Nogara y los técnicos (de) menores
De acuerdo a las encuestas que uno hace entre familiares y amigos, esta Sub 20 de Nogara generaba menos interés que la repetición de madrugada de los capítulos de ‘Gamboa’. Los aprontes no eran buenos, los signos y los síntomas mostrados en la previa, menos. Cosa rara, porque hasta las expresiones más menesterosas que hemos mandado a los Sudamericanos de la categoría, en los amistosos previos ‘la rompían’, esta vez ni eso. Yo la vi poco, me quedé con la imagen de Cotrina en un amistoso en Arequipa repartiendo combo, patada y puñete a los rivales, a los compañeros, a la banca de suplentes, en fin, no hizo trizas mi televisor de milagro.
Hace unos días jugamos con Venezuela, ya en partido oficial: siete amarillas contra una de ellos. Quedaba claro entonces que los pegalones éramos nosotros. Algunos dirán: “Estilo al menos, había”, sí claro, fútbol al margen, parecíamos uruguayos. En fin, si no esperaba nada de la Sub 20, ¿cómo enojarme? Pondremos 50 Bolsas de Minutos, pero si nuestros jugadores están mal formados, Primera no los arregla, no hace milagros, así de simple. Claro, ello no quita que Nogara definitivamente no es un entrenador que sume. No hay forma de pensar bien acerca de su presencia, tampoco de su elección. Que no hay trabajo en menores, que la estructura es débil, que el universo es estrecho, lo de siempre, ¡perfecto! Pero no por eso estamos imposibilitados de distinguir entre un buen y mal trabajo, no todo se tapa echándole la culpa al pasado.
Nadie pedía clasificar, pero sí al menos un equipo que maneje ciertos fundamentos: tres pases seguidos, ciertos automatismos, un estado físico decente que impida una cadena de calambres en menos de una hora de juego, sobre todo si se va ganando. El temor se psomatiza, y entonces la mente enferma al cuerpo. ¿No se puede mejorar la actitud, al menos, durante un año de trabajo? ¿Debemos suponer que 12 meses atrás esos chicos jugaban aún peor? No esperaba nada, como muchos, es verdad, pero esto ya fue demasiado.
¿En qué se parecen?
La Unidad Técnica se hizo para que todas las selecciones –teniendo los mismos problemas de base- sean afines entre sí. ¿La de Nogara jugaba como la de Gareca? Ya, más simple: ¿jugaba, al menos? Ricardo, ahí te equivocaste como veedor, ¿cómo vas a decir que “nadie nos superó ni física ni futbolísticamente”? Si quieres ayudar al entrenador, di que te quedaste dormido en la tribuna en los cuatro partidos, que estás medicado, no sé. Mira, ya con evitar opinar, lo ayudas un montón. Bolivia armó su equipo y nombró a su técnico hace un mes, y nos ganó tan fácil que lo más penoso es que nadie pudo decir que fue injusto. ¿Que acá se destruyen procesos desde la prensa? Si eso fuera cierto, Gareca octavo como va, ya sería la piñata de todos, y no lo es. Ahí se ve al menos una idea de juego, un patrón, alguna cosa.
Ahora bien, el tener a Nogara sirvió para que los chauvinistas de siempre hoy griten: “¡Técnico nacional, ya!”, es decir, hay que elegir entre toda esa pléyade de formadores que nos brindan el producto que hace décadas estamos viendo y lamentando. ¿Se capacitan? ¿salen?, ¿invierten en su formación? Porque ir a hacer un par de cursos de una semana, ‘no es’, por si acaso. En Colombia, las pasantías creadas duran meses, años. Osorio el colombiano, creo que con su dinero, trabajó largas temporadas en el City, primero como preparador físico, luego como asistente, revisen sus logros luego. ¿Quién podría objetar el trabajo de un nacional encabezando menores si tuviera esos antecedentes?
Pero eso no pasa. Si cuando el futbolista peruano emigra, por breve tiempo nomás, extraña a la mamá y su arroz con pollo, pocos se percatan de que los técnicos también sienten lo mismo. Acá con dirigir un par de categorías en algún club, ya están exigiendo que les ‘abran cancha’ en Videna, simplemente dicen: “soy peruano, merezco la oportunidad”, facilito, creen que el DNI te da un postgrado. Claro, no porque den ese argumento tan pobre vas a traer a cualquiera de afuera, eso también es verdad.
Sin pasantías, no hay forma
Entiendo que la FPF elaboró un proyecto interesante. Pero no se puede pretender por muy lindo que sea en papel, que bajo su esquema si juntas a los técnicos peruanos, así como están nomás, van a sumar. Una mentira más grande que el Muro de Trump. La idea que debería plasmar ese proyecto diseñado en Videna -y no se hace porque cuesta bastante- es que los técnicos peruanos dejen el país por largo tiempo para prepararse. Claro, el formador local es reacio a la idea de vivir fuera. Así, el ‘Plan Centenario’ parte mal y se lo he dicho a quienes conozco en la FPF. Porque a los formadores no se les exige eso, ni se les solventa la posibilidad de irse un buen tiempo al exterior a estudiar. Los mismos empíricos por ello seguirán dando vueltas siempre, rotando.El Un ejemplo de que todo puede ser distinto con una mayor exigencia es Pablo Zegarra: estudió mucho tiempo en España tras jugar allá, llegó acá, le dieron la reserva de un club y lo sacó campeón cinco fechas antes de terminar el torneo. Nada de que hay que esperar la adaptación y el conocimiento del medio. ¿Por qué no multiplicar los casos?
Ahmed no es ‘la tapa’, pero es evidente que su experiencia en México acá lo pone arriba del resto, como entrenador de menores al menos (por cierto, Nogara estaba en el ‘pool’, o sea trabajaba con él, no es que se dedicara al billar, cuidado con las interpretaciones,dudosas). Su Sub 20 fue la que mejor jugó y de esa generación hoy nadie brilla afuera. Eso quiere decir q si la FPF invirtiera en traer para rodearlo a profesionales con superiores antecedentes a los suyos, en un tiempo tendríamos, presumiblemente, óptimos resultados. Mejores formadores que Ahmed, ojo, no peores. A los discretos, no es necesario importarlos.