Poesía de Carlos Eduardo Luján Andrade
Carlos Eduardo Luján Andrade estudió Derecho en la Universidad de Lima y la Maestría en Sociología en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha sido director de la revista El Círculo de Tiza (2002-2004) y coordinador de la revista Lanceros (2007). Ha publicado sus textos en libros como “Lima: Visiones desde el dibujo y la poesía”, “Veinte Poetas: muestra de poesía contemporánea”, “Poéticas: selección de artes poéticas”, “Poesías 2007: V Concurso Internacional de Poesía Lincoln Martí”, entre otros.
El próximo miércoles 7 estará presentando el poemario Soundtrack en la Noche de Barranco a las 7:30 pm
Separación
Aún imagino la ausencia de tus manos
La sombra de tu andar y la lejanía de la distancia
Al precipitarte hacia un viaje
Donde te desvaneces en abandono
Entre el gentío del que ya siento celos.
Así, arrepentido, te retengo en la conciencia
Evocando incansablemente la estela de tu vestido,
El sonido de tus frases con el que intento componer
Alguna melodía acogedora en sueños imposibles.
¡Y cuántas veces repito dicho ejercicio!
Deteniendo el latido, sometiéndome al ahogo
Cuando estás próxima para atreverme luego
Ardiendo en un fuego indoloro
Hundiéndome en mareas inocuas
Corrompiendo mis crepúsculos, a salvo
Sentado sobre la pasividad del desgano desesperado
Regresivo hasta que vuelvas aparecida y
Me lleves con tu tempestad hasta la vorágine
De tu recuerdo.
Medianoche en Groenlandia
Extraño la pasada sombra,
Bajo los cipreses del Sol
Donde se cubrían las melenudas seseras
Los crédulos aventureros.
La extraño,
De día remedaba a la noche
Comprendiendo que en la vida,
Hay para el descanso.
Ahora, ¿adónde ir?
Sin reposo, se agrava la rutina
El Sol calcinador,
El aire sofocante,
El tiempo no da tregua
Y los días atemporales sin estrellas.
Deshojado mi árbol
No digo buenas noches,
No hay mañanas de letargo
Prolongando los interminables presentes.
Al parecer, sin sombra
No olvidaremos el color del cielo.
Y si lo ignoras
Y si lo ignoras ahora,
En la sala sombreada quedará nadie de sorpresa
Porque esperan paseando con flexibles abecedarios
A que te decidas descendente sobre una palabra.
Es la última noche que aguardo trémulo, sin luz
Desesperado por bacante albedrío mientras llueve
Lo que no dices.
Y aquellos sueños, ataviados de cruces
Sentencian la ignorancia de tu decisión,
Muertos después de los funerales callados por el huésped
Que ya no les visita.
No son madrugadas de amarguras
La distancia del silente diálogo que pare la angustia
Ni las bocanadas altaneras de cerradas miradas
Dirigidas hacia sombras ilusas limítrofes de lo perdido.
Y no preguntas
Y no miras dentro de este prometido cofre alucinado antes de su apertura,
Porque sólo quieres ver lo que huye dentro de él…
Ya comprendo, no lo ignoras ni dejas saber lo que divisas…
¿O lo mencionaste alguna vez?,
¿Era el discurso ensoñado que por las mañanas no recuerdo?
Golpes…
Golpes invisibles, certeros,
arrastrados por lágrimas
de inveterados recuerdos mal narrados.
Donde la espiral decadente
lleva a la arritmia
esconderse taciturna silenciosa.
Golpes musicales al umbral ficticio,
tras pasante de lo secreto a lo falso
y al rumor del ocaso por venir.
Fantasmagórica contusión de neblina etérea
perdida en el canto
de la imagen de lo no vivido,
dándole escozor
al hombre caduco de años
con horario sobreviviente
de lo horroroso,
de lo mundano,
de lo tangible,
del cansancio.
Falsos golpes,
que arrebatan los sueños
y extinguen el amor.