Massacre y Warbringer: reseña de una noche verdaderamente headbanger
Los recordados Massacre y la sangre nueva de Warbringer nos brindaron una gran noche de metal el viernes 5.
Cuando me enteré de que Massacre iba a tocar en Lima tuve mis dudas acerca del éxito de este show. Tomaba en cuenta que la asistencia a conciertos metaleros en nuestra ciudad es muy frágil y por lo tanto es una empresa de riesgo organizar un show de ese tipo. Grandes bandas habían fracasado en términos económicos antes (ya saben cuáles son) y una agrupación de death metal con un solo disco en su haber, lanzado hace 20 años y que ha estado de para casi desde entonces, que además se presentaba con una alineación muy diferente a la clásica y sin uno de sus innegables miembros clave, el inefable Kam Lee, no parecía por lo pronto una movida muy segura. El agregar a Warbringer en el billete solo parecía aumentar el riesgo, la escena local vive en general evocando el pasado y con poco interés en lo que se hace ahora (incluso en una actitud en verdad desidiosa). Pero sin riesgos no hay gloria. El show fue absolutamente redondo.
La noche era interesante. Warbringer es una de las bandas del nuevo movimiento thrash que más éxito ha tenido. A despecho de la simpleza de su propuesta y teniendo la energía juvenil como principal argumento han conseguido, mediante ya tres discos (eso hay que valorar mucho), hacerse de un lugar propio en la escena mundial. Cuando hoy ya hace 6 años empecé a notar a estas bandas de la nueva escena del thrash mundial me compré varios discos (los primeros de Merciless Death, Gama Bomb, Fuelled by Fire, Bonded by Blood, etc.) incluido el primero de Warbringer y siendo sinceros fue uno de los que menos me impresionó. Sin embargo, no se puede negar que han cultivado una base de fans en el mundo relativamente extensa y eso se nota también en el Perú (de acuerdo a nuestras dimensiones, claro).
Massacre es una agrupación de death metal, cuyo legado se centra en un álbum, un EP y dos demos (para la historia de Massacre, ver post anterior). De hecho era una combinación heterogénea en generaciones y estilos. Sin embargo por los resultados creo que fue algo bien jugado.
El From Beyond fue un disco que salió en el momento preciso. 1991 es el año de clímax del death metal mundial (en realidad fue un movimiento muy intrametálico). Todos lo oímos entonces y a todos nos gustó. Que fuese la alineación entera de Death unidos a Kam Lee (muchos recién allí supieron quién era Lee) lo hacía irresistible. Todos teníamos hambre de death entonces y los lanzamientos recién empezaban a proliferar. El From Beyond se convirtió en parte del paisaje sonoro de nuestra juventud metálica y su indudable calidad musical le ha hecho sobrevivir y convertirse en clásico.
Así que ahí reside la clave del éxito de anoche: la importancia de aquel enorme disco en la configuración de un sentir deathbanger. No sé cuánto habrá contribuido a la asistencia Warbringer, pero la presencia de varios jóvenes con polos de la banda parecen indicar que sí fue importante.
La noche comenzó con Warbringer justamente y como banda invitada. Antes del show habían estado departiendo entre el público tomándose fotos con todo el mundo, de acuerdo con la vieja tradición thrasher de eliminar las distancias entre artista y audiencia. Más allá de su primer disco, la verdad no estoy muy familiarizado con sus temas; los he oído algunas veces pero no mucho más. Dieron una muestra realmente energética de metal. Con mucha agresividad y evidentes horas de ensayo cumplieron con creces ante un público inicialmente indiferente (no habían muchos al inicio). Me gustó especialmente el trabajo del guitarrista, que se marcó muy buenos solos y riffs entre speed y thrash. Además el vocalista constantemente hablaba con el público anunciando sus temas e incitando a los concurrentes a armar un gran mosh pit. El set terminó con un tema de Motörhead, We are de Roadcrew en versión thrasher y les quedó muy bien.
Mientras tocaba Warbringer se apreció por detrás la llegada de los integrantes de Massacre. Atravesaron el auditorio y se metieron en su área de preparación. Los Warbringer tocaron cerca de una hora y en no mucho rato salió Massacre al escenario. Primero subió Terry Butler, seguido de Mike Mazzonetto y detrás Rick Rozz. Al final se montó Edwin Webb. El paso del tiempo es evidente. Rick me recordaba a un Papa Noel bonachón y la verdad todos están bien subiditos de peso. Pero cuando comenzaron a tocar todo el poder de la muerte se instaló en el escenario.
El show abrió con Dawn of Eternity, el tema que abriera también el disco del 91, y quedó claro que Webb tiene un timbre de voz bastante semejante al de Lee (esencial eso para que la presentación resulte). La gente saltó en un frenesí evocador y deathmetálico total. Le siguió Biohazard y luego Defeat Remains. Todas obtuvieron una poderosa respuesta del público. Luego nos ofrecieron un tema nuevo, As We Wait to Die, que sonó bastante clásico pero con una dosis algo moderna. Despúes volvieron a los clásicos con Shield of The Soon y From Beyond, que fue anunciada con auténtica furia. Después llegó Succumb to Rapture, que ha aparecido en su EP de retorno.
Ya el final de la noche se acercaba y el mosh se hacía cada vez más violento. El stage diving también (alguien se rompió la cabeza). Tocaron Succubus, la nueva y pareja del EP Back from Beyond, Corpse Grinder y el cover de Death, Mutilation que fue el culmen brutal y emocional del show. Rick Rozz en esta parte lucía una máscara de Scream muy chévere y de alguna forma servía para mostrar lo que es el death metal en relación con la muerte. No un culto a ella sino una apropiación irónica y hasta divertida con el fin de exorcizarla como temor y volverla arte.
Al voltear vi que el local estaba bastante lleno, es verdad que no es muy grande, pero había algunos cientos dentro y era un marco respetable para la noche (la de amigos con los que me reencontré). Yo creo que ha sido un gran concierto.
Algo que quiero mencionar de todas maneras es el esfuerzo de la productora Danger Steel por llevar estos shows a provincias, en concreto a Arequipa, en donde se está volviendo habitual esta clase de espectáculos y por supuesto eso es bueno para la escena y el cultivo del metal. El promotor, Paul Almonte alguna vez me dijo que ojalá más ciudades se entusiasmen y contraten fechas para las bandas. ¿Por qué no puede haber un show en una ciudad del norte, otra del sur y quizás una del centro, además de Lima? ¿No da para más el público headbanger del país?
Nos preparamos para Testament.
Inicio
Final