Vader: el reich del death metal se impuso por una hora en Lima
“Nos llamamos Vader porque estamos del lado oscuro de la fuerza”, eso fue lo primero que supe de Vader en 1991, cuando me imbuía de death metal de todos lados, luego de mi transición desde el thrash. Se oye un poco cojudo eso del lado oscuro, pero considerando que la escena death metal estaba formada y cuasidirigida por adolescentes que casi no llegaban a los 19 años en su enorme mayoría, no debería llamarnos la atención cierta temática y la utilización de ciertos nombres que hoy se nos antojan un tanto infantiles. Pero como ya dije no es el nombre el que hace al grupo, sino al revés y hoy por hoy Vader es uno de los más grandes nombres del death metal mundial. La noche del jueves pasado su death metal violento y primigenio oscureció Lima por una escasa hora.
Vader, junto a Unleashed, son mis dos bandas preferidas de death metal de Europa, y uno de mis sueños headbangers era verlos en vivo en Lima. No se trata de una banda que esté viviendo de su pasado. A diferencia de muchas bandas de death metal, Vader ha continuado editando discos de interés casi cada dos años desde 1993. Son pioneros del sonido polaco y una fuerte influencia para el metal extremo en otros países, sobre todo en Europa oriental. Su último disco, Return of the Morbid Reich, es uno de los mejores de su carrera y por fin los tuvimos en nuestro pais.
El concierto se iba a dar en un pequeño bar, el Etnias, en la Plaza San Martín, me pareció una buena elección en la medida en que el death metal no ha tenido altas concurrencias en Lima (no sé por qué; a comienzos de los 90 eran la mayoría de los metaleros, ¿dónde están ahora?). Poco a poco los de siempre comenzamos a llegar. Sé que tocaron dos bandas más antes, una colombiana, pero como el volante no decía nada, no me enteré hasta que llegué y ya había pasado su actuación.
La presentación de Vader comenzó hacia las 10:30 de la noche. Fue un tanto repentina, derrepente, ya estaba Peter Wiwczarek en el escenario y sonaban los acordes del inicio de su último disco, tema poderoso y preciso para inciar el concierto. Desde el comienzo se notó la buena calidad del sonido que nos ofrecieron. Siguió Sothis, el viejo clásico de los 90 y la gente más que saltar, se reconcentró para sentir las emociones profundas que esta banda sabe evocar con sus temas, con sus notas misteriosas y salvajes a la vez. Luego, Peter nos invitó a ver su sacrificio, tocó Come and see my sacrifice, uno de sus temas más violentos y tétricos. Yo estaba metido completamente en el concierto.
Además noté algo que hacía cierto tiempo no percibía. ¿Saben por qué sabía que estaba en un concierto de metal extremo? porque casi nadie estaba con su puto celular levantado grabando el concierto y tapando al resto. En los últimos años, desde la popularización de los celulares con cámara, la gente está más preocupada por grabar el concierto que por disfrutarlo y es hasta ridículo porque creo que algunos en lugar de ver la presentación con sus ojos la ven a través de la pantalla. Es como si fuera más importante grabar algo para colgarlo en Internet que experimentarlo para vivirlo. Esa noche no fue así, la gente se metió en el concierto y las grabaciones eran esporádicas.
Así se fueron desgranando Devilizer, Cold Demons (genial y poderosa) I Am Who Feasts Upon Your Soul, Sword Witcher y varias otras que se me pierden en la memoria. Yo salté sobre todo con Breath of Centuries, Decapitated Saints y Dark Age (extrañé The Crucified Ones) de su primer e incendiario debut The Ultimate Incantation. La gente pedía temas a todo pulmón, sobre todo Helleluyah (God is Dead), que siendo sinceros no está entre mis favoritos, no es que no me guste, pero creo que la popularidad del tema es por el video más que todo.
Luego vino un encore y la banda volvió para tocar This is War y cerrar con un cover de Slayer, Rainning Blood. Los covers que hace Vader son toda una historia pues nunca te dejan indiferente. A mí en particular me encanta el de Total Desaster de Destruction, pero no la hacen en vivo. La gente saltó por los aires con el tema de Slayer, el mejor Slayer, un Slayer que, para citar a los compatriotas de los Vader, Convent, ya no está entre nosotros.
¿Algo que no me haya gustado? La brevedad del setlist, se merecía bastante más. La cantidad de público, muy esmirriada (con suerte hubo cerca de 200) para la grandeza y actualidad de la banda. Seguro que si viene Megadeth van 7 mil personas a pesar de que ellos ya hace década y media que no sacan algo de verdadero interés. Así es la vida, injusta. Bueno, al menos tuvimos a la banda a solo metros de distancia. (hubo firma de autógrafos después).