Pasión
Es natural que hombres y mujeres tiendan en algún momento a escalar la cumbre entre tormentas, a los relámpagos que sobrecogen y se superponen a una vida aburguesada y plana. La literatura nos provee de ejemplos, uno de ellos es Madame Bovary.
Sin embargo, el Cine a veces nos sorprende por una frase, yo las colecciono. En su película “El”, Buñuel ensaya una definición del amor, que a la verdad, es la única fascinante y la única que casi nunca se plasma en la realidad o cuando se plasma lleva al desastre, al desengaño o la desilusión.
“Explicando ¿Qué es el amor?, el protagonista (encarnado en Arturo de Córdova, que está loco por una mujer ni bien la vio) dice: “La verdad es que yo tengo un concepto bastante personal sobre el amor. No creo en el amor preparado, en ese que según dicen, nace con el trato. El amor surge de improviso, bruscamente. Cuando un hombre y una mujer se encuentran y comprenden que ya no podrán separarse…”
Uno de los comensales, inrterrumpe:
“Eso que tú dices es el flechazo, el amor que hiere como un rayo… nada recomendable”.
Él, rápidamente, contesta: “el rayo no nace de la nada! Sino de nubes que tardan mucho tiempo en acumularse. Ese tipo de amor se está formando desde la infancia. Un hombre pasa al lado de mil mujeres y de pronto encuentra a una que su instinto le dice que es la única en realidad..la única en el mundo para él.”
Por allí alguien pregunta: “¿Y si ese amor no es correspondido?”
Pues fatal, digo yo, pero la escena culmina cuando le preguntan al sacerdote invitado a la mesa: “¿Y usted que piensa, Padre”? y éste responde: “Yo solo sé del amor, que este pavo está muy bueno”.
Al margen del filme, un psicoanalista cuenta que un paciente suyo se sobresaltó cuando, ante el llano monótono de su existencia, aquel le recetó “conseguirse una amante”. Al final, ante su pasmo, le tuvo que explicar que una amante no solo se representa por una mujer, puede representarse de mil formas, en tu pasión por tu arte, por tu familia, por una causa que defiendes a muerte, por una fe que te lleva al éxtasis, por un ideal quijotesco.
En algún momento todo animal racional busca una cumbre de pasión que lo avive, que dignifique su existencia y sus memorias. En lo particular, creo que esos “flechazos” con los que medio mundo sueña son extremadamente peligrosos y que, por lo general, es mejor sublimarlos por medio de una causa social, política, religiosa, literaria… Las flechas no son caricias, son flechas, puntiaguda materia de metal fabricada para herir o matar, herramienta para socavar pechos y entrañas, instrumentos que pueden también enloquecer (como en la película de Buñel) y que a veces vienen con curare efectivo (poderoso veneno) .
Se los dice un poeta, que de esas cosas nutre su poesía y que hoy se inclina a la novela para, al menos, vivir la vida de los otros, la de las ficciones que no son letales ni peligrosas para su autor…que vivirlas en corazón propio quiebra y destruye.
Bueno. Sino me creen vean esta extraordinaria película de Buñuel.