
Durante generaciones, el andador ha sido un aliado indispensable en los hogares con bebés en pleno crecimiento. Muchos padres han visto a este dispositivo como la herramienta perfecta para acelerar el proceso de aprendizaje de la marcha, creyendo fervientemente que ayudará a sus hijos a dar sus primeros pasos con mayor rapidez y seguridad. Además, de ofrecer la ventaja de mantener al bebé “ocupado” mientras los adultos realizan otras actividades, evitando que gatee por el suelo y se exponga a posibles peligros, por lo que parece el invento ideal.
Sin embargo, la ciencia y la experiencia han demostrado que el andador no solo es innecesario, sino que puede ser contraproducente e incluso peligroso. Organismos de salud como la Asociación Americana de Pediatría (AAP) desaconsejan su uso e incluso en algunos países como Canadá, su venta está prohibida debido a los múltiples riesgos que implica a nivel de desarrollo psicomotor.
Entonces, ¿por qué se siguen vendiendo y utilizando andadores en muchos hogares? ¿Qué impacto real tienen en la musculatura, la postura y la coordinación del bebé? ¿Existen alternativas más seguras y beneficiosas para estimular su desarrollo motor?
¿Por qué el andador ya no se recomienda para los bebés?
Según explicó Erick Olivera, pediatra de la Clínica Ricardo Palma a Hogar y Familia, una de las principales razones es que los andadores retrasan el desarrollo motor al impedir que los bebés fortalezcan adecuadamente los músculos de las piernas, espalda y abdomen, así como el equilibrio y la coordinación, esenciales para aprender a caminar de manera natural.
El uso prolongado de estos dispositivos también puede derivar en problemas posturales, ya que modifica la forma en que el bebé aprende a apoyarse y distribuir su peso. Básicamente, esto puede generar una marcha inadecuada, con una pisada incorrecta que, a largo plazo, puede provocar pie plano, displasia de cadera adquirida e incluso desviaciones en la columna, afectando la movilidad y causando cansancio prematuro al estar de pie o realizar actividades físicas.

Otro factor clave es el alto riesgo de accidentes. Los bebés con andador pueden moverse más rápido de la que pueden controlar, lo que aumenta significativamente el peligro de caídas, golpes contra muebles e incluso fracturas en las extremidades. Ciertamente, como advirtió el pediatra, esto se debe a que los andadores generan una falsa sensación de seguridad en los padres, quienes creen que su hijo está protegido cuando, en realidad, el dispositivo incrementa las posibilidades de sufrir lesiones graves, incluyendo traumatismos encefalocraneanos.
“Las principales causas de lesiones incluyen caídas por escaleras (74.1%), caídas fuera del andador (14.7%) y acceso a peligros previamente fuera de su alcance, como objetos calientes o sustancias tóxicas (2.8%)”, detalló Daniela Samaniego, pediatra y jefe de Gestión Académica de la Clínica de Simulación de la Universidad Científica del Sur.

Por su parte, la doctora Kimberly Giuliano, pediatra de Cleveland Clinic, señaló que el uso del andador interfiere con la coordinación visual (ojo-mano-pie), ya que este no puede ver sus pies al moverse. Esto impide que desarrolle un control adecuado de su cuerpo en relación con el espacio, dificultando el aprendizaje de la marcha independiente.
Asimismo, Marianella Stuart Terrones, pediatra de SANNA Centro Clínico Miraflores, indicó que el uso de andadores puede limitar el movimiento, alterar la posición corporal y afectar negativamente el desarrollo sensorial, interfiriendo en la percepción de la distancia y la compresión de su entorno.
En definitiva, como estos dispositivos permiten moverse sin haber adquirido completamente la fuerza y el equilibrio necesarios, pueden retrasar hitos importantes como gatear, ponerse de pie y caminar sin apoyo. “Un estudio publicado en el British Medical Journal encontró que los bebés que usaban andadores comenzaron a gatear un mes más tarde y dieron sus primeros pasos aproximadamente tres semanas después que aquellos que no los usaron”, sostuvo la doctora Samaniego.
¿Por qué muchos padres siguen comprando andadores a pesar de las advertencias?
Muchos padres continúan comprando andadores debido a creencias erróneas y patrones familiares arraigados. De acuerdo con el pediatra de la Clínica Ricardo Palma, existe la idea de que caminar precozmente mejora el desarrollo motor del niño, lo que motiva a los padres a usar estos dispositivos. Además, son percibidos como una solución práctica que reduce el tiempo de estimulación activa por parte del cuidador. También influye la tradición familiar, donde el uso del andador en generaciones anteriores refuerza su continuidad con frases como: “yo usé andador y caminé bien”.
Daniela Samaniego mencionó que persisten mitos como la creencia de que el andador acelera el aprendizaje de la marcha o que es una opción segura de entretenimiento. Sin embargo, la evidencia médica demuestra que estos dispositivos no benefician el desarrollo motor y pueden representar un riesgo para el bebé.
¿Cómo estimular el desarrollo motor sin recurrir al andador?
Para estimular el desarrollo motor de los bebés sin recurrir al andador, los padres pueden aplicar diversas estrategias que fomenten el movimiento de manera segura y natural, respetando el ritmo de desarrollo de cada niño.
Tiempo en el suelo y exploración libre
Erick Olivera enfatizó la importancia de permitir que los bebés pasen tiempo en el suelo, ya que esto les ayuda a fortalecer sus músculos y mejorar la coordinación. Para ello, es clave ofrecer una superficie segura y estable donde el bebé pueda moverse libremente, fomentando así su confianza y habilidad para ponerse de pie.
“Desde el nacimiento los bebés deben tener períodos diarios de juego en el suelo, aumentando progresivamente este tiempo a partir de los 4-6 meses”, recalcó la experta de la Universidad Científica del Sur.
No apresurar el proceso de caminar
Es importante que los padres tengan en cuenta que, el desarrollo psicomotor es un proceso secuencial en el que cada fase debe completarse antes de pasar a la siguiente. Según el doctor Olivera, antes de caminar, el bebé debe gatear durante algunos meses, ya que esto le permite desarrollar fuerza y estabilidad para luego ponerse de pie con mayor seguridad. Por ello, se recomienda no apresurar este proceso ni forzar al bebé a pararse constantemente, sino permitir que él mismo descubra cómo hacerlo de manera natural.

Estimulación con juguetes y sonidos
Para incentivar el movimiento, se sugiere el uso de juguetes llamativos y de colores vivos, ya que a esta edad los bebés tienen una visión más nítida y los colores brillantes captan su atención. También puede ser útil diversos sonidos o música para motivar al bebé a desplazarse hacia un objetivo. De manera similar, la doctora Stuart recomendó juguetes de arrastre y caminadores, siempre con la supervisión y participación activa de los cuidadores.
Colocar objetos a diferentes distancias
Otro método sugerido por Olivera es colocar juguetes u otros objetos a diferentes distancias para que el bebé intente alcanzarlos. Esto lo estimula a moverse, primero gateando y luego intentando ponerse de pie y caminar para llegar al objeto deseado.
Apoyo adecuado y uso de muebles estables
Los bebés pueden utilizar muebles estables o mesas bajas como apoyo para practicar el ponerse de pie y desplazarse. Además, cuando sea necesario, los padres pueden ofrecer sus manos como apoyo inicial, pero sin forzar el movimiento.
Evitar el uso de calzado dentro de casa
El uso de calzado puede afectar la caminata natural del bebé. Por lo tanto, dentro de casa, es recomendable que el bebé permanezca descalzo para mejorar su estabilidad y percepción del suelo.
Mantener un peso adecuado
Según Jhombrany Rincón, traumatólogo pediatra de SANNA Clínica San Borja, el sobrepeso es un factor que puede dificultar el desarrollo motor del niño. Por esta razón, es fundamental asegurarse de que el bebé tenga un peso saludable para facilitar su movilidad y desarrollo físico.
Fomentar la confianza y la independencia
Olivera destacó la importancia de permitir que el bebé experimente y aprenda por sí mismo, supervisándolo sin intervenir en exceso. Es natural que, al principio, se caiga y se frustre, ya que forma parte de su proceso de aprendizaje y desarrollo.
Entorno seguro para la exploración
La clave para el desarrollo motor saludable es permitir que los bebés se desarrollen a su propio ritmo en un entorno seguro. La doctora Giuliano recomendó el uso de corrales o zonas seguras con puertas de seguridad para que los bebés puedan explorar, gatear y eventualmente caminar con apoyo. Este tipo de juego libre y supervisado es fundamental para fortalecer los músculos y mejorar la coordinación sin los riesgos que implican los andadores.
¿Cuáles son los riesgos del uso prolongado de otros dispositivos para bebés?
El uso prolongado de dispositivos como portabebés, columpios, sillas vibradoras, coches y corrales puede afectar el desarrollo motor del bebé, al igual que el andador. Según la pediatra de SANNA Centro Clínico Miraflores, limitar el movimiento libre del bebé puede generar retrasos en su desarrollo, afectando su autonomía y equilibrio.
Por su parte, la doctora Samaniego agregó que la reducción del tiempo de exploración activa impacta el fortalecimiento muscular y la coordinación. Además, aumenta el riesgo de plagiocefalia (síndrome de cabeza plana) y alteraciones en la marcha.

“Los llamados infant containers pueden estar relacionados con un menor desarrollo motor en los primeros meses de vida, ya que restringen la oportunidad de practicar habilidades fundamentales como rodar, sentarse y gatear. Un estudio titulado Association of Container Type With Cognitive, Language, and Motor Development in Infants encontró que los bebés que pasan más tiempo en estos dispositivos obtienen puntuaciones más bajas en el desarrollo motor a los seis meses. Aunque pueden ser útiles en momentos específicos, no deben sustituir el tiempo activo en el suelo. Es fundamental permitir que los bebés se muevan libremente y exploren su entorno para favorecer un desarrollo motor saludable.”, aseguró la doctora de Cleveland Clinic.
En este sentido, Samaniego, recomendó que el tiempo en sillas, columpios o portabebés no supere los 30 minutos seguidos. La mayor parte del día, el bebé debería estar en el suelo explorando y moviéndose libremente.
¿Qué señales indican que el uso excesivo de dispositivos afecta la movilidad del bebé?
Uno de los signos de alerta es la fatiga prematura al caminar. Según el doctor Erick Olivera, algunos niños muestran cansancio rápidamente y prefieren ser cargados tras pocos minutos de marcha. También pueden presentar patrones irregulares en la pisada, como caminar en puntas o inclinar el pie hacia la parte medial, lo que afecta la formación del arco plantar.
Por otro lado, la doctora Stuart mencionó que la falta de curiosidad por caminar, el retraso en el gateo y la inestabilidad al moverse son señales clave. En la misma línea, Samaniego destacó que algunos bebés muestran preferencia por apoyarse en una sola pierna al pararse y poco interés por explorar su entorno.
“Es importante que los padres monitoreen los hitos motores, como la capacidad de rodar, sentarse o gatear en el tiempo esperado. Por ello, la relevancia de los controles pediátricos regulares, ya que en el corto plazo los signos pueden ser difíciles de identificar”, recalcó el traumatólogo pediatra.
Si se sospecha que el uso de andadores u otros dispositivos ha afectado el desarrollo motor del bebé, es esencial consultar a un especialista. Un pediatra o fisioterapeuta infantil podrá evaluar la situación y recomendar intervenciones específicas. En algunos casos, será necesaria una derivación a ortopedia infantil.
Es fundamental que los padres sepan que la mayoría de los problemas ortopédicos en los primeros dos años suelen corregirse de forma natural con el crecimiento, siempre que el niño se mantenga activo y no presente obesidad. Identificar y tratar a tiempo cualquier retraso en el desarrollo motor optimiza las posibilidades de una evolución adecuada, concluyó la doctora Giuliano.
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