Estos equipos pueden generar una especie de lista negra, a través del reconocimiento facial, de personas que han tenido COVID-19 y se desee restringir su ingreso por algún tiempo.
Estos equipos pueden generar una especie de lista negra, a través del reconocimiento facial, de personas que han tenido COVID-19 y se desee restringir su ingreso por algún tiempo.
Leslie Salas Oblitas

Con la llegada de la pandemia, la tecnología también ha tenido que adaptarse para combatir la expansión del y así han surgido diversas soluciones –que combinan la inteligencia artificial y la termografía- que hoy se han vuelto indispensables para las empresas, creando un nuevo nicho de mercado y de oportunidad.

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Este es el caso de Dahua Technology -la firma de origen chino mundialmente conocida por sus servicios y soluciones de videovigilancia y que opera en Perú desde hace cinco años – tuvo que reinventarse ante la coyuntura, incorporando a su oferta equipos para medir la temperatura corporal, mantener el distanciamiento social y el aforo, orientados al control y prevención de contagios del COVID-19, a lo que han denominado soluciones de defensa tecnológica.

Enrique García Monterroso, key account manager de la firma, detalla que el grueso de sus ventas han pasado a concentrarse en estos dispositivos, que incluyen cámaras que mide la temperatura hasta a tres personas por segundo y a una distancia de tres metros; cámaras termográficas de mano también sin contacto; cámaras con contador de aforo y a su vez de control de temperatura hasta cámaras que controlan la distancia entre personas, entre otros. “Todos estas soluciones son sin contacto y cumplen más de una función”, indica.

Explica que estos equipos emiten una alerta (buzz), para quien esté monitoreando la solución, cuando alguien supere la temperatura normal o no lleve mascarilla, por ejemplo. Incluso puede generar una especie de lista negra, a través del reconocimiento facial, de personas que han tenido coronavirus y se desee restringir su ingreso por algún tiempo.

DEMANDA

García sostiene que la demanda de estas soluciones, sobre todo, está concentrada en sectores como retail (supermercados, centros comerciales donde el tráfico de personas es muy elevado y necesitan un ingreso fluido para que no se amontonen), transporte, minería, salud, industrias en general, entre otros, y de todo tamaño de empresas.

Estima que la inversión varía mucho, pero hay empresas cuyos presupuestos en estos equipos para prevenir el COVID-19 ascienden hasta los US$350.000, aproximadamente.

“A la fecha, somos los líderes del mercado en este nicho, donde competimos alrededor de cuatro jugadores”, asegura.

Las ventas mes a mes aumentan entre un 15% y 20%, y las proyecciones son que este tipo de negocio se mantenga activo hasta mediados del 2021, ya que dependerá de la tasas de contagios y de la vacuna.

En cuanto a su división de videovigilancia – mercado que mueve en el país alrededor de US$12 millones y crece a una tasa anual de 5%- señala esta ya ha venido reactivándose de la mano del reinicio de las diversas actividades económicas y ante la inseguridad que ha despertado.

El ejecutivo estima que ya para fines de año esta recobre el peso que tenía antes, pues la demanda ya se empezó a mover desde julio.

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