Toribio Gol: pionero del periodismo deportivo
“Hay que rescatar la función de pensar, la función de identificarse con la realidad nacional que es el primer deber de un periodista”. Estas palabras definen a Alfonso Grados Bertorini, quien marcó época en el periodismo peruano. Encantó a las masas como Toribio Gol y se ganó el apelativo de “Señor Concertación” cuando fue ministro de Trabajo allá por los años 80. Sus amigos lo recuerdan como un buen padre de familia, amante del fútbol y de la comida peruana. Él ha muerto el pasado lunes, pero seguirá vivo en la memoria nacional.
El 27 de abril de 1925, Pisco vio nacer a quien sería uno de los periodistas deportivos más representativos del país: Alfonso Toribio Grados Bertorini. Corría la década del 30 cuando don Alfonso se enamoró del fútbol. A pesar de que las noticias deportivas tardaban en llegar a las provincias, el joven Alfonso y un grupo de amigos se las ingeniaban para juntar dinero y comprar la revista El Gráfico.
Se formó en las aulas del colegio Guadalupe. Estudió Derecho en San Marcos, pero su verdadera vocación, el periodismo, la descubriría por casualidad. Junto a Sebastián Salazar Bondy escribiría sus primeras “divagaciones en prosa”.
El gol de Toribio
En 1949, Grados Bertorini inicia su aventura periodística con el lanzamiento de la revista deportiva Equipo. Los periodistas Raúl Villarán, Federico La Rosa Toro y Guillermo Cortez Núñez formaban la redacción de esta publicación que revolucionó el periodismo de la época.
Los cuatro mosqueteros firmaban sus artículos con varios seudónimos. Allí hace su aparición Toribio Gol. “Yo me llamo Alfonso Toribio, y tenía miedo de que la gente descubriera que me llamaba Toribio, y a ese feo nombre le puse, pues, el gol. Toribio Gol”, así explicaba el pionero del periodismo deportivo a cuanta persona indagaba por el peculiar sobrenombre.
Su pluma se paseó por el diario Última Hora y las revistas políticas Ya y Etcétera. Pero el reconocimiento del público lo obtiene con su columna “Vuelta Olímpica” del diario La Prensa. Pasará a la historia como aquel periodista de cabellera alborotada que se amanecía rodeado de redactores y diagramadores, de fotografías y lápices de cera dándole forma al periódico.
“El momento más feliz de un periodista es cuando ve salir el primer ejemplar de la rotativa, y cuando ese ejemplar ha salido como tú querías”, decía el inquieto Toribio Gol, quien movía a toda la redacción de La Prensa con su desbordante energía y ronca voz.
El visionario por excelencia
El Sudamericano de 1957, que se jugó en Lima, marcó el inicio de las coberturas periodísticas especializadas en deporte. Alfonso convocó a las mejores plumas de La Prensa para informar en cinco páginas todos los detalles del torneo. Además, reforzó el plantel con los experimentados periodistas Ricardo Lorenzo Rodríguez “Borocotó” y Julio “Jumar” Martínez.
Para Grados Bertorini los hombres de prensa deben tomar conciencia de la responsabilidad social que conlleva su labor. “Yo le pediría primero a quien quiera hacer periodismo que estudie el Perú. Si se quiere actuar sobre una realidad social, política y cultural hay que conocerla muy bien.” Sus palabras se convertían en dardos cuando se trataba de jalar las orejas a los colegas.
Durante una entrevista concedida a La Prensa, en 1981, el entonces ministro, señalando la grabadora de audio de su colega, advertía: “Algunos periodistas se sienten importantes apretando botones, pero los únicos botones que no aprietan son los de la cabeza.” Su expresión tiene eco en tiempos donde los periodistas están intoxicados de información y tecnología.
El ministro de la concertación
El presidente Fernando Belaunde Terry lo nombró ministro de Trabajo en dos oportunidades. La primera se vio interrumpida por el golpe de Estado del general Velasco. La revancha llegaría en 1980 cuando le encargaron dicho ministerio.
El ambiente social de la época estuvo marcado por los despidos masivos de trabajadores. Las huelgas eran pan de cada día, hasta que el 14 de enero de 1981, en vísperas de otro paro, el ministro Grados Bertorini dispuso la creación de la Comisión Nacional Tripartita.
Un día después se sentaban en la misma mesa representantes del gobierno, el sector empresarial y los gremios sindicales (CTP, CGTP, CTRP y CNT) con el fin de resolver la crisis provocada por los despidos arbitrarios durante el gobierno militar.
Impulsar el tripartismo en nuestro país le valió el apelativo de “Señor Concertación”. Su gestión en el ministerio de trabajo será recordado por sentar las bases del diálogo social entre empleados y empleadores con el objetivo de mejorar las condiciones laborales.
El amigo Alfonso
Don Alfonso compartió su pasión por el deporte rey con el gran futbolista Lolo Fernández, de quien admiraba su nobleza y caballerosidad dentro y fuera de las canchas. Sérvulo Gutiérrez y Alfonso Tealdo fueron sus compañeros de noches de bohemia. Conoció al cantante y compositor puertorriqueño Daniel Santos siendo la canción “En el juego de la vida” una de sus favoritas.
“Yo me pregunto y me respondo por qué tanta inmoralidad en este país”. Con estas palabras el cómico Guillermo Rossini recordó al amigo que siempre estuvo complacido por las imitaciones hechas a su persona en el programa Risas y Salsa. A pesar de haber sido congresista y diplomático, Alfonso Grados Bertorini siempre se definía a sí mismo como un periodista que se emocionaba cada vez que gritaba gol.
(Lili Córdova Tábori)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio