla para decirle todo lo que tengas pendiente? ¿Alguna vez te sentiste como Marco? ¿Crees que este anime japonés es el más triste de todos los que viste de niño?
La palabra es de ustedes [mamá (la mía y la tuya)leerá]
[La entrada de Marco con el nunca tan clásico "No te vayas mamá". El estribillo de la parte final me suena muy argentino setentero. Me gusta]
[La escena cuando Marco encuentra a su mamá. Imperdible]
[Los últimos capítulos de este anime japonés. Es un final demasiado tranquilo para tanto sufrimiento acumulado]
EL NOSTÁLGICO DE LA SEMANA
[Para estar a tono: "Madre" con Pimpinela y Diego Armando Maradona. Año 1987, el 'Pelusa' estaba en su mejor momento. Hasta era decente en el canto]
LO MÁS CURSI
[No hay pierde con este espacio. Ahora recordamos a este dúo de niños brasileños, Jairzinho y Simony y su veintiúnica canción "El Amor no tiene Edad". Inevitable regresar a primaria. Año 1987]