La historiadora Maribel Arrelucea Barrantes es docente e historiadora. Se ha especializado en cultura afroperuana y es autora del libro "Lima afroperuana. Breve historia de los africanos y afrodescendientes en la capital"
La historiadora Maribel Arrelucea Barrantes es docente e historiadora. Se ha especializado en cultura afroperuana y es autora del libro "Lima afroperuana. Breve historia de los africanos y afrodescendientes en la capital"
/ ALESSANDRO CURRARINO
Jorge Paredes Laos

Junio es el mes de la cultura afroperuana. Y con este motivo, la Municipalidad de Lima, en su serie Munilibros, publicará próximamente en versión digital Lima afroperuana. Breve historia de los africanos y afrodescendientes en la capital, un libro de la historiadora Maribel Arrelucea Barrantes que busca reflexionar no solo sobre el pasado de la población de herencia africana en la ciudad, sino también sobre su presente y porvenir en el siglo XXI.

En un tiempo en que las antiguas fronteras étnicas parecen haberse disuelto en la diversidad, el diálogo, la movilización y el intercambio, pero en que todavía se resisten a desaparecer en nuestra sociedad las viejas mentalidades de la exclusión y el racismo.

En el libro agradeces a tu padre, Alejandro Arrelucea, por enseñarte a disfrutar tu afrolimeñidad, ¿cuánto influye lo personal en tu trabajo como historiadora?

Es algo de lo que no era consciente cuando empecé la carrera. A todos los de mi generación nos formaron pensando en la objetividad, que uno debía escoger un objeto de estudio, entre comillas, y plantear preguntas objetivas. Sin embargo, después me di cuenta de que lo que estaba haciendo era cubrir un vacío. Yo me críe con mi padre, por temporadas, él se peleaba mucho con mi madre e iba y venía de la casa. Eso fue muy doloroso para mí. Yo me he criado con mi familia materna, los Barrantes, oriundos de Cajamarca, y mi madre chiclayana. Mi identidad norteña viene de ahí. Con el tiempo, traté de reconciliarme con él, cuando se convirtió en el abuelo ideal para mi hija. Mi lado afro le pertenece a mi padre, a la familia Arrelucea, de La Victoria.

Al inicio te preguntas quiénes son los afrolimeños, ¿cuál sería tu respuesta?

Cuando Sandro Covarrubias me encargó el libro, me puse a pensar en el término adecuado. Yo sé que algunas personas no tienen ningún problema en decir “soy negro”, “soy negra” porque lo toman como una identidad vivida, compartida y sin conflicto. En cambio, para otros el término remite a esclavitud, pobreza, desigualdad, dolor. Gracias a todas las discusiones entre grupos de activistas se llegó al término “afrodescendiente” en vez de “negro”, pero de parte de la academia no hay ningún consenso. La mayor parte de mis colegas repiten la palabra “negro”, y aunque es un libro de divulgación y no académico me pareció interesante discutir también esto. Y en vez de poner “negros de Lima” —hay un libro de José Antonio del Busto que se llama Los negros del Perú—, preferí colocar “afrolimeños”, pues hoy ya no podemos seguir hablando con un lenguaje que corresponde a estructuras coloniales, donde un grupo es jerarquizado como inferior por el color de su piel.

Y afrolimeño abarca culturalmente muchas cosas más…

A quiénes somos. Eso me hizo pensar en mí misma, y por eso le agradezco a mi padre, quien me hizo pensar —él ya murió— en qué le debo, y lo que le debo es ser limeña. Mi identidad está partida, pero no es un conflicto, es más bien un maridaje precioso y riquísimo, y yo acepto esa diversidad en términos positivos. Eso me hace sentir una mejor persona. Con ese enfoque, concebí el término afrolimeño: personas que tienen una identidad, que viene de sus ancestros, pero ya no hablando de características físicas o biológicas que nos separan, sino de practicas culturales que provienen de África, pero que también se construyen aquí; y se construyen en diálogo, en intercambio de saberes, técnicas y costumbres. Pensemos en un producto como el tamal. Algunos lo identifican como afrodescendiente, pero se olvidan que en él también hay intercambio, el maíz es originario de América, la palabra proviene del náhuatl, y eso de envolver los alimentos en hojas viene de diferentes lados. Yo creo que es una discusión inútil si nos ponemos a ver quién es el dueño del producto, a mí lo que me interesa es ver quienes están detrás.


Cuadro de Pancho Fierro
Cuadro de Pancho Fierro

En el libro mencionas a personajes como Pancho Fierro y a un médico como Valdez. Si bien lo africano se identifica con la comida y la música, hay otros espacios como la ciencia, donde su aporte es más invisible todavía.

Así es. Hay como una tensión. El libro recorre el siglo XVI con la llegada forzada de africanos al país, recorre el ordenamiento colonial, luego la independencia y la construcción de la sociedad republicana, una simple lectura puede decir que es la típica mirada en la que los afrodescendientes son colocados en los espacios que se supone son de ellos: el fútbol, la comida, la música. Sin embargo, ¿qué sucede?, hay que entender que estos espacios son ocupados por ellos porque los otros les fueron negados; no por leyes, en el Perú nunca hubo, como en Estados Unidos o Sudáfrica, una política publica de segregación. No había leyes escritas, pero estaban las costumbres y en ese contexto hubo un racismo abierto. Y tenemos afrodescendientes que negociaron su movilidad social como el médico Valdez, el torero Santa Cruz, Pancho Fierro o el mismísimo Ricardo Palma. Él nunca proclama su identidad afrodescendiente, más bien la esconde, si nos enteramos de ella es porque fue atacado e insultado. Y si empezamos a revisar su biografía vemos que su familia hizo todo lo posible para posicionarlo en la sociedad. Se esforzaron para que aprenda a leer y escribir y tenga un oficio de prestigio como secretario en la Marina y luego vemos también con quien se casa. Y como escritor, tiene una gran presencia en la vida publica del país. En el caso de Pancho Fierro ni bien nació, su tía que era su ama, le dio la libertad. Pero si lees cualquier referencia sobre él, se repite con insistencia que era autodidacta y mulato. Yo creo que es una manera de colocarlo en un lugar inferior. Decir autodidacta en el siglo XIX es decir sin instrucción, sin especialidad, cuando él era pintor. No se dice lo mismo de Luis Montero, artista contemporáneo a él, a quien llamamos efectivamente académico. En esa época decir soy afrodescendiente no era una buena estrategia, excepto para entrar a espacios donde se les consideraba diestros como la tauromaquia y la música.

Los toros fueron el símil del fútbol en el siglo XX

Exacto, me quitaste la frase, el toreo del XIX corresponde al fútbol del siglo XX. No es que los afrodescendientes nacieron para torear o bailar, lo que pasa es que son ventanas que tenían para subsistir y las utilizan eficazmente. Igual pasa con las mujeres, en el siglo XIX no tenían la oportunidad de ir a una escuela, y peor si eran pobres y afrodescendientes, entonces había que aprender a trabajar y el espacio que tenían abierto era la cocina, la lavandería o ser amas de leche.

Hagamos el salto hacia los siglos XX y XXI, ¿qué diferencias encuentras respecto a la situación de los afrodescendientes?

Con el fin de la esclavitud, los afrodescendientes entraron a una sociedad estructurada por el racismo sin ningún capital real ni simbólico. En el siglo XX se cuestionaron ciertas estructuras, pero primó la cuestión económica. Los afrodescendientes permanecieron bajo la pobreza, eso muestran los censos hasta 1940 en que la variable racial estaba presente. De ahí saltamos al censo de 2017 cuando se hizo la pregunta de autoidentificación étnica, y en líneas generales, ojo hablando solo de la Lima urbana, constatamos que muchos afrodescendientes habían cambiado su composición socioeconómica, y tal vez tendríamos que hablar ya de una clase media afrolimeña.

El Decenio Internacional para los Afrodescendientes, decretado por la ONU, va del 2015 al 2024, Uno de los objetivos fundamentales del citado decenio es fomentar el respeto, la protección y el ejercicio de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales de los afrodescendientes.
El Decenio Internacional para los Afrodescendientes, decretado por la ONU, va del 2015 al 2024, Uno de los objetivos fundamentales del citado decenio es fomentar el respeto, la protección y el ejercicio de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales de los afrodescendientes.

Aunque esto no ha disminuido la presencia del racismo…

En vez de generar mayor igualdad, yo creo que ha hecho explosionar otra vez los prejuicios raciales, esto porque en nuestra estructura mental no concebimos a una persona de piel oscura con niveles de consumo de clase media. Esto se ve en las redes sociales donde se han avivado los estereotipos, como si volviéramos a un lugar histórico mental en el que ser afro es sinónimo de pobreza.

¿Y por qué esto no sucede con el caso de los futbolistas exitosos?

Aceptamos eso, aceptamos un futbolista con mucho dinero, carros de lujo, ¿por qué? Porque el futbol, desde el punto de vista de los prejuicios, sigue siendo un espacio aceptado para los afros, tal vez si fuera un empresario o un intelectual no sería lo mismo, tal vez lo seguiríamos mirando de reojo. Finalmente seguimos poniendo a cada quien en un lugar, como diría Patricia Oliart, quien tiene un articulo sobre eso, y nos olvidamos que la sociedad es movilización, fusión, consenso y no solo conflicto.

Fragmento de Lima afroperuana. Breve historia de los africanos y afrodescendientes en la capital.

Maribel Arrelucea Barrantes

¿Qué es ser afrolimeño y afrolimeña?

Afrolimeño y afrolimeña es un término para denominar a todas las personas con ancestros y costumbres afrodescendientes. No alude a características físicas, biológicas como el color de piel y la forma del cabello, hace referencia a personas que tienen ancestros africanos y aquellos que comparten prácticas culturales que se consideran afrodescendientes, sin necesidad de tener ancestros africanos.

Hay que añadir, además, que algunas de estas prácticas culturales son identificadas plenamente como de origen africano; pero otras, surgieron como producto del intercambio y fusión con otros grupos étnicos. En ese sentido, debemos considerar los elementos culturales afrodescendientes sin perder de vista el rico e intenso proceso intercultural que caracteriza a nuestra ciudad. Por último, el término también incluye a los migrantes quienes contribuyeron con su herencia cultural a enriquecer más nuestras costumbres. Tenemos afrodescendientes que nacieron en otras partes del país; pero, desde niños o ya adultos llegaron a Lima y se constituyeron en limeños.

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