La Asociación Educativa Convivencia en la Escuela organizó la cuarta edición del Foro Académico sobre Violencia Escolar, un evento que contó con la participación de expertos en educación, autoridades gubernamentales y representantes de la Universidad de Lima, la Universidad de San Martín de Porres, la Universidad del Pacífico, entre otras instituciones. En este contexto, El Comercio conversó con especialistas de diversas áreas para conocer las soluciones que deberían implementarse con el objetivo de contrarrestar las consecuencias del bullying.
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El foro se llevó a cabo en la Universidad ESAN, y su rector, el Dr. Jaime Serida, destacó que esta problemática no solo afecta a cientos de niños y adolescentes, sino que también representa un desafío para los educadores, quienes deben crear soluciones que aborden las necesidades socioemocionales de los estudiantes. “El objetivo es erradicar esta problemática y comprometernos a trabajar juntos por una educación que ofrezca espacios seguros”, comentó.
“En 2023, el portal web SíSeVe del Ministerio de Educación reportó casi 2.000 casos de acoso escolar. Esta cifra alarmante nos recuerda que cada número representa a un niño, niña o adolescente que está sufriendo y espera nuestra ayuda”, añadió.
Por su parte, el ministro de Educación, Morgan Quero, compartió las estrategias que desde el Ministerio de Educación se están implementando para enfrentar el problema. “Queremos construir un pacto social con la educación para abordar este desafío de manera conjunta. En primer lugar, buscaremos mejorar la infraestructura educativa, invirtiendo recursos para construir nuevos colegios. También queremos reconocer a los jóvenes a través de becas y, al mismo tiempo, apoyar a los egresados mediante la modificación de la ley universitaria para ampliar las modalidades de titulación. Finalmente, estamos constantemente buscando innovación, porque queremos hacer las cosas de manera diferente”, afirmó.
Expertos ofrecen sus propuestas
Jorge De Luise, presidente de la Asociación Educativa Convivencia en la Escuela, informó a El Comercio que, según los estudios realizados por la organización, 8 de cada 10 niños sufren de violencia escolar a nivel nacional. “Durante la pandemia, el ciberbullying creció considerablemente. Los niños no habían desarrollado las habilidades sociales que se forjan en la escuela, por lo que no sabían cómo enfrentar este tipo de violencia cuando regresaron a la presencialidad. Nosotros venimos desarrollando este foro desde hace cuatro años, con el objetivo de congregar a las universidades para impulsar programas e investigaciones al respecto”, comentó.
Respecto a las soluciones para mitigar los efectos del ciberbullying, De Luise precisó que es necesario trabajar en la educación emocional en las escuelas. “Es importante la parte cognitiva, pero también se deben manejar las emociones, desarrollar las habilidades socioemocionales necesarias para trabajar de manera colaborativa y tener la fortaleza y resiliencia que se requieren hoy en día. La idea es que los docentes fortalezcan estas competencias y se conviertan en agentes del cambio”, dijo.
Por su parte, Víctor Alejandro Smoly, director ejecutivo de la Organización Global de Prevención ante el Bullying (OGPAB) de Panamá, mencionó a El Comercio que el bullying siempre ha existido, pero anteriormente estaba “encapsulado”; sin embargo, con el tiempo se trasladó a las redes sociales. “El aislamiento social que vivimos en su momento hizo que los niños acumularan más agresividad. Después de estar encerrados, cuando volvieron a socializar, no fue tranquilo, sino muy violento”, comentó.
Smoly resaltó que el suicidio en menores de edad como consecuencia del bullying ha aumentado considerablemente. “En 2023, superamos los 260.000 suicidios relacionados con bullying a nivel mundial. Necesitamos encontrar soluciones. Nuestro objetivo es crear leyes o fomentar la creación de leyes, porque, si no tenemos normativas que protejan a los niños y sancionen a los colegios, esto no va a terminar nunca. Es necesario sancionar a las escuelas, docentes y padres que no están educando a los niños con valores. Debemos trabajar en equipo, uniendo a universidades, el Estado y las familias”, expresó.
Por otro lado, Richard Rubio, director del Centro de Educación Básica Alternativa Jorge Chávez de la UGEL 07 y exdirector de Gestión Pedagógica de Educación Básica y Técnico Productiva de la DRELM, mencionó a este diario que en la educación se aprende no tanto de lo que se escucha, sino de lo que se vive. “Aquellos que infringen la ley crecieron en un entorno donde probablemente recibieron una educación invertida. Y el fruto de esa educación alejada de una cultura de paz y tolerancia es lo que hoy los convierte en personas violentas. La escuela debe ser un centro donde no solo se hable, sino donde se conviva en espacios de armonía”, comentó.
“La escuela tiene que ser un centro de aprendizaje por modelaje. Es decir, los profesores deben cuidar las interacciones. A veces la violencia se manifiesta de una manera muy sutil, como el clasismo o las expresiones de menosprecio entre compañeros. La escuela debe enfrentar esta problemática de manera audaz. Gran parte del problema recae en los maestros”, agregó.
Uno de los representantes universitarios fue Juan Carlos García Vargas, vicerrector de la Universidad de Lima, quien expresó que la casa de estudios está atenta al tema del acoso escolar. “La universidad está preocupada por formar ciudadanos responsables y comprometidos con la sociedad. Todo lo que se inicia en la escuela va creciendo, y esos mismos estudiantes pueden llegar a la universidad y, eventualmente, dirigir el país. La idea es erradicar las prácticas violentas. Es fundamental promover una cultura de paz”, destacó.
“En este proceso deben participar el Ministerio de Educación, los colegios, las universidades y los padres de familia. Es necesario priorizar una educación que valore las diferencias sociales, étnicas, entre otras. Hay que fomentar la empatía hacia los demás, porque cada persona tiene su propia cultura. Tus derechos terminan donde empiezan los de los demás. Nuestra facultad de Comunicación cuenta con una cátedra UNESCO en Comunicación y Cultura de Paz, un reconocimiento que otorga la UNESCO a actividades que promuevan la buena convivencia. La comunicación es clave en estos casos”, enfatizó.
La Adjunta en Asuntos Constitucionales de la Defensoría del Pueblo, Elizabeth Zea, destacó a este diario la necesidad de que converjan las universidades, el Estado y la sociedad en su conjunto para sumar esfuerzos y construir mecanismos que permitan prevenir e identificar la violencia. “Desde la Defensoría, nuestra función es realizar supervisiones al Estado para asegurar su correcto funcionamiento. En este caso, llevamos a cabo supervisiones a nivel nacional en las instituciones educativas, abarcando todos los aspectos, pero uno de los más importantes es la convivencia escolar”, comentó.