El 13 de noviembre de 1983, Socos, Ayacucho, fue testigo inerte de una masacre en la que un grupo de sinchis torturaron y asesinaron con ráfagas de metralleta a 32 personas que celebraban una pedida de mano. La única sobreviviente tras denunciar los hechos fue acribillada poco tiempo después a balazos en su casa. El cruel aniquilamiento fue atribuido a un comando de Sendero Luminoso, pero testigos afirmaron que los responsables llevaban botas militares.
Considerado uno de los hechos más violentos ocurridos durante la época del terrorismo en el Perú, la masacre de Socos fue llevada a la pantalla grande en 1988 por el cineasta Francisco Lombardi, bajo el nombre de “La boca del lobo”, filme que marcó un hito en la historia del cine peruano, en especial el dedicado al periodo de violencia 1980-2000.
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El filme tuvo entre los roles principales a Gustavo Bueno,Toño Vega, José Tejada, Gilberto Torres, Berta Pagaza y Aristóteles Picho.
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Ambientada en el Perú rural y subdesarrollado, “La boca del lobo” ilustra la doble violencia vivida en nuestro país durante los años 80. Pese a su escaso presupuesto, el resultado fue el premio a la mejor dirección en el Festival de San Sebastián.
La película se estrenó en el Perú el 8 de diciembre de 1988 durante el gobierno de Alan García y un año después, llegó al Festival de cine de San Sebastián en España. En Francia fue estrenada el 25 de enero de 1989, y en Alemania la película se emitió por primera vez el 5 de julio de 1992.
SINOPSIS
Las fuerzas del orden peruanas toman el control de Chuspi, un pequeño pueblo de la zona de emergencia, asolado por Sendero Luminoso. Sin la estrategia ni el mando apropiado, Vitín Luna y sus compañeros deben enfrentarse a un ejército invisible que parece superior a sus fuerzas. Todo cambia con la llegada del oficial Iván Roca, estricto en la disciplina y casi brutal en el castigo, que se presenta como un hombre capaz de combatir la subversión hasta aniquilarla, y lo que hace es desatar una rueda de violencia.
EN SECRETO
Las primeras elucubraciones del filme apuntaban a que sería una historia de ficción, hasta que los guionistas Augusto Cabada y Giovanna Pollarolo decidieron retratar en sus apuntes lo ocurrido en Socos. La grabación se desarrolló en total hermetismo.
“Naturalmente, todo esto empezamos a trabajarlo en secreto, y con cierto temor, claro, era el gobierno de Alan García, quien tenía una relación ambigua, o al menos así lo percibíamos nosotros, con los militares. (…) Y en ese contexto hacer esa película podía ser una provocación, no sabíamos si el gobierno lo iba a ver con buenos ojos… en esa época existía la famosa Coproci, que podía darte el paso o no, darte el beneficio o no, había exhibición obligatoria entonces, son mecanismos que podían convertirse en una especie de censura”, señaló Cabada en entrevista con la revista “Contratexto” de la Universidad de Lima.
POSTURA CRÍTICA
La posición crítica del filme a las estrategias contrasubversivas provocó que sectores del ámbito político y social que pedían una mano dura en el conflicto, se pronunciaran.
“César Hildebrandt en su programa nos acusó de mostrar al ejército como una pandilla de salvajes, que es una película que favorece a la subversión, al senderismo, que denigra el esfuerzo de las Fuerzas Armadas”, argumentó Cabada.
EN LA MIRA
“La boca del lobo” no recibió en un principio el certificado de exhibición. La Comisión de Promoción Cinematográfica (Coproci) conservó la cinta y esta fue llevada primero a Palacio de Gobierno y luego al Ministerio de Defensa. Luego de una semana, Francisco Lombardi fue citado al Ministerio de Defensa donde se reunió con algunos generales.
“Y entonces a la semana me llamaron a mí, a este ministerio, y tuve una reunión con unos generales (…) la reunión fue una reunión relativamente cordial, digamos, no fue una amenaza ni una presión, hubo una sugerencia. La sugerencia era que la película no era conveniente darla en ese momento y que me solicitaban que postergara el estreno de la película”, refirió el cineasta a “Contratexto”.
A continuación, Susana Bamonde, productora ejecutiva de “La boca del lobo”, brinda otros alcances sobre el controvertido filme peruano:
TOTAL HERMETISMO
“Por lo difícil del tema, todos estábamos comprometidos, no comentábamos nada, porque de repente podían parar las grabaciones, ya que la policía presionaba para que no se haga. Felizmente no hubo acciones más directas, ni publicidad. Había total hermetismo”.
DESCARTA AMENAZAS
“La zona de la sierra de Tacna no estaba tomada por Sendero, por eso tuvimos la suerte de que nunca nos fastidiaron, no hubo amenazas. La gente nos decía que tengamos cuidado porque hacer una película de esa naturaleza nos podía costar caro, pero nada nos importaba. No teníamos miedo a nada, linda juventud”.
ADRENALINA PURA
“'La boca del lobo’ hizo historia, el mundo entero la vio. Han pasado 32 años desde su estreno y la gente aún sigue hablando de la película. Cada vez que me invitan a dar alguna charla en una universidad, me preguntan sobre la película. Era adrenalina pura, cuando grabábamos siempre estaba el terror y la amenaza de que algo podía pasar”.
APOYO POLICIAL Y DEL EJÉRCITO
“El ejército nos prestó 70 camas y los camiones que aparecieron al inicio de la película. La policía nos prestó un helicóptero y nos ayudó con el manejo de las armas, sobre todo para la escena en la que el teniente Iván Roca (Gustavo Bueno) y Vitín Luna (Toño Vega) se enfrentan. En cada disparo había el temor y la tensión de que pudiera escaparse una bala. Muy buena actuación de ambos”.
HECHO FORTUITO
“La idea con el helicóptero era que baje en el centro de la plaza para que el teniente ingrese directo a la comisaría, pero el aire que generan las hélices hizo que las calaminas de los techos volaran. Todos salimos disparados, nos tuvimos que ir a grabar a otro lado, a un cerro que estaba algunas cuadras más allá”.
COMPLICACIONES
“La escena en la que matan a una vaca fue una de las más complicadas porque debía caer de un supuesto disparo, pero no caía por nada, intentamos jalarla entre seis personas y ni la movimos. Al día siguiente traje un veterinario para que nos ayudara. Él le puso una inyección y al segundo la vaca cayo dormida”.
LOCACIÓN
“Fue difícil encontrar locación porque casi todas las provincias del Perú estaban tomadas por el terrorismo. En esa época Pancho y Giovanna Pollarolo viajaban a Socos para buscar un lugar, pero todo era peligroso. Entonces, propuse hacerlo en Estiqui, un pueblo en Tacna que albergaba a 36 familias. Había estudiado en Tacna y el alcalde de aquel entonces era mi amigo. Nos ayudaron bastante, nos prestaron una escuelita para que nos sirva de comisaría”.
EXTRAS
“A los actores principales los llevamos desde Lima y convocamos a dos actores de la escuela de teatro de Tacna. Las demás personas que aparecían en la película eran del pueblo, participaron las 36 familias, fue bonito porque el día que mostramos imágenes de las primeras grabaciones, se emocionaron, nos decían: ‘La foto se mueve’. De esa frase nunca me olvido, fue increíble, esa gente no conocía la televisión".
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