El futuro en la punta de los dedos
Cada vez son más las señales que dejan el concepto en claro: el futuro es móvil. Aunque hay avances muy atractivos con respecto a dispositivos de vestir o ‘wearables’, los dispositivos móviles -especialmente los smartphones- seguirán siendo por algunos años más nuestro principal dispositivo de conexión digital.
Y si hacemos un poco de memoria, seguramente me darás la razón cuando le digo que cada vez usamos menos el teléfono móvil para hacer llamadas. Enviamos mensajes, navegamos por la web, jugamos, controlamos nuestra salud y un largo etcétera más. Es por eso que todos los esfuerzos en innovación están dirigidos a lo que podamos hacer interactuando con esos dispositivos de bolsillo.
La semana pasada Google, el principal buscador de Internet, acaba de informar que hacia allá se va a seguir trabajando. Mejores experiencias de usuario para móviles, afinamiento del reconocimiento de voz, ajustes para optimizar el desempeño de las baterías. Y a todo eso le sumamos la propuesta para que los móviles estén preparados desde ya a integrarse al Internet de las cosas.
Una de las cosas más importantes que se vieron en la cita de Google en San Francisco es cómo su derrotero apunta a lo móvil. Los smartphones como eje. Incluso en la televisión abierta, los avisos del gigante de Internet se dedican a promocionar las versiones móviles de su buscador y otras aplicaciones.
Los teléfonos inteligentes dejaron de ser una moda para convertirse -realmente y sin necesidad de ser un tecnófilo sin cura- en un elemento muy importante para nuestro día a día.
Por ello, es inevitable pensar todo primero en móvil. Acostúmbrese: a pagar, a comprar entradas para el cine o el teatro, a que su agenda le diga los pendientes del día, a que le recomienden las canciones a escuchar. Ese día ya no está tan lejos.