Cuidado con las imitaciones
Un recuento nostálgico de las mejores imitaciones de Carlos Álvarez y Jorge Benavides en los años ochenta y noventa. Para usted, ¿quién es el mejor?
Cuando conocí a Jorge Benavides sentía que había salvado de morir. No había sido un accidente grave pero para un niño de 10 años (que iba a cumplir 11) el sufrir un corte cerca del abdomen era casi una prueba de vida. Me había caído de un caballo, no de un potro salvaje de campo sino de una especie de pony estático que era usado como atracción en el Parque de las Leyendas. Había sido un blooper de la equitación, una torpeza de hipódromo, pero sobreviví. Me llevaron en estado de delirio al tópico (no podía ver sangre en ese entonces) y cuando me vendaron mi padre se acercó y me dijo al oído: “Sé que no quieres irte a la casa porque eres un niño terco, pero ¿a dónde vamos?”. Yo era un sobreviviente de guerra, un niño héroe que había vulnerado las leyes del dolor. Merecía condecoración por no haber llorado mientras el alcohol recorría sin piedad por mi alargada herida. Podía pedir cualquier cosa:
“Llévenme al Play Land Park”.
(Ese mismo día, el programa JB Noticias había salido a grabar en este centro de juegos mecánicos).
Nunca me voy a olvidar mi cumpleaños número 11. Fue el 17 de enero de 1991. Aquella fue la última vez que me celebraron con tanta parafernalia. Después la crisis le lanzó dardos fulminantes al corazón de nuestra economía familiar y todo cada vez fue más austero. He buscado durante todos estos días la foto y creo que la he perdido. Igual seguiré intentando porque sí, soy terco. Yo vestía una polera de Batman y JB estaba disfrazado de Maxwell Smart, el Super Agente 86. Allí, en la montaña rusa del Play Land Park de la Avenida del Aire, Benavides grabó una graciosísima escena de persecución. Entonces, mientras terminaba de filmar, me paré en la puerta del ‘Super Loop’ y lo esperé. Cuando apareció me dijo algo así como “ajá… el viejo truco de esperarme en la puerta” y me firmó el autógrafo y se tomó la foto conmigo, mis padres y mi hermana mayor. Durante años ese retrato estuvo en la sala. Después de la última mudanza, se perdió.
Por aquel inmejorable recuerdo infantil le tengo mucho aprecio y afecto a JB. Nunca he negado que siga sus grabaciones siempre, que lo haya visto en casi todas sus facetas y que me parezca graciosísimo en las diferentes versiones que ha tenido. Es más, hace poco tiempo sentí que mi corazón volvía a perder por demolición y que los latidos cada vez eran más prestados (y pesados). Estaba, digamos, algo triste (o demasiado) y volví a casa de mis padres unos días, volví a mis a amigos y volví a JB. Claro, así te haya dejado la mujer de tu vida es bien difícil que no te rías con las imitaciones noventeras de Jorge Benavides. Un solo mix de videos que van desde Rambo hasta Susana Higuchi (o la Pepa Baldessari) eran suficiente placebo para volver a sentir el impulso feliz de una carcajada.
El humor de Benavides no tiene artificios ni poses. Por eso me divierto mucho con Arnold diciendo ¡Mentira! O con mi querido Veco en versión de JB. Creo que ni siquiera Patch Adams es más sanador con la risa que el mejor Benavides (el de los años noventa).
Dicen que el próximo año terminará el largo ciclo de “El Especial del Humor” y algo de mí festeja. Porque quiero ver de nuevo solo a JB. Carlos Álvarez es otro imitador notable que tiene versiones ochenteras inmejorables como aquella de Popy Olivera o de Galan García. Hasta que tuvo su programa propio en canal 2 “Las mil y una de Carlos Álvarez” pudo admirar su estilo de humor. Después lo siento algo grotesco, oportunista, excesivamente político y con tendencia a exagerar con el uso de lo gay para hacer reír. Por eso prefiero a Benavides, porque sus chistes nunca me generan la más mínima mala vibra. En el otro caso, no puedo decir lo mismo.
Es mi opinión, pero mi nostalgia humorística se remonta a La Banda del Choclito primero, después a ¿Quién soy yo, “papá” y al final a los programas que produjo JB. Pero mejor hagamos de esto un duelo, sobre todo ahora que se van a separar. Yo me quedo con Jorge Benavides y sus personajes, y sus máscaras, y sus gags clásicos. ¿Tú prefieres a Carlos Álvarez? Pues deja tu comentario y armemos el debate. (Vamos, todavía).
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VAMOS CON LOS VIDEOS
[Jorge Benavides en imitación ochentera del Veco]
[Jorge Benavides y la imitación de la Pepa]
[Carlos Álvarez y la secuencia de Marco Aurelio]
[Carlos Álvarez y Hugo Chávez]