Pensar bien, pensar mal
La lógica es la herramienta fundamental en la vida.Conviene ser estricto en el uso de las técnicas de la argumentación para evitar las consabidas falacias. Veamos algunas falacias comunes (también aplicables a la vida diaria):
1. Juzgar por las apariencias. (Por cómo anda vestido y con quién se junta, X es un delincuente).
2. Adherirse a una causa por el vínculo amical, genético, emocional, con una de las partes. Ocurre en el análisis de las guerras. (Desciendo de esa raza ¿Cómo podría tomar una posición contraria a ella?)
3. Aplicar una regla general olvidando sus excepciones (Todos los políticos son deshonestos)
4. Rechazar una generalización alegando excepciones irrelevantes. (Las reglas generales no se invalidan por el hecho de que definamos sus excepciones).
5. Desviar la atención del asunto hacia la persona del adversario (Olvídate de las causas, lo que ocurre es que es naturalmente perverso)
6. Apelar a la fuerza y abstenerse de dar razones. (Lo afirmo yo y punto)
7. Atribuir a la totalidad lo que solo es cierto en alguna o algunas de sus partes. (Ese grupo es sanguinario, por tanto todos los habitantes regidos por él son sanguinarios. Claro que también se aplica a los juicios que ensayamos sobre algunos Estados, implicando a la mala a sus ciudadanos).
8. Afirmar un razonamiento como cierto, dejando de lado las alternativas. (Lo golpeó, manifestando su personalidad violenta…Claro que, pueden congregarse algunas otras razones de peso)
9. Refutar una posición apelando a consecuencias falsas. (Ellos tienen razón, creer lo contrario podría traer malas consecuencias)
10. Confundir los buenos deseos con los argumentos válidos (Siempre lo soñé, por tanto debe ocurrir)
11. No aportar pruebas que fundamenten nuestro argumento. (Él es el asesino, mira su frialdad y sus gestos.)
12. Eludir el meollo y aferrarse a elementos superficiales que no aportan a la demostración. (No me importa discutir su inconstitucionalidad sino que puede ser auspicioso y muy útil)
13. La falacia de los políticos: “No juzgues ese hecho porque tú mismo lo haces”. (Falso argumento que priva del razonamiento solo por un antecedente personal que no deslegitima la afirmación de fondo).
14. La más recurrente: la generalización. (Todos ellos son así)
15. Juzgar las cosas por su pasado: (Fue comunista, o fue fascista).
16. Renunciar a la refutación del argumento para enfrascarse en la calidad del adversario. (Ese señor sostiene la tesis de la cadena perpetua para los corruptos, pero olvida que cuando fue regidor se apropió de unos objetos de la sede municipal…)
17. La consabida “Como nadie puede probar lo contrario, entonces es cierto”. (Es a la inversa. En toda sociedad que se precie de moderna, la inocencia se presume).
18. La falacia del silencio: “No contesta, entonces tengo razón”. (Muy propio de los políticos que buscan el feedback para destruir el argumento del rival).
19. Apelar a la piedad para conseguir el asentimiento a la validez de nuestro argumento. (Propio de quienes usan la “pobreza” como bandera para proponer políticas equivocadas y, precisamente, involuntariamente en desmedro de los pobres).
20. Alterar el argumento contrario para atacarlo. (Dijo que ellos atacaron primero y, sin embargo, ahora los defiende)
21. Convencer por la emoción (pathos) y no por la razón (logos). (Tú eres padre y sabes de lo que te digo)
22. Rechazar una posición en base a la posibilidad de consecuencias remotas e hipotéticas. (Si no me haces caso, después no te quejes de las consecuencias. Te diré entonces “lo advertí”)
23. Apelar a la vergüenza o a la autoridad para la defensa de un argumento. (Lo dijo el viejo político, con todo su saber y su experiencia, por lo tanto la cosa es así)