Luciano's que no eran marcianos
Los lugares donde tanto te gustaba comer cuando eras niño o adolescente. Las fuentes de soda y restaurantes de los ochenta y noventa. Para saborearlo todo en tiempo pasado
Ilustración: CaféUno extraña no solo aquello que se vio obligado a enterrar en el panteón de lo ausente sino también lo que nunca más volverá a ser igual. “Lo que un día fue no será”, diría José José. Llamémosle: la nostalgia de lo inalcanzable. La memoria no solo es visual. La capacidad para añorar lo perdido puede tener estímulos olfativos o gustativos. Reconozco que he visitado todo tipo de fuentes de soda o restaurantes. Me he paseado con mayor devoción que el mismo Gastón. Buscaba un sabor, una forma bien cocinada de experimentar el placer. Pero he fracasado, hasta ahora nadie ha logrado producirme con sus propuestas culinarias la misma sensación de felicidad extrema, de momento Kodak, de cuarto de hora sublime, que aquel sándwich mixto con pollo del Luciano’s Burger. ¿A dónde te fuiste marciano? Espérame en Marte que nunca llegaré.
A mi padre nunca le gustaron las fuentes de soda o los autoservicios. Si fuera por su iniciativa habríamos comido cebiche o anticuchos cada vez que salíamos a comer fuera con la familia. “Comida prefabricada para envolver y devolver”, creo que alguna vez dijo exhibiendo una rara capacidad para producir rimas. El Luciano’s Burger era un ‘point’ demasiado suavecito para Pablo Asbalón (mi papá). En mi penoso destino no estaba la visita a esa nave instalada en la cuadra 15 de la avenida Arequipa. Y entonces sucedió.
Había llamado muchas veces al programa infantil de Ricky Tosso (El club de Ricky) hasta que pude conversar con el ex Detectiloco. Mi llamada entró cuando se jugaba el “Sapito” vía telefóno. Es decir, la producción del programa colocaba a un ocioso detrás de las cámaras para que lance las monedas. Aquel espontáneo nunca siguió mis indicaciones. Lanzó las monedas con el desgano de los burócratas en feriado. A pesar de todo eso, una de las monedas quiso rebelarse y darle un matiz a un momento donde todo casi era previsible. La moneda se dejó llevar por el viento, controló su vuelo por los aires y se instaló en la boca del sapo. Gané y uno de los premios principales decía: vale para tres personas para comer en el Luciano’s Burger. Llevé a mamá. Y, aunque recuerdo que no quería, a mi papá también.
Gracias a ese premio memorable de Ricky pude entrar por primera vez a la navecita con el hombrecillo verde. Volví en muchas ocasiones porque ese mixto con pollo era esencial, era la salida del purgatorio, era el jueves de excarcelación, era casi un inexplicable grito de libertad. Hasta que Luciano’s Burger desapareció. Hasta que la nave fue destruida con el mismo desdén de un francotirador en guerra santa. No quedó nada del Luciano’s. Unos años más adelante ese espacio se convirtió en la popular discoteca Break de Lince y hoy simplemente no hay nada. Mi querido Luciano’s Burguer fue como una pequeña nave espacial que hizo contacto con los terrestres para irse después sin sentimiento de culpa.
Si no era el mixto con pollo del Luciano’s Burger, lo eran las hamburguesas del Pop’s, esa fuente de soda ubicada cerca de la avenida Primavera. Exactamente no me acuerdo si estaba arriba de un grifo o en un segundo piso de una zona comercial cerca al Óvalo de Higuereta. Lo que sí grabé sin margen de error fue el sabor de la Royal de este desaparecido local. ¿Te acuerdas cuándo ibas al Pop’s? Yo lo hacía los viernes por la noche después de que culminaba mi paseo mensual por Polvos Rosados, ese lugar donde mi madre se divertía sorprendiéndome primero con un Thundercat o GI-JOE de colección para al final cerrarlo todo en el Pop’s.
Hoy extraño todo porque nada es igual. Porque mi paladar quiere regresar a un día imposible. Ni el Luciano’s Burger ni el Pop’s volverán nunca más. Tampoco el MarcoAntonio del Centro Comercial Risso y sus tacos geniales con fondo musical de nueva ola. Mucho menos los sandwichs de pavo de la cafetería del cine Country o el pollo a la brasa del nunca tan bien querido Rancho. ¿A dónde se fue la Ballena del estadio Nacional? ¿Por qué desapareció el Tambo y su modelo a lo fuente de soda de los tiempos de Grease? ¿Alguien se acuerda del Bon Beef?
Mi extraña naturaleza evocativa, esa sensación permanente de que pertenezco a un tiempo ajeno, me condena a ilusionarme con un restaurante o fuente de soda a la antigua. Imaginarme llegar y que en la rockola suene la canción “All I have to do is dream” de The Everly Brothers. Lo más cercano que hoy encuentro a eso son las zonas para autos del Kentucky y el interminable Tip Top. Pero ninguno ha vuelto a ser el mismo que fue en esos tiempos mejores cuando yo era tan solo un niño que fantaseaba hasta irse a estratósferas impensables mientras el mundo seguía transcurriendo. Luciano’s al final si era un marciano. Y mi sentido del gusto una necesidad extraterrestre.
¿Qué fuentes de soda o restaurantes eran tus favoritos? ¿Algún plato que recuerdes con especial devoción? ¿Cuál de estos crees que funcionaría hoy en día?
La palabra es de ustedes
Un video para amenizar: El spot de Luciano’s Burger
Y este comercial del KFC que hace recordar a sus tiempos entre ochenteros y noventeros.
AVISO IMPORTANTE A LA COMUNIDAD NOSTÁLGICA
Ha comenzado una vez más el concurso de los 20 Blogs Peruanos y este año la competencia es mucho más fuerte. Así que necesitaré de una ayudita de mis amigos (ustedes). Si te gusta el blog y quieres que gane haz click aquí y busca este blog en la categoría Entretenimiento. El año pasado el final fue muy feliz y ahora solo queremos extender esa alegría. ¿Vamos, todavía? Ustedes dirán… avisen a los compañeros.
OTRO SÍ DIGO
Quiero darle la bienvenida oficial al gran Café, quien desde ahora nos colaborará con ilustraciones para graficar mejor las cosas en este espacio de los recuerdos. La ilustración de este post es suya. Y de las que vienen también.
UNA MÁS
Puedes hacer click aquí y unirte a la página del Facebook. También pueden unirse al grupo del blog por aquí y seguirnos por el Twitter en esta cuenta.
Gracias a todos por la respuesta a los posteos. En el último de Carrusel recibimos en la página del blog la opinión del verdadero Cirilo Rivera, el actor mexicano Pedro Javier Vivero. Para los escépticos hacer click acá.