“No tengo edad” y la niña que no quería ser tan buena
La historia de hoy forma parte de la historia de un país. Cuando apareció allá por los años 60, esta canción fue vista como el choque de dos generaciones en una sociedad que no volvería a ser la misma. La cantante se volvió un símbolo de pureza que agradaba a los padres de familia. Los jóvenes la miraban con desapego. Mucho fue lo que se escribió sobre ella. Hoy, 53 años después, la canción ya tiene edad para ser contada.
“No tengo edad, no tengo edad para amarte, y no está bien que salgamos solos los dos”, son las primeras líneas de No tengo edad, una canción que detrás de su letra cándida e inocente, nos habla de una joven que considera indebido salir con una persona mayor que ella. “Deja que viva ese amor tan romántico, deja que llegue el día soñado, mas ahora no”.
A diferencia de la candorosa letra, la joven que vemos en este video muestra una actitud más bien osada y seductora. Se trata de la mexicana Julia Isabel de Llano Macedo, más conocida como Julissa, en una escena de la película El pecador, de 1964. En el filme, ella es Lidia, una joven estudiante universitaria que intenta seducir a Mario, un respetable catedrático de derecho, interpretado por el galán de la era dorada del cine mexicano, Arturo de Córdova. Julissa tenía entonces 19 años.
En esta escena, Mario (Arturo de Córdova) está celebrando su cumpleaños en una fiesta organizada en casa por su hija Irma (Pina Pellicer). Lidia también asiste a la reunión. Con una voz dulce, le dice desde las escaleras de la sala: “Muchos días felices, profesor”, y una banda musical comienza a tocar el tema No tengo edad. Lidia se lo canta provocativamente a Mario, quien luce incómodo, pero dócil.
Una vez finalizada la canción, Mario le informa a Lidia que ha pedido que la saquen de su clase de derecho. Enojada, Lidia busca emborrachar con champán a su adorado profesor para hacerlo más “humano”. Y lo logra. Pero Mario termina yendo solo a un cabaret, donde comenzará a involucrarse en un lío de traficantes. Si bien fue taquillera en su estreno, El pecador es recordada hoy por ser la última película de la actriz Pina Pellicer, quien al poco tiempo se suicidó.
Nacida en la Ciudad de México en 1944, Julissa es una actriz y cantante que conoció la fama en los años 60. Viene de una familia muy ligada al espectáculo. Es hija de Luis de Llano Palmer, un exiliado de la guerra civil española y pionero de la radio y la TV en México, y su madre fue la reconocida actriz Rita Macedo. Julissa es también la madre de Benny Ibarra (cantante y compositor) y Alejandro Ibarra (cantante y actor). Más aún, fue la creadora del grupo La Onda Vaselina, que en el Perú se hizo conocido como OV7.
Debutó en la TV mexicana allá por 1962 y se recuerda su paso por el programa musical Premier Orfeón, donde llegaron a participar también Angélica María, César Costa y la española Rocío Dúrcal, una generación que marcó a la juventud mexicana de entonces.
Pero su canción más recordada en el país azteca se titula La favorita del profesor, lanzada en 1961 y en la que Julissa nos hablaba ya de las grandes diferencias de edad en el amor. En este caso, se trata de la fijación que una alumna tiene por su profesor y que la hace querer ser su favorita en la clase. “Quiero aprender algo que sus labios solo pueden enseñar, con un poco de tarea un 10 me voy a sacar”, dice la letra.
Pero volvamos a la canción No tengo edad, la cual no solo tuvo una versión mexicana. Al otro lado del Atlántico, en España, Li Morante la lanzó en 1964 con el título No tengo edad para amarte y con el apoyo de la banda Los Sonor, de gran popularidad en esos años. También hubo otra grabación, a cargo de la también española Gelu, junto a la popular banda Los Mustang.
Sin embargo, la versión que más se escuchó en el Perú fue la de Nadia Milton, una joven italiana nacida en Nápoles con el nombre de Najda Zajc, pero que de muy pequeña se trasladó con su familia a Chile, huyendo de la Segunda Guerra Mundial. Ella es considerada una de las pioneras de la Nueva Ola chilena.
El investigador chileno Fabio Salas, en su libro Mira niñita: Creación y experiencia de rockeras chilenas, precisa que el primer disco de rock and roll que se grabó en dicho país y que dio paso al importante movimiento de la Nueva Ola chilena fue realizado al despuntar los años 60 por una mujer: Nadia Milton.
Como recuerda el sitio web chileno Música Popular, Milton lanzó la canción No tengo edad para amarte, junto a la orquesta del argentino Peter Delis. Lo curioso es que Nadia Milton grabó aquel disco en el Perú, en 1964, para su LP “Aquellos de mi edad”. Escúchenla.
El disc-jockey peruano Guillermo Llerena Godoy señala que Nadia Milton llegó a Lima por dos semanas y terminó quedándose cerca de tres años. “La conocí bordeando yo mis quince años y ella bordeaba sus veinte. Llegó en 1963, contratada por el primer canal 2 de TV en Lima”. Pero su relación con el Perú no quedó allí.
Milton participó en la película Bromas S.A., una producción peruana-mexicana de 1967, en la que también actuaron recordados artistas y animadores peruanos, como Patricia Aspíllaga, Regina Alcóver, Augusto Ferrando, Luis Álvarez, Ricardo Tosso, “Rulito” Pinasco y la gran Chabuca Granda, entre otros.
Hay también quienes consideran a Nadia Milton como la primera sex symbol del pop chileno, y aseguran que en 1960 fue expulsada del Liceo de Niñas Nº5 donde estudiaba por haber posado en bikini para una revista llamada Can Can. Luego de su paso por el Perú, Milton continuó su carrera en México, donde siguió filmando películas y llegó a cantar a dueto con José José.
Pero, ¿cuál es la versión original de No tengo edad?
Lo que ustedes acaban de ver acá fue algo histórico en Italia. Es la noche del 1 de febrero de 1964 y una joven de apenas 16 años, llamada Gigliola Cinquetti, se corona sorpresivamente como la ganadora del prestigioso Festival de San Remo. Gracias a la canción Non ho l’età (per amarti) (No tengo la edad para amarte), esta muchacha nacida en Verona pasó a la historia de la música italiana por ser la persona más joven en ganar dicho festival. El récord se mantiene hasta ahora.
Aquel San Remo de 1964 trajo una gran novedad. Por primera vez, se aceptó la inclusión de cantantes extranjeros, quienes participarían en pareja con un artista italiano. Dicha medida permitió que al balneario de San Remo arribaran grandes cantantes de la época, como Ben E. King, Paul Anka y Frankie Avalon. De hecho, Gigliola Cinquetti venció aquella competencia en pareja con Patricia Carli, una cantante italiana nacionalizada belga.
1964 no sería un año cualquiera en la música, pues el ascenso en Italia de los nuevos gustos juveniles originó una rivalidad contra aquellos que defendían un estilo musical más tradicional, como lo era la canción Non ho l’età, compuesta por Nicola “Nisa” Salerno, Mario Panzeri y Gene Colonnello. Sin embargo, Non ho l’età no era la favorita para ganar San Remo.
El día de la competencia final, casi todos los pronósticos iban para dos canciones: Ogni volta (Cada vez) del consagrado Paul Anka y Che me ne importa a me (Qué me importa a mí) del famoso Domenico Modugno, quien terminó en el segundo lugar. De hecho, cuentan que la inesperada victoria de la joven Gigliola disgustó tanto a Modugno que reaccionó diciendo: “È una buffonata!” (¡Es una farsa!).
La victoria fue una sorpresa para todos. El periodista italiano Gigi Vesigna, por ejemplo, recuerda que cuando fue anunciado el veredicto, Patricia Carli —la otra ganadora del festival— estaba en el restaurante del Casino de San Remo. Rápidamente la encontraron para decirle que debía volver al escenario a interpretar la canción. Confundida y exaltada, Carli se alzó tan presurosamente de la mesa que arrastró platos, cubiertos y mantel. Después de cantar Non ho l’età, Carli, de 25 años, sufrió un ligero desmayo por la emoción.
Obviamente, la joven Gigliola también estuvo emocionada. “Recuerdo el anuncio del resultado, el frenesí, la confusión. Estaba abrumada por la urgencia de volver al escenario, de volver a cantar, de recibir el premio, de sonreír a los fotógrafos”, recordó Cinquetti en una entrevista en la RAI. “Sentí la alegría de ver a mi padre orgulloso y a mi madre emocionada, intimidada, no estaba habituada a verla así”.
Fue tanta la emoción en Cinquetti —apunta el sitio web Galleria delle Canzone— que estando ya en el escenario le vino una ligera pero visible contracción en los músculos del lazo izquierdo de la cara, por lo que le rogó al camarógrafo enfocarla de modo que no se notaran los espasmos.
Pero no bastó San Remo. Pocas semanas después, el 21 de marzo, Non ho l’età le dio a Italia su primera victoria en el Eurovisión de 1964, realizado en Copenhague (Dinamarca). La canción obtuvo una de las victorias más aplastantes en la historia del festival europeo, y consiguió casi triplicar los votos de la que resultó en segundo lugar. Non ho l’età dio la vuelta al mundo. Se calcula que en todo el orbe ha vendido más de 20 millones de copias, gracias también a que Cinquetti la grabó en varios idiomas: en español, en francés, en inglés, en alemán, en islandés, e incluso en japonés.
Pero no solo eso. Fíjense a la voz de quién llegó esta canción.
Aquí tenemos al legendario Elvis Presley con Please don’t stop loving me (Por favor, no dejes de amarme). Grabado el 13 de mayo de 1965, la canción fue presentada en la película Frankie and Johnny del año siguiente. Aunque el coro es distinto, resulta bastante evidente su similitud con el tema de Gigliola Cinquetti, como también lo señala el escritor y periodista francés David Bret en su libro Elvis: The Hollywood Years.
Una vez conquistados San Remo y Eurovisión, se le comenzó a crear a Gigliola Cinquetti una imagen de pureza, candidez y rectitud. De hecho, al día siguiente de su victoria en San Remo, un diario italiano tituló “Ha vencido la inocencia”, y otro la llamó “la niña a la que nadie ha besado”. Por supuesto, dichos calificativos se basaban sobre todo en la letra de la canción, la cual comienza así:
Non ho l’età,
non ho l’età per amarti,
non ho l’età
per uscire sola con te.
E non avrei,
non avrei nulla da dirti
perché tu sai
molte più cose di me.
(No tengo la edad,
no tengo la edad para amarte,
no tengo la edad
para salir sola contigo.
Y no tendría,
no tendría nada que decirte
porque tú sabes
muchas más cosas que yo).
Esa imagen de castidad quedaría atada a ella incluso a la hora de hacer comerciales. Por ejemplo, vean este comercial de 1964, en el que la joven Gigliola promociona el automóvil marca “Innocenti Austin a40s” (innocenti significa “inocentes”).
Rápidamente llegó la propuesta de los productores para que Non ho l’età se volviera también una película. Sin embargo, los padres de Cinquetti se opusieron porque en el guion estaba previsto que su hija de 16 años besase a un actor. Además, como apunta el sitio web Hit Parade Italia, la madre de Gigliola, Sara Cinquetti, dejó muy en claro que la joven primero debía concluir sus estudios.
“No quiero que mi hija se convierta en un monstruo sagrado, quiero que termine la escuela”, fue lo que dijo mamá Sara después de la victoria de San Remo. Y así fue. La película llegó recién dos años después, en 1966, aunque se tituló Dio come ti amo.
La presencia de mamá Sara fue evidente en aquellos primeros momentos de éxito. Por ejemplo, vean esta entrevista que Gigliola Cinquetti ofrece desde su casa en Verona, en la que ella aparece dibujando frente a su madre. “¿Qué cosa estás haciendo, Gigliola?”, le pregunta el periodista. La joven responde: “El retrato de mamá”.
Más adelante, el periodista le pregunta cuáles son sus próximos proyectos, y Gigliola contesta que prefiere estudiar. “¿Lo dices porque aquí está la mamá?”, añade el reportero. “No”, dice ella. “Me gusta realmente ir a la escuela”.
A decir verdad, le fue muy difícil a Gigliola Cinquetti desligarse de aquella imagen de niña modelo. En una reciente entrevista con la revista Oggi, a raíz de los 50 años de Non ho l’età, Cinquetti reveló que no le gustaba la canción porque expresaba ideas sobre el amor que ella no compartía. “No me gustaba aquel concepto de ‘espera y aguarda’, y no quería que las de mi edad me vieran como un bicho raro o, peor aún, como una oportunista que fingía ser virtuosa”.
En aquella entrevista, Cinquetti reconoció que estuvo atrapada en el cliché de chica buena. “Estaba en una trampa. Asumí un personaje del cual es difícil liberarse. No soy una santurrona. No quiero elogiar el vicio, pero a los 14 años yo ya había fumado mi primer cigarrillo en el baño”, declaró a Oggi.
Cinquetti tuvo que afrontar también la llegada del éxito a tan corta edad. “No he recorrido, como la mayoría de los de mi edad, el camino habitual de la vida. No tuve una infancia y luego una juventud. El éxito me impidió crecer”, dijo ella. “En el momento en que necesitaba seguridad, había mucha gente que más bien me la pedía a mí. Hasta los 28 años fue una vida de infierno”.
Ciertamente, son muchas lecturas las que nos ofrece una sencilla canción como Non ho l’età. Ahora me despido con la hermosa Gigliola Cinquetti cantando este tema… pero en español: No tengo edad. Las imágenes son de la televisión argentina y esta grabación sí tiene edad: hace medio siglo, en mayo de 1967.
Hasta la próxima canción.
Agradecimientos:
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