¿Para quién trabajas?
Publicado en el diario El Comercio (Perú), el 15/09/2019
“¿Para quién trabajan?”, nos preguntaron a varios hace poco saliendo de un evento. Sin siquiera dudarlo por un instante, respondí: “Trabajo para mí misma”. Con cara de sorpresa, comentaron llenos de curiosidad: “no sabíamos que estabas sin trabajo. ¿Desde cuándo no estás más con LHH DBM Perú?”.
Con mucha tranquilidad les expliqué que yo trabajo para mí misma. Que, a través de mi empresa, que es también mi marca personal, Ines Temple S.A., vendo mis servicios profesionales. Expliqué, que LHH DBM Perú es mi principal empresa cliente, es la que contrata mis servicios desde 1993 y la que me los paga puntualmente, el día 25 de cada mes.
Mis interlocutores seguían sin entender nada. ¿Pero si estás en planilla, cómo puedes decir que trabajas para ti misma? Les expliqué que el hecho de estar en planilla no cambia la relación real que tenemos LHH DBM Perú y yo. En esa relación, yo trabajo para mi misma, como su proveedora de servicios profesionales y trabajo con ellos, que son mis clientes y pagan por mis servicios mes a mes.
Este cambio del enfoque tradicional los tenía confundidos, pero continué explicando que se trata de un nuevo paradigma que nos obliga a tener una actitud empresarial frente a la venta de nuestros servicios profesionales, casi como ‘free lancers’ aunque estemos empleados. Así, nos toca estar siempre pendientes de la calidad de nuestros servicios y de la satisfacción de nuestros clientes con los mismos, para que quieran seguir comprándolos mientras así lo queramos o necesitemos.
Nuestro “trabajo” o contrato de servicios como prefiero llamarlo, no es un derecho ya ganado, sino que nos toca volver a ganarlo cada día con los resultados que generamos y el valor que agregamos. Con cada año que pasa, más nos tenemos que ocupar de que nuestros servicios realmente agreguen valor y sean competitivos y relevantes. Recordemos que nuestras empresas o clientes siempre pueden encontrar otras alternativas de proveedores de servicios que no seamos nosotros.
Ante la duda que veía en sus caras les aclaré que esta actitud de trabajar para uno mismo, primero, no significa de ningún modo que no seamos leales a la empresa que contrata nuestros servicios. Es todo lo contrario. Ocupados en dar los mejores servicios posibles, damos lo mejor de nosotros, con vigencia, relevancia, lealtad y compromiso. Incluso sabiendo que en cualquier momento la relación contractual entre nosotros podría cambiar por decisión de cualquiera de las partes. Pero nuestros clientes más importantes, merecen siempre todo nuestro respeto, dedicación, entrega y servicios de calidad.
Por eso, cuando escucho a algunos decir que trabajan para tal o cual empresa o tal o cual persona, me preocupo de que no estén manejando su carrera o empresa como su mejor negocio propio. Siento que van sentados al fondo del bus que alguien más conduce en vez de conducir cada uno el timón de su carrera o empresa personal.
Todos trabajamos para nosotros mismos, para nuestras propias empresas y marcas personales, ojalá leales a nosotros mismos, nuestros sueños, ambiciones y aspiraciones. Ya al terminar pregunté a mis interlocutores: “¿Trabajan para ustedes mismos?” “Sí”, asintieron todos aliviados, felizmente sí.