De niña, cuando veía a los Supersónicos, soñaba con poder ver el rostro de quienes llamaban por el teléfono fijo. Me parecía, al igual que al resto de mi generación, maravilloso eso de hablar y ver al interlocutor al mismo tiempo. Yo no sabía que para entonces ya existía esa modalidad de comunicación en algunos entornos exclusivos, pero ciertamente en 1962, cuando el creador de la serie la escribió, las videoconferencias todavía estaba en la categoría proyectos científicos.
Tardó más de lo que pensé, pero hoy, sobre todo a raíz del distanciamiento social para evitar la pandemia del coronavirus, se ha vuelto el pan de cada día de muchos tele-trabajadores y alumnos en casa.
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Y los niños actuales, que según mi papá “vienen pre-cocidos”, ya ven como lo más natural del mundo eso de jugar o ver películas viendo los rostros de sus amiguitos aunque estén a kilómetros de distancia.
Salvo en las zonas rurales donde no hay acceso a Internet y no funciona el WhatsApp, el infante considera “normal” poder ver al interlocutor de una llamada.
UNA TECNOLOGÍA CINCUENTONA
La verdad es que las videoconferencias existen hace más de cincuenta años. El interés por realizarlas parte desde 1940, cuando la TV entraba en escena, lo cual concretaron una veintena de años después.
La idea de poder tener comunicaciones personales a través del video fueron tomando forma más concreta en los sesenta, pero recién en la década del setenta se dieron progresos más importantes.
La primera video-llamada presentada al público se concretó en abril de 1964, en una feria neoyorquina que puso unas cabinas en donde se podían probar los equipos de la compañía Laboratorios Bell. Los protagonistas de esa llamada fueron los ganadores de Mr y Mrs América del año.
Quien quería hacer una videollamada entonces tenía que pagar el equivalente a unos US$200 actuales, es decir lo que hoy nos cuesta el recibo de Internet de varios meses, pero por pocos minutos.
Según Wikipedia, las comunicaciones con video usando un circuito cerrado de televisión conectado a un cable coaxial (como el del TV paga) ya existía en Berlín en los previos a la Segunda Guerra Mundial (1935).
Posteriormente la NASA lo probó como parte de sus primeros vuelos interespaciales, pero era un sistema costoso porque implicaba tener una línea dedicada. Pensar en poder usarlo en la línea de telefonía fija era un reto mucho mayor.
AT&T lo intentó, pero la señal era lenta y la calidad mala, lo que lo convertía en inviable hasta que llegó el Internet, abriendo la posibilidad del uso de fibra óptica o llamada IP, que cogió forma en los noventa.
En 1984 PictureTel Corp presentó su primera oferta comercial pública de un sistema de videoconferencia, pero la mayor variedad de ofertas a costos más accesibles llegaron en los noventa.
En 1995 los dos líderes del mercado, Intel y Microsoft, trabajaron juntos en un sistema de comunicaciones de VoIP, mientras que se realizaban ya las primeras video-conferencias en eventos públicos, como ferias tecnológicas o incluso en la inauguración de los Juegos Olímpicos.
EL AUGE DEL CHAT
Para el inicio de este siglo, durante la primera década del 2000, el acceso a Internet se convirtió en algo más democrático y las plataformas que permitían la comunicación vía video se fueron popularizando.
En el ámbito corporativo arrancó a nivel global la moda de adoptar las “Comunicaciones Unificadas” y la telefonía IP. Con ahorros sustanciales (mínimo 30%), se buscaba que las empresas migraran sus líneas de telefonía fija a una central en Internet. En el paquete se incluía los teléfonos IP y, luego, la opción de videoconferencia.
En los hogares también se empezó a usar con más frecuencia una nueva forma de comunicación instantánea que alternaba texto, fotos y luego hasta videos: el chat.
Es la era del Hi5, Hotmail, MySpace y posteriormente Facebook. La opción de compartir videos y fotos se fue completando con la opción de videollamada. Si bien era difícil pretender que se hicieran por celular, el costo del Internet móvil en el Perú era muy caro, su uso desde la PC empezaba a ganar terreno.
Para el 2010 las grandes corporaciones, como los bancos o las mineras, ya tenían instalados algunos sets de videoconferencia. Eran costosos, un lujo, pero permitían tener una reunión de directorio en HD a tamaño real, simulando la presencia en forma bastante satisfactoria. Obviamente, la conexión era de alta velocidad, vía fibra óptica.
Y si bien fue skype, creado en Estonia en el 2003, quien popularizó las llamadas viéndose la cara, fue WhatsApp, en la década siguiente, quien logró que todos nos animáramos a probarlas desde el celular. La reducción del costo del Internet móvil y de los smartphone tuvieron mucho que ver con ello.
¿NUEVOS RICOS?
Detrás de todo desarrollo tecnológico tenemos un grupo de ingenieros talentosos innovando. Y, acto seguido, un buen equipo de márketing convirtiendo esos inventos en esenciales para el uso diario y rentables para los inversionistas.
La historia de las Comunicaciones Unificadas (CU) y las plataformas de video-llamadas o video-conferencias está llena, al igual que el resto de productos de la industria, de altos y bajos, incluyendo la salida del mercado de algunos grandes jugadores y varias alianzas o compras millonarias estratégicas de genios surgidos en un garage.
Microsoft y Facebook son un claro ejemplo. La primera tuvo con su MSN de Hotmail el favoritismo en chats, pero fue perdiendo popularidad ante el surgimiento de Facebook. Ni cortos ni perezosos, en mayo del 2011 fueron y adquirieron por US$ 8.500 millones Skype.
Microsoft compró Skype pese a que esta empresa, aunque muy popular entre los consumidores, no era rentable (deudas por US$686 millones). La estrategia era fortalecer la división online de Microsoft, que venía de capa caída.
Facebook, la reina del momento, tampoco se mantuvo ajena al creciente uso de las video-llamadas y en el 2014 terminó adquiriendo a quien se estaba convirtiendo en el favorito de los usuarios, WhatsApp, por nada menos que US$19.000 millones.
La compañía de Zuckerberg llegó ante Brian Acton y Jan Koum, creadores de WhatsApp, justo a tiempo para impedir que un rival, la china Tencent, la adquiriera, informó Bloomberg en su momento.
En el plano corporativo Cisco fue, con sus equipos para CU, uno de los que más apostaron por este tipo de tecnología y lideraron la oferta local varios años. Ellos adquirieron WebEx, donde trabajaba el ahora fundador de Zoom, en el 2007, para fortalecer su oferta en línea.
Cisco aun se mantiene vigente en ese mercado, pero está más ligera y apuesta por los servicios cloud. Otros jugadores, como Nortel, no tuvieron su resistencia y desaparecieron desmembrados debido a la gran crisis financiera global.
En enero del 2009 el gigante Nortel se declaró en quiebra buscando reestructurar su deuda de más de US$7.000 millones. Sus diferentes unidades de negocios fueron vendidos en forma separada: unos fueron a parar en Ericsson, otros en Avaya, Ciena, Kapsch, entre otras marcas más.
En la actualidad, en medio de una creciente demanda de soluciones de video-conferencia que ha generado el coronavirus y la necesidad de mantener el distanciamiento social, no solo los jugadores tradicionales han ganado presencia, sino también otros nuevos, menos conocidos.
Zoom es el nuevo favorito de empresas y profesores que requerían algo gratis y operativo. Si bien Cisco y Microsoft han liberado licencias gratuitas de sus soluciones durante la emergencia, este otro jugador ha ganado terreno.
Zoom fue fundada en el 2011 por Eric Yuan, que había dejado Cisco para crear su propia propuesta. Llegó la Bolsa hace un año (abril del 2019) y hoy es una de las compañías que mejores resultados financieros tiene.
La revista Vanity Fair informa que en ese entonces (2019) la empresa fue valorada en US$ 9.200 millones. Ahora está en más de en más de US$15.900 millones.
Sus acciones, según investing.com pasaron de US$70,89 en enero a un pico de US$160,45 a fines de marzo y hoy están en US$ 491,54.
El portal Gambeta informa que en todo el 2019 Zoom sumó 1,99 millones de usuarios nuevos y que este año, solo entre enero y febrero sumó 2,2 millones más, llegando a las 12,92 millones de clientes activos.
Pero la crisis sanitaria en Europa y Asia disparó el uso de la plataforma en marzo y en un día llegó a tener 343.000 descargas, cuando la media era 90.000. Para cierre del mes ya se habla de 200 millones de usuarios y siguen sumando. Y no sería extraño que algún gigante tecnológico termine comprándolo.
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