Renacimiento del thrash metal: un nuevo comienzo o el final de la historia
Cuando un movimiento tiene ya algunas décadas de historia, el peso de su pasado se torna cada vez más gravitante. Hereda una tradición a la que se puede ser fiel o de la que se puede renegar. Este es ya el caso del metal. En los últimos años esto se ha visto expresado en la aparición de diversas tendencias retro, de variada aceptación, que han sacudido al movimiento más que la aparición de nuevos estilos o subgéneros. Un caso ha sido el del llamado renacimiento thrash o retrothrash.
De hecho el thrash fue la primera tendencia extrema del metal y su período de mayor dinamismo debe situarse entre 1983 y 1988, con sucesivas promociones de bandas de gran nivel que cambiaron la faz del movimiento. Citar nombres como Metallica, Slayer, Destruction, Forbidden o Kreator entre headbangers está de más. Este movimiento fue eclipsado en pocos años ante el surgimiento de tendencias más radicales en el metal, como el death metal, el grindcore y, algo después, el black metal de inspiración nórdica; tendencias que le hicieron sonar como una auténtica pieza de museo a los oídos hambrientos de violencia auditiva. Pero en la modernidad nada muere definitivamente y todo a la corta o a la larga vuelve.
Al thrash le tomó, sin embargo, una década reagruparse y volver a la carga. ¿Las causas? Es de suponer que por un lado el agotamiento de las tendencias extremas black y death metal así como la imposibilidad de buscar sonidos más extremos (a dónde habría que mirar ya) aunado a un rechazo al sonido del actual new y nü metal, posibilitaron una nueva chance para el viejo thrash. Tracemos algunos hitos en este retorno.
El primero sin lugar a dudas fue la reagrupación o vuelta al género de viejas glorias. Los retornos más significativos (entre muchos, en realidad) deben haber sido los de Destruction, en 1999 (gira y nuevo álbum, “All Hell Breaks Loose”); Exodus (gira 2001) y el lanzamiento del primer disco thrash de Kreator en 10 años, el “Violent Revolution” (2001), que fue reforzado por un segundo lanzamiento de Destruction, “The Antichrist” (2001). El segundo elemento relevante fue el concierto Thrash of the Titans, en agosto del 2001, que reunió por primera vez en una década a la pléyade del thrash metal estadounidense, Exodus, Death Angel, SOD, Laaz Rockit, Heathen, Sadus, Vio-lence y un largo etcétera para recolectar fondos para el tratamiento de cáncer de Chuck Billy, vocalista de la emblemática Testament. Dos mil trescientos asistentes (lleno total) mostraron que había aún un público. Sin embargo, el factor clave para un resurgimiento es la aparición de nuevos exponentes y eso es lo que al final ha configurado y desencadenado el renacimiento del thrash. Una generación nueva de bandas, constituidas la mayoría por jóvenes que eran unos bebes en la década del 80, ha encontrado en el thrash metal un camino para expresarse. Se puede pensar en Dekapitator como la banda seminal de este retorno, que ya en 1999 editaba su “We Will Destroy… You Will Obey!!!”, un álbum oscuro y radical que reinicia una nueva cadena de producciones que recién cobra fuerza a partir del siglo XXI.
Expresiones saltantes de esta corriente renovada son sin lugar a dudas Toxic Holocaust de Portland (“Evil Never Dies”, 2003; “Hell on Earth”, 2005) que practican un thrash de fuerte impronta punk; Merciless Death (“Evil in the Night”, 2006) quizá la más original y cruda de las bandas nuevas; los irlandeses de Gamma Bomb (“Citizen Brain”, 2008) que han optado por el thrash metal técnico al igual que los californianos Bonded by Blood (“Feed the Beast”, 2008; “Exile From Earth”, 2010); Anger as Art (“Anger as Art”, 2006; “Callous and Furor”, 2008; “Disfigure”, 2010) que ha decidido unir thrash con jazz y la verdad ha quedado fantástico, aunque ellos ya son veteranos de la vieja escuela, no en balde su líder es Steve Gaines de los clásicos Abbatoir; y los que ahora están rompiéndola en Europa, los helenos Suicidal Angels (“Eternal Domination”, 2006; “Sanctify the Darkness”, 2008) y que incluso ya giran con los clásicos Overkill y Kreator. Por supuesto nos quedamos cortos. Otras bandas interesantes son Fuelled by Fire, Municipal Waste, Pitiful Reign, Evile, Avenger of Blood; sin olvidar a todo el black thrash europeo encabezado por Nocturnal y Witchburner.
Ahora cabe una pregunta: ¿es esto un síntoma de renovación del thrash, un nuevo surgir?, ¿no es ya una señal de esclerotización del movimiento metal? En realidad, es prematuro decir algo. Hay que ver en qué dirección se siguen moviendo estas bandas, la mayoría de las cuales ya va en su tercer o cuarto álbum. ¿Dónde estarán en 5 años? Nunca hay segundos comienzos, como dice Deena Weinstein en su clásico estudio sobre el metal: “Todo movimiento de retorno no es más que un nuevo comienzo” La verdad, no se pueden negar dos cosas contrapuestas: hay un intento de emular hasta las portadas de los viejos discos de thrash, pero también es cierto que hacen una música excelente, un thrash de verdad, de calidad y con una limpieza en el sonido imposible en las grabaciones antiguas.
Para empaparse de este nuevo viejo thrash recomiendo tres discos: “Evil in the Night” de Merciless Death; “The Storm Before the Calm” de Dekapitator y “Arrival of the Carnivore” de Nocturnal.