Trágico fallecimiento de Renatto Motta, joven novillero peruano
TRAS UNA CORNADA EN MALCO, AYACUCHO Y UNA DUDOSA CURA EN LA POSTA DE CHALA.
La ética de la tauromaquia implica arriesgar la vida. Es manifestación artística donde el intérprete se juega la vida. En los ruedos se muere de verdad. Pero cuando la desgracia se presenta en una plaza, golpea hondamente la sensibilidad de los aficionados. El pasado martes 17, el joven novillero peruano Renatto Motta (20) fue corneado en Malco y a consecuencia de ello perdió, lamentablemente, la vida. Duele mucho que una vida en ciernes se trunque de forma tan desgraciada. El miércoles, en Madrid, se guardó un minuto de silencio por él.
LA CORNADA
Motta fue desarmado por su novillo y se refugió en el burladero. Pero en vez de ingresar tal como llegaba, giró sobre sí mismo, para entrar dándole la espalda a los tendidos. Fatales instantes adicionales, pues no logró introducir la segunda pierna a tiempo, siendo corneado en la cara interna del muslo. Fue tan rápido, que ni él mismo se percató de la cornada, hasta ver su propia sangre. Sus alternantes, los matadores Emilio Serna (de España, con quien Renatto entrenaba a diario), Gustavo Zúñiga (Colombia) y César Bazán (Perú), le aplicaron dos torniquetes; uno debajo de la herida, para parar el flujo venoso y otra por encima, para detener la sangre arterial. Lo oscuro de la sangre indicaba que era venosa. Lo embarcaron en una camioneta y hora y media después, llegó –sin sangrar y con buen ánimo− a la Posta Médica de Chala, Arequipa. Allí le quitaron los torniquetes; dijeron haberle pinzado la vena y lo embarcaron rumbo a Nazca (a 170 Km) en una ambulancia. Pero en Chaviña, a solo 60 Km, el novillero falleció. ¿Qué pasó en la posta de Chala? La fiscalía debería investigarlo.
Una ambulancia con un médico en cada festejo costaría un máximo de 3 mil soles; la quinta parte de lo que vale un solo toro. Mientras los toreros y los sindicatos no se unan y lo exijan, no se formalizarán esas corridas. De ellos depende.