Verano
Verano es una palabra mágica, proveedora de los más bellos recuerdos. Él la observa desde lejos. El balneario viste sus mejores galas en las tardes tras el carnaval y él la observa desde lejos, desde lejos. Sí, atisbando entre los montículos de arena, al fondo de una alameda, a través de la brisa, socavando la neblina. Vamos, abuelo, ella ya no está.
Verano de un año antiguo. Él aún la recuerda. La temporada se fue con los adioses, no fue suya, pero lo fue en la médula del sueño. Allí la amó, en secreto, en la sombras densas de las noches serenas.
Hoy volvió a la bahía luego de muchos años, volvió a ver las olas minúsculas y los pelícanos. El océano aún distribuye naranjas en el ocaso. Ancón ya no es el mismo, nerudianos, ellos los de entonces tampoco son los mismos. El viejo la recuerda, humedece sus ojos con una tinta antigua. Trémulo me extiende un lapicero. Yo escribo por él:
Vuelvo
……y no vuelvo el mismo.
ni a los viejos amores
ni a los antiguos himnos.
Vuelvo a las cosas sencillas
a las sabias nociones
a la fruta del ramo
a la orilla del agua.
Pero no se nos ha sido dado volver.
Jamás volvemos
al ángulo recóndito
al minucioso espacio
ni a los perfumes
ni a las canciones
ni a los tamaños.
Vuelvo
….pero no vuelvo el mismo
porque nos se nos ha sido dado volver.