Han pasado más de dos años y el recuerdo mora todavía en la memoria como una escena célebre de Hitchcock. Suena el pitazo y el portero Kasper Schmeichel se lanza hacia el palo izquierdo con la mirada puesta en la pelota, en lo que parece ser una persecución visual: desde que el balón sale del empeine y surca por el aire, hasta desviarse luego, por encima del travesaño.
-”Ese momento no se lo deseo a nadie”-, confesaría Christian Cueva dos años más tarde.
¿Fue ese penal el detonante para posteriores fiascos? ¿Estaba, acaso, antes de esa pena máxima encaminado a la plenitud y el éxito? Este lunes el Al-Fateh SC de Arabia Saudí anunció su incorporación tras su salida del Yeni Malatyaspor de Turquía. El cuarto club del peruano en poco más de un año. Así marcha su momento.
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— نادي الفتح السعودي (@FatehClub) January 25, 2021
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NOBLE Y VULNERABLE
“Siempre ha sido un jovencito muy vulnerable, solo, con una calidad humana increíble. Muy noble, mimado, en el buen sentido de la palabra”, nos cuenta Orlando Lavalle, entrenador que descubrió a Cueva en 2005, durante un amistoso entre la Sub 20 de la San Martín y un combinado de Huamachuco, en su natal La Libertad.
Lavalle, experto formador de menores, da en el clavo: “Ha sido mal asesorado y tiene una personalidad complicada”. Y es que más allá de la burbuja de rendimiento que significó la selección peruana, bajo el ala protectora de Ricardo Gareca, el ahora futbolista de 29 años casi siempre tropezó con un hecho extradeportivo.
Sergio Ibarra, quien por un tiempo le alquiló un departamento en Surco, no encuentra explicación para la irregularidad de Cueva, aunque desde su experiencia como exfutbolista, advierte: “Creo que no se debe estar rodeando bien, tengo entendido que cuando ha ido al extranjero ha llevado muchos amigos, familia, posiblemente sea eso”.
“Es muy buen chico, de esos de barrio que, aunque llegan a hacer fama, siguen con eso que tiene el barrio, riéndose a cada rato, haciendo bromas, se hacer querer”, añade ‘Checho’, ahora presentador de TV.
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ENSAYO Y ERROR
Pocos recuerdan, pero en 2012 fue echado de forma repentina de César Vallejo por una supuesta indisciplina. Sin embargo, su portentoso talento le permitiría encontrar revancha inmediata, al año siguiente, siendo campeón en Chile con Unión Española. Tenía 22 años y siendo menor de edad ya había cumplido el sueño de ser campeón peruano con San Martín.
El anhelado salto a Europa llegó pronto, como llegan usualmente las cosas a los prodigiosos. En agosto de 2013, aún con 22 años, era fichado por Rayo Vallecano, donde pese a jugar muy poco, dejó buenas impresiones desde lo afectivo. “Es un futbolista un tanto fuera de lo habitual, llegó siendo un muchacho que tuvo que aprender a vivir en un nuevo país. Se enfrentó a otra manera de entrenar, de ver el fútbol, más disciplinado, con más argumentos tácticos”, nos cuenta su entonces entrenador, Paco Jémez.
Ricardo Gareca resume a Cueva como un jugador especial y el mediocampista describe al argentino como un psicólogo en su vida y hasta ha llegado a decir que lo considera un padre. ¿Será tal vez que en un club le es más difícil entablar ese nivel de conexión afectivo con el técnico de turno –clave para alcanzar su mejor versión deportiva- y le resulta aún más difícil cuando son mayores las diferencias culturales y distinto el idioma?
Arthur Faria, periodista brasileño con paso por Globoesporte y Lance, se hace la misma pregunta: “Cueva tenía todo para triunfar, a pesar de su salida tan rara de Sao Paulo. Santos siguió creyendo en su juego para el 2020, pero él parecía que no quería jugar más. Ese fue el único problema”.
Y cuando no hubo el click entre jugador y técnico, afloraba lo extradeportivo. “Los retrasos en entrenamientos se repitieron hasta el enfado de la comisión técnica”, agrega Faria. El segundo fichaje más caro en la historia del Santos de Brasil y el futbolista mejor pagado de la plantilla, no halló nunca esa relación paternal en Jorge Sampaoli.
Sí la encontraría años antes, en 2014, cuando tras recaer hasta la filial de Rayo Vallecano, obtuvo un segundo aire en Alianza Lima, donde aunque encontró el apego propicio en el técnico Guillermo Sanguinetti, la relación no terminó bien producto de un tema extradeportivo.
“No tuvimos problemas de conducta con él, salvo el entredicho de la final del 2014”, nos cuenta Sanguinetti. Esa salvedad, posiblemente, le costó el título al entrenador uruguayo, quien en la final del Clausura de ese año ante Sporting Cristal, decidió dejar en la banca a Cueva como castigo, aunque lo hizo ingresar en la segunda parte.
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UNA CAJA DE SORPRESAS
Krasnodar, Santos, Pachuca y recientemente Yeni Malatyaspor (los tres últimos en 2020) son los fracasos deportivos que ha acumulado desde Rusia 2018. Y como a todo fracaso, al ahora jugador libre lo antecedió en cada uno de esos clubes una gran expectativa. Incluso, en ese ínterin, hay una historia que narrar en la que el mismísimo Diego Armando Maradona intenta ficharlo a través del hilo telefónico y el huamachucano se da el lujo de responder con un “no, gracias”.
Así llegó una nueva oportunidad en el Yeni Malatyaspor de Turquía. Pero solo 557 minutos sumaron a su cuenta futbolística. Ocho partidos en los que no pudo convencer. Tampoco lo hizo fuera del campo.
Un breve comunicado era claro. Un comportamiento indisciplinado lo apartaban del primer equipo en noviembre del año pasado. En ese momento, el técnico Hamza Hamzeoglu le respondió al periodista del Grupo El Comercio Franz Tamayo las razones. “Es triste perder a un jugador”, aseguró en primera instancia por la decisión tomada. Ante la consulta de la razón, “fue por falta de respeto”, argumentó. Antes había dicho que por sus habilidades, Cueva podía jugar en Europa mucho tiempo, el tiempo no le dio la razón.
Kulübümüz ve Christian Cueva arasında yapılan müzakereler sonucunda, sözleşmesinin feshine yönelik anlaşmaya varılmıştır. Yapılan anlaşma doğrultusunda, fesih tazminatı ödenmeyecek olup, Christian Cueva geçmişe yönelik tüm alacaklarından feragat etmiştir.
— Yeni Malatyaspor (@YMSkulubu) January 17, 2021
Teşekkürler Cueva! pic.twitter.com/AfsHRan9vN
Dos meses después, el club informó la semana pasada la disolución del contrato con el volante peruano, quien renunció a cualquier indemnización y pago que se le tenga pendiente para poder desvincularse. Su futuro estaría en Arabia Saudí, si es que lo tiene.
Una semana estuvo sin equipo Christian Cueva. Este lunes el Al-Fateh SC de Arabia Saudí anunció su llegada. El peruano llega como jugador libre y será su cuarto equipo en poco más de un año. A ver si en el desierto árabe encuentra mayor estabilidad.
Antecedentes
En 2011, cuando al ya fallecido Aníbal ‘Maño’ Ruiz le preguntaban por qué se resistía en darle la titularidad en San Martín pese a su buen juego, respondía medio en broma y medio en serio que no quería que la fama y el éxito lo desubicaran a tan temprana edad.
El verano de 2015 fue su otoño en Matute. Su paso conflictivo se agudizó en un altercado con barristas que acabaría a los golpes. Fue de héroe a villano en pocos meses y a puertas de la Copa América, donde competía por un lugar con Cristian Benavente, por esos años uno de los futbolistas más queridos por la afición peruana.
Su llamado fue impopular, pero el tiempo le dio la razón a la gran apuesta de Gareca. En el siguiente quinquenio, el ‘Tigre’ siempre estuvo para Cueva como guía, entrenador y psicólogo. ¿El resultado? una clasificación histórica al Mundial y un subcampeonato de Copa América.
Sin embargo, para el psicólogo deportivo Julio César Peche, cuando hay patrones de conducta que se repiten en el tiempo, es urgente la intervención de un especialista. “Hay un problema interno aún no superado”, advierte.
Apañarlo puede ser contraproducente a largo plazo. “Si no se corrige a tiempo, puede ser buen jugador, pero siempre va chocar con esos problemas –quizá de origen familiar, de su niñez-. Aguantarle ese tipo de conductas, lo perjudica”, sentencia.
Christian Alberto Cueva Bravo se la creyó desde chiquito y aunque el llamado (telefónico) de ‘D10s’ llegaría a su vida recién a los 28 años, la primera prueba fiable de su talento se mostraría a los dieciséis, mientras defendía a Las Águilas Huamachuquinas, que era así como se conocía al Racing Club, el equipo más popular de la también tierra de José Faustino Sánchez Carrión.
Desde entonces sigue siendo una caja de sorpresas.
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